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Zafra.Badajoz

La vida social de esta ciudad monumental, capital del sur pacense, gira en torno a dos plazas: la Grande y la Chica.

Son dos burbujas urbanas, porticadas y contiguas, llenas de casas enjalbegadas, palacetes, balcones de forja, soportales y terrazas al aire libre donde locales y forasteros aprovechan cualquier rayo de sol para disfrutar de una buena tertulia y un buen aperitivo.

zafra

Se la ha llamado «Sevilla la chica», pero tiene suficiente entidad como para no necesitar la comparación. Su monumentalidad y su importancia no deberían de asombrar a quien conozca su evolución y la razón de su ubicación.

Zafra fue desde época romana una parada intermedia en la calzada empedrada que unía dos grandes capitales, Sevilla y Mérida. Y esa condición de cruce de caminos jugó a su favor.

La ciudad fue creciendo y pasó de ser una humilde mansio romana a una urbe amurallada tras la Reconquista, en la que se celebraban importantes mercados y ferias de ganado (el de San Miguel, a finales de septiembre y primeros de octubre, se lleva celebrando ininterrumpidamente desde el siglo XV y es un acontecimiento anual en la ciudad).

En el reparto que vino después de la expulsión de los musulmanes, Zafra le tocó a la familia Suárez de Figueroa, que con el tiempo terminarían por ser duques de Feria.

La nombraron capital administrativa de su ducado y en 1437, el segundo duque de Feria ordenó levantar un gran alcázar-palacio, el enorme y altivo edificio de planta cuadrangular que aún hoy preside el casco histórico, con una torre del Homenaje de 29 metros de altura y 12 metros de diámetro, hecha para reflejar a lo grande el poderío de los duques de Feria.

El edificio aguantó bien los envites del tiempo y tras una conveniente remodelación aloja ahora el parador de turismo.

La Chica es la plaza medieval por antonomasia, el centro comercial donde se celebraban mercados y ferias y al que se asomaban la mayoría de comercios de la ciudad.

plaza chica

La Plaza Grande corresponde a la gran ampliación del siglo XVI, cuando el comercio floreciente hizo crecer también los perímetros de la ciudad.

plaza-chica

Es la Plaza Mayor de Zafra, de una belleza rutilante, con sus fachadas de dos y tres pisos encaladas y punteadas de forma simétrica por balcones con barandillas de forja, todo sujeto por bellos arcos de medio punto.

Monfragüe.Cáceres

Monfragüe es un símbolo del despropósito humano y de la necesidad de conservación.

Toda esta comarca ribereña del río Tajo a su paso por la provincia de Cáceres estuvo ocupada desde la Alta Edad Media por un espeso bosque de especies mediterráneas: encinas, quejigos y alcornoques, unidos por un espeso matorral de madroños, lentiscos, brezos, labiérnagos, jaras y aulagas en cuyas profundidades un ciervo podía esconderse sin ser descubierto por los predadores.

monfrague

Tan tupido era este bosque que ya los romanos lo llamaron mons fragorum(monte denso), de donde deriva su topónimo actual.

Pero a finales de la década de 1960 y durante el decenio siguiente los estrategas forestales e hidrológicos del franquismo arrasaron y aterrazaron miles de hectáreas para la construcción de las presas de Torrejón y Alcántara y, sobre todo, talaron quejigos y alcornoques para plantar eucaliptos y pinos con objeto de obtener una rápida producción de celulosa.

El desastre fue contenido en 1979 con la declaración de Monfragüe como parque natural.

Hoy Monfragüe, elevado a la categoría de parque nacional, constituye una de las manchas más extensas y bien conservadas del bosque mediterráneo original. Las casi 18.000 hectáreas protegidas se extienden en un rectángulo de unos 30 kilómetros de largo paralelo al río Tajo, entre el Salto del Gitano y la localidad de Casas de Miravete, aunque el bosque mediterráneo relicto solo se conserva en la ladera norte de la sierra de las Corchuelas.

sierra de las corchuelas

Casi toda la superficie de esta ladera está declarada reserva integral y no puede ser visitada, pero una porción muy representativa de ella permanece abierta a todos aquellos que deseen internarse a pie por la auténtica selva mediterránea.

Por ella discurre un sendero, que asciende también a la atalaya que domina el parque, el castillo de Monfragüe.

El castillo es probablemente heredero de un fortín romano, pero la base de la actual fortaleza data de la época musulmana.

Desde este punto, si miramos al oeste, en paralelo al Tajo por su ribera izquierda, se ve la mancha verde oscura de 30 kilómetros de longitud de la reserva integral de Monfragüe, la zona de mayor valor ecológico del parque. Hacia el sur, la dehesa se pierde en el horizonte.

Casco antiguo de Cáceres

Cáceres es una ciudad que debe su origen a una carretera. Igual que las castellanas Salamanca o Zamora, esta urbe extremeña nació para dar servicio a las legiones romanas, a los comerciantes y a los viajeros que se movían de norte a sur y viceversa por la calzada XXIV, lo que ahora conocemos como «Vía de la Plata».

caceres

Era una más de las muchas mansio que Roma construía cada 25 o 30 kilómetros en su red viaria a modo de estación de servicio o gasolinera de la Antigüedad.

Pero la capital cacereña ni ha conservado demasiadas evidencias romanas ni ha pasado al catálogo del Patrimonio de la Humanidad por aquella época, sino por otra posterior: la Baja Edad Media.

Terminada la Reconquista, familias nobles del norte peninsular se trasladan a la plaza recién tomada a los árabes para levantar allí sus mansiones.

El rey facilita la labor concediéndoles enormes extensiones de terreno para la agricultura y la ganadería.

En apenas 200 años el casco viejo de Cáceres adopta casi la misma fisonomía que hoy conocemos.

La muralla almohade se respeta y algunos de sus torreones, como el de Bujaco, se refuerzan y mejoran. Los palacios van tomando cuerpo y las iglesias se superponen en los solares de las viejas mezquitas.

museo_aljibe_caceres

Aunque la guerra con los musulmanes queda ya lejos en el tiempo, las rivalidades entre las diferentes familias nobles van en aumento y las casas nobles se construyen con un amenazador aire militar que todavía da a Cáceres el aspecto de una enorme fortaleza.

El cogollo monumental cacereño corta el aliento al visitante. Pocas capitales españolas presentan tal unidad de criterio y armonía en sus líneas como este espacio privilegiado.

plaza mayor

En la plaza de Santa María, la luz anaranjada de las farolas, que recuerda la de las viejas antorchas, ilumina la fachada románica de la concatedral, mientras que las sombras de los escasos visitantes a esas horas se pierden por la Cuesta de Aldana.

Y el palacio de los Golfines de Abajo, la Cuesta del Marqués, la judería vieja o la plaza de San Jorge sueñan en el silencio de la noche con tiempos pasados en que el bullicio y el mercadeo se apropiaban de estos viales de piedra.

Arco romano de Cáparra.Cáceres

Los viajeros que llegan al valle del Ambroz por la Vía de la Plata, la ruta jacobea que sigue la estela de las calzadas romanas entre Hispalis (Sevilla) y Asturica Augusta (Astorga), suelen quedarse totalmente admirados ante la visión de un enorme arco tetrapilón que se levanta en medio de la nada.

Es el vestigio más llamativo que nos legó la ciudad romana de Cáparra, quinta mansio de la calzada XXIV (que enlazaba Mérida con Astorga) y que llegó a tener una extensión de entre 14 y 16 hectáreas, amén de notables edificios, entre ellos un anfiteatro y dos grandes templos. Un puente sobre el río Ambroz, aún en uso, la unía al resto de la comarca.

arco romano de caparra

No es habitual ver restos que levanten más de un palmo en los yacimientos romanos. Por ello este magnífico arco cuadriforme o tetrapilón que daba acceso a la urbe y que se ha conservado milagrosamente en el tiempo, se ha convertido en el emblema de la Vía de la Plata.

Tiene casi 9 metros de altura y cuatro pilones de sillares graníticos que soportan otros tantos arcos de medio punto cubiertos por una bóveda de arista.

Las excavaciones a su alrededor han sacado a la luz buena parte de la ciudad romana y un tramo de la Vía de la Plata original a su paso bajo el arco, que coincidía con el Decumanus, una de las dos arterias principales de toda ciudad romana.

A ambos lados de la calzada se levantaban tiendas, tabernas y negocios de todo tipo, tal y como sucede hoy con las carreteras nacionales.

El Centro de Interpretación de la Ciudad Romana de Cáparra, abierto en uno de los laterales de la excavación, muestra mediante paneles, fotografías y vídeos una recreación virtual de cómo fue la ciudad.

Especialmente recomendable es el vídeo en el que se exhibe una idealización en tres dimensiones de cómo eran y cómo se organizaban estas primeras grandes urbes de la península Ibérica.

arco romano de caparra2

Casi todos los historiadores coinciden en señalar que Cáparra ya fue un asentamiento vetón anterior a la llegada de los romanos.

Su privilegiada situación hizo que los nuevos señores de la Península lo sometieran y mejoraran.

Mérida.Badajoz

Alguien la definió como «la Roma hispana», un término un tanto pomposo. Aunque bien pensado, Emerita Augusta, la antigua capital de la Lusitania, actual capital de Extremadura, tiene elementos suficientes para considerarse, si no una Roma en miniatura, al menos una de las grandes ciudades europeas de la Antigüedad.

mérida

Fue mandada construir por el emperador Augusto a orillas del Guadiana en el 25 a.C. para darles tierra y hogar a los legionarios licenciados (eméritos, de ahí el nombre de la localidad) que habían luchado en las campañas del norte contra cántabros y astures.

Una de las primeras construcciones de la urbe fue el soberbio puente sobre el Guadiana sustentado por 60 arcos y cuya solidez y elegancia aún hoy impresionan.

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A quienes deambulan por las calles blancas y soleadas del centro urbano le asalta en cada rincón, en cada esquina, una evidencia de aquella civilización que sentó las bases del mundo moderno: una columna, un miliario, un trozo de foro.

Uno de los más sorprendentes es el templo de Diana, un gran recinto religioso que ha llegado bastante intacto hasta nuestros días porque una familia noble de la ciudad construyó en el siglo XV una mansión palaciega aprovechando lo que quedaba del viejo templo.

El resultado: hoy podemos contemplar un palacio renacentista entre un bosque de columnas corintias en mitad de una ciudad extremeña.

Pero la joya de Mérida es el conjunto del teatro, el anfiteatro y el circo. Es un recinto soberbio dedicado al ocio y las artes escénicas ordenado construir por el cónsul Marco Agripa en el año 18 a.C.

La escena del teatro que ahora vemos fue reedificada por Trajano y finalizada en tiempos de Adriano, en el 135 d.C. El viajero actual se maravillará ante la gigantesca cávea, enorme para un teatro «de provincias», con 87 metros de diámetro y capacidad para 5.500 espectadores que ahora acoge cada verano un festival de teatro clásico. En el anfiteatro cabían 14.000 espectadores.

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Para entender mejor la planimetría perfecta de la ciudad clásica, que se sigue copiando 20 siglos después, hay que acercarse hasta el Museo Nacional de Arte Romano, obra del prestigioso arquitecto Rafael Moneo.

Teatro romano de Regina.Badajoz

A veces, los pequeños rincones deparan grandes sorpresas. Perdido en un extremo poco explorado de la campiña pacense, a poco más de kilómetro y medio del pueblecito de Casas de Reina, aparece en mitad de la nada un soberbio teatro romano.

teatro romano de regina

No es tan grande como el de Santiponce ni tan famoso como el de Mérida, pero su emplazamiento tan maravilloso en mitad de la campiña, a modo de un espejismo en piedra, impresiona tanto o más como la vista de esos otros recintos consagrados en las guías turísticas.

El teatro forma parte de la antigua ciudad romana de Regina, una urbe próspera que creció sobre todo a partir del siglo I gracias a las riquezas que generaban unas minas cercanas y asimismo a la proximidad de la Vía de la Plata. Fue excavado a partir del año 1978 y tenía capacidad para acoger a 1.200 espectadores.

Jerez de los Caballeros .Badajoz

Los caballeros templarios anduvieron por estas tierras hace ya mucho tiempo (hasta la disolución de la orden en 1312), pero su impronta y su nombre aún perduran en torno a esta ciudad, menos promocionada que otras por su ubicación en el remoto sur montañoso de Extremadura.

Jerez de los Caballeros es una ciudad de iglesias y conventos, de pequeños rincones y callejuelas donde se mezcla lo popular y lo sacro.

jerez de los caballeros

Pero es sobre todo una ciudad de campanarios barrocos, que despuntan sobre el caserío como rascacielos de barro cocido. La saga templaria todavía puede entreverse en el castillo y en la torre Sangrienta. Tierra de buenos jamones, es también célebre por su Semana Santa.

Monasterio de Tentudía .Badajoz

El pueblo de Monesterio es la puerta sur de la Vía de la Plata en Extremadura.

Ocupa una posición estratégica al final de un pequeño puerto de montaña en el linde entre Andalucía y Extremadura, en el que se cobraba el portazgo a los antiguos viajeros.

monasterio de tentudía

Una carretera lleva hasta el monasterio de Tentudía, en el término municipal de Calera de León.

El claustro del monasterio es una de las joyas mudéjares de la Vía de la Plata. Fue levantado en los albores del siglo XVI para ampliar y mejorar la ermita original, mandada construir por Pelay Pérez Correa, señor feudal de la comarca, en recuerdo de la victoria en la batalla de Tudía a mediados del siglo XIII.

También tiene un valor inestimable el retablo mayor, una bella obra de la azulejería sevillana fechada en 1518, en la que se mezclan el estilo mudéjar y el renacentista.

Murallas de Galisteo . Cáceres

La muralla más sorprendente de toda la Vía de la Plata en Extremadura rodea este pequeño pueblo de Cáceres, a orillas del río Jerte.

Galisteo es una localidad de orígenes inciertos a la que en época musulmana se dotó de una muralla de canto rodado de 3 metros de espesor y hasta 11 de altura. Hay quien sostiene su origen romano, pero los datos más fiables apuntan a que fue construida por los almohades.

murallas de galisteo

Su perímetro circular envuelve todo el pueblo y cuenta con cuatro puertas de acceso. En su interior se despliega un casco urbano con algunos de los más atractivos detalles de la arquitectura mudéjar extremeña.

La torre de la Picota, que constituye el último vestigio de la fortaleza que defendía el cerro, ha sido restaurada y permite la subida hasta los pisos superiores, desde donde se obtiene la mejor vista de Galisteo, su vega y el puente medieval sobre el río Jerte.

Judería de Hervás . Cáceres

Además de por ser uno de los pueblos que mejor ha sabido conservar la arquitectura popular de la montaña cacereña, Hervás merece una visita por su famosa judería, un laberinto de calles frescas y retorcidas donde residía su comunidad hebrea.

El estilo constructivo tradicional de balcones voladizos y fachadas con vigas de madera a la vista han pervivido en la judería de Hervás como en ningún otro lugar de la sierra extremeña.

juderia de hervas

De las 45 familias de artesanos y comerciantes judíos que había en el pueblo en 1492, 14 se marcharon tras la orden de expulsión de los Reyes Católicos; las restantes se convirtieron a la fuerza. También sobresalen en Hervás algunas casas señoriales, como el palacio de los Dávilas o el ayuntamiento.

palacio de los davilas

Campamento romano de Cáceres el Viejo . Cáceres

Durante la época romana, 5.500 legionarios descansaban, entrenaban, deambulaban o restañaban sus heridas en este gran espacio a las afueras de Cáceres, de superficie similar a 24 campos de fútbol y rodeado por una muralla de 4 metros de espesor.

campamento romano de caceres el viejo

Era Castra Caecilia, el campamento levantado por el general Cecilio Metelo en el año 80 a.C. durante la campaña contra el también general romano rebelde Sertorio, que se había levantado contra la dictadura de Sila en Roma.

De la unión de este «campamento de Cecilio» y de un poblamiento romano posterior llamado Norba Caeserina nacería el Cáceres que ahora conocemos. El Campamento Romano de Cáceres el Viejo ha sido excavado y puesto en valor para las visitas turísticas.

Puente de Alcántara . Cáceres

A comienzos del siglo I, el ingeniero romano Cayo Julio Lacer recibió el encargo de construir un vado que salvara los 214 metros de anchura del Tajo a la altura de lo que hoy es la localidad de Alcántara.

Estaba en juego la mejora de las comunicaciones en Lusitania. Así nació el soberbio puente de Alcántara, una de las mejores y más elegantes infraestructuras de la red viaria que Roma creó en Hispania.

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El puente daba servicio a la calzada entre Norba Caeserina, hoy Cáceres, y Conimbriga, cerca de la actual Coimbra.

Está formado por seis majestuosos arcos, soportados por cinco pilares rectangulares. En el centro de la calzada, de 8 metros de anchura, se alza un arco de triunfo que magnifica más ese carácter imperial con que le dotaron sus creadores.

Ya los árabes lo llamaron Al Qantarat, «el puente», porque es difícil encontrar otro puente romano tan singular.

Valle del Jerte . Cáceres

Este hermoso valle es blanco, del blanco de los cerezos en flor. Pero aunque no se vaya en esas efímeras y concretas fechas, cuando los miles de cerezos del valle lo cubren de una especie de nieve primaveral, el Jerte sigue siendo igual de atractivo.

valle del jerte

Plasencia, con sus dos catedrales, es la puerta de entrada al valle. Desde allí se va remontando el cauce hacia el puerto de Tornavacas, dejando a ambos lados pueblos blancos, dedicados desde siempre a la agricultura, la ganadería y la recogida de madera y castañas: Piornal, Navaconcejo o Cabezuela del Valle son lugares donde, a pesar de los desmanes, la arquitectura tradicional ha sobrevivido al desarrollo.

valle del jerte

En la garganta de los Infiernos hay pozas y saltos de aguas.

Trujillo . Cáceres

Esta ciudad monumental cacereña ha pasado a la historia por su más célebre paisano, Francisco de Pizarro, un cabrero que terminó metido a conquistador del Nuevo Mundo.

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Pero, sin necesidad de la ayuda de su vecino universal, que por cierto está inmortalizado en una gran estatua ecuestre en la Plaza Mayor, Trujillo tiene encantos suficientes para una larga visita.

Su casco histórico es un catálogo acorde con su dilatada historia dentro del reino de Castilla.

Sus muchos palacios (de los Orellana-Pizarro, de los Duques de San Carlos, del Marquesado de Piedras Albas, la casa fuerte de los Altamirano, el palacio de Chaves), sus muchas iglesias, el viejo castillo o los restos de murallas son fruto de las riquezas que llegaron del otro lado del Atlántico.

Aquí nació también Francisco de Orellana, primer europeo que vio el Amazonas.

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