Desde la antigüedad se combinan en lo que hoy conocemos como Vegas Altas tres factores que determinan su realidad: su
ubicación geográfica, que la convierte en punto clave de las comunicaciones entre el sur y el interior peninsular;
la necesidad de controlar política y militarmente estas comunicaciones; y la capacidad agrícola de la zona.
Por su situación geográfica y la fertilidad de sus suelos, la comarca de Vegas Altas es el resultado de la superposición incesante de
pueblos y culturas.
Fruto de esa concatenación de gentes y civilizaciones son las pinturas rupestres de la sierra de Pela, el ídolo
calcolítico de Rena, los hallazgos de la Edad del Bronce en Orellana,
las tumbas antropomorfas de La Haba, los vestigios celtas de
Los Ranchos (Villanueva de la Serena), los yacimientos orientalizantes de Medellín, Gargáligas y Mengabril, las más de cien
villas romanas documentadas al norte y al sur del Guadiana (La Majona, en Don Benito, es una de las mejor conocidas), el
tesoro visigodo de El Turuñuelo, el aljibe hispano-musulmán de la
patria chica de Hernán Cortés, castillos medievales,
iglesias renacentistas y las innumerables realizaciones del pasado siglo
XX, entre las que, sin duda, cabría destacar la fundación
de diecisite pueblos nuevos.
Dos mil años antes, este territorio entra en la historia con la fundación de Metellinum
(Medellín), la primera ciudad romana a
orillas del río Guadiana. Su valor estratégico ha sido uno de los
factores más influyentes en el devenir histórico del conjunto de una
comarca cuyo territorio actual viene a coincidir, en su parte occidental
con el antiguo Condado de Medellín, y en su parte oriental con
un importante sector de los antiguos dominios de la Orden de Alcántara,
relacionados con el partido de La Serena.
Si entre los muros del castillo de Medellín se oyeron voces tan
renombradas como las de Juan Alfonso de Alburquerque (aliado de
Pedro I el Cruel), el infante Don Sancho de Castilla, la aguerrida
Beatriz Pacheco o el mismísimo Hernán Cortés, en la parte
alcantarina de la comarca acontecen hechos históricos de primera
magnitud, como la reunión que los maestres y comendadores de las
órdenes de Alcántara, Santiago y Calatrava celebran en La Casa de la
Tercia de Villanueva de la Serena para firmar una carta de
hermandad en apoyo de Alfonso XI (un niño de dos años entonces).
En el deslinde de las dos jurisdicciones se habían de configurar durante la Edad Media los centros urbanos
más importantes de la zona:
Don Benito y Villanueva de la Serena, hoy dos de los primeros núcleos
industriales, comerciales y administrativos de la región, con un
entorno donde los olivos, las vides, las higueras, el trigo y el centeno
han dejado paso, en gran medida, a la riqueza que supone
el regadío.
Vegas Altas, la comarca extremeña de regadío por excelencia, conserva áreas de gran valor medio medioambiental,
como
la sierra de Pela, los entornos del embalse de Orellana, las dehesas de
la zona centro, las sierras del sur (Manchita-Cristina-Don
Benito), así como ríos poco alterados (Ortigas y Guadámez, por ejemplo),
que muestran formaciones vegetales mediterráneas asociadas
a la encina y al matorral, donde viven especies zoológicas de gran
interés ecológico y económico.
El espíritu de las artes, las letras, la cultura y el humanismo adquiere
cuerpo en la figura de Juan de Zúñiga, último maestre
alcantarino, quien se retiró a Villanueva con un selecto grupo de
pensadores y sabios, como el jurista Gutiérrez de Trejo, el
astrólogo Abraham Zacuth, el músico Solórzano y Antonio de Nebrija,
quien, en la última década del siglo XV, habría de escribir aquí,
a caballo con Zalamea, la primera gramática de la lengua castellana.
Poco más tarde, los nombres de Hernán Cortés y Pedro de Valdivia
están en boca de todos y son muchos los que aspiran a emular sus gestasal otro lado del Atlántico.
Fue aquélla una generación de conquistadores, aventureros y colonizadores de nuevos mundos.
Una generación que,
ni en sueños, podía imaginar que, cuatro siglos después, la tierra a
conquistar y colonizar había de ser, precisamente, la que ellos habían
dejado atrás.
Acedera
Se sitúa a la altura de las dos Orellanas, más adelantada aún que
Navalvillar de Pela en dirección a Villanueva de la Serena como pórtico
de la Siberia. Como emplazamiento ocupa un cerro que domina las suaves
ondulaciones del entorno,asomándose al río Gargáligas.
Monumentos
Cristina
Cristina es un reducido enclave campesino situado en las proximidades de
Guareña, de la que dependió tradicionalmente como aldea dentro de la
jurisdicción del Condado de Medellín.
Monumentos
Don Benito
Se sitúa entre el extremo oriental de La Serena y las Vegas Altas del
Guadiana, en una de las zonas más ricas de Extremadura. Junto con
Villanueva de la Serena, de la que la separan tan sólo 5 km., forma uno
de los focos demográficos y ecónomicos más potentes de la región. Su
auge actual hace de Don Benito uno de los enclaves más señalados de la
vertebración presente y futura de la región extremeña.
La población fue fundada, según la tradición, a
mediados del siglo XV, a partir del enclave próximo de Don Llorente.
Las razones de su creación fueron establecer un asentamiento en
lugar mejor resguardado que el originario de las continuas inundaciones
del Guadiana, y de mayor protección frente al vasallaje de los
Condes de Medellín, de cuyo Señorío dependía
el lugar como aldea.
La versión legendaria sostiene que, en fecha no determinada, dos
hijos de dicho Conde, llamados Don Llorente y Don Benito,
fundaron sobre terrenos que su padre les había donado dos aldeas a las que bautizaron con sus mismos nombres.
Mas, sufriendo la de Don Llorente continuas inundaciones por encontrarse muy próxima al
Guadiana, sus moradores acordaron trasladarse a la de Don Benito, situada en terreno más propicio.
Algunas interpretaciones hacen de Don Benito un rico labrador, e incluso un indiano; o de los dos hermanos,
vasallos que deseaban eximirse del dominio de Medellín.
Monumentos
En el aspecto morfológico, el centenar de calles de 1850 se ha
multiplicado hasta completar una trama urbanística muy desarrollada,
en la que proliferan avenidas espaciosas, hermosas plazas, atractivos
parques y jardines, modernos tejidos de grandes edificaciones, e instalaciones
y equipamientos de todo orden.
El centro neurálgico de la ciudad continúa siendo su
amplia y bien cuidada Plaza de España, en parte porticada,
en la que se levantan como hitos más señalados el Ayuntamiento
y la
iglesia parroquial de Santiago.

En su centro, sustituyendo a una antigua fuente tradicional, se alza
un significativo conjunto escultórico obra de Enrique Pérez
Comendador, titulado
"Homenaje al Guadiana", en el
que se simboliza la conexión de la ciudad con la tierra que ,
fecundada por el río, constituye la base de su prosperidad y
riqueza. Hasta tiempo no muy lejano en esta plaza desembocaba el llamado
"Arroyazo", sobre el que se formó la calle de
este nombre.
El Ayuntamiento, hoy situado en las antiguas instalaciones del Banco
de España, sobre la zona de soportales, ocupó hasta hace unas
décadas parte del viejo convento de monjas agustinas de Ntra. Sra. De Gracia, que fue cedido en 1842 para tal fin.
Anejo al edificio municipal, y ocupando el primitivo cuartel de las Milicias Urbanas, se erigió a comienzos
de esta centuria el mercado de abastos. Antes de en ese punto, el Ayuntamiento
estuvo alojado en las traseras del actual, ocupando la casa del Conde de
Granda, en la calle de este nombre; y antes aún, en la de la Cilla,
no lejos de la Casa de la tercia o Pósito.
Hito sobresaliente resulta la iglesia parroquial de Santiago,
obra de gran cuerpo originaria del siglo XVII.
Su fachada es de severo estilo herreriano, ejecutada en sillares, con
portada clasicista de elegante diseño, cuya estructura recuerda
muy directamente la de la vecina Santa María de Guareña,
lo que sugiere la posible participación en ella del maestro Gil
de Hontañón.
También cuenta con somera torre reconstruida en el siglo pasado.
Al parecer en otro tiempo lucieron sobre esta fachada las estatuas de
los legendarios Don Llorente y Don Benito, fundadores de la población.
Las portadas laterales, realizadas en 1570 y 1598, son semejantes entre
sí, con arcos de medio punto, columnas laterales y frontón,
luciendo sobre la de la Epístola el escudo del Cardenal Mendoza.

Más moderna y modesta es la iglesia parroquial de Santa María,
obra de sencilla resolución,con fachada de telón escasamente
decorada, torre lateral rematada en chapitel e interior de tres naves
con planta de cruz latina. Iniciada en 1881 bajo el mecenazgo de Doña
Consuelo Torres, fue consagrada en 1896, siendo su artífice principal
el cantero villanovense López Madera.
De modesta apariencia también, pero de notable interés
histórico, es la ermita de San Sebastián, de
la que se dice fue la primera parroquia dombenitense.
A las afueras se encuentra el santuario de Ntra. Sra. De las Cruces,
Patrona de la ciudad, a la que el vecindario acude el Lunes de Pascua. De proporciones
muy reducidas y variada composición es la ermita de Guadalupe, capilla
que fue del antiguo hospital de San Andrés y San Sebastián. Otras
ermitas fueron las de San Gregorio y la Piedad.
En un apreciable intento de rescatar elementos de las raíces tradicionales,
hace unos años se acometió por iniciativa popular la recuperación
del monumento del Cristo Redentor, situado en otro tiempo en el ámbito
de la ermita de las Cruces y desaparecido también en 1936. El hito era
conocido familiarmente como "el Santo Jabero", por estar
rodeado de campos de habas.
En el terreno de las construcciones civiles deben señalarse el
Colegio Claret y el anfiteatro llamado de las escuelas del
Ave María, en el que llama la atención su poderosa fachada de inspiración clasicista.
Algunas muestras, cada vez menos, de las viejas casas solariegas de la hidalguía local, perduran
en la plaza y en las calles Arroyazo, Carrera, Consuelo Torres, Donoso
Cortés y otras, algunas luciendo los blasones de los Anaya, Campos,
Calderón de Robles, Morales, Peraltas, Granda, Quirós y
otros linajes. También se mantienen interesantes realizaciones
de la arquitectura aclecticista y modernista, como la que perdura en la
calle Groizard número 8.
Acontecimiento y realidad inseparable ya de Don Benito son las instalaciones
de FEVAL, que conectando con la tradición agraria de la población,
constituye en la actualidad la mayor expresión de su modernización
y auge expansivo.
Se trata ésta de una importante iniciativa surgida bajo el propósito
de dinamizar la promoción económica de las empresas y producciones
locales y comarcales, facilitar el acceso a las nuevas tecnologías
y la apertura de nuevos canales de comercialización.
A tal efecto la Institución Ferial de Extremadura desarrolla una importante
labor a través de sus constantes muestras y actividades, contando para
ello con unas amplias y cada vez mejor dotadas instalaciones.
En su calendario anual se insertan cinco importantes certámenes:
- FIAL. Feria Ibérica de la Alimentación.
- FICON. Feria Ibérica de la Construcción.
- Edición General de FEVAL.
- Feria Internacional de la Apicultura.
- AGROEXPO. Feria Internacional del Suroeste Ibérico.
Es famosa en Don Benito la artesanía de metales, cuchillería
y navajería principalmente; igualmente son sobresalientes
los trabajos de forja y herrería.
También hay reconocidos artesanos de
Hilos y telas: bordados, encajes, y ganchillo
Madera: carpintería, ebanistería, tallas de
madera y restauración y decoración de muebles.
PESCA
En el tramo del Guadiana no embalsado, en el partido judicial de las Vegas
Altas, de la que forma parte Don Benito, los pesacadores pueden
disfrutar de la pesca de variadas especies tanto autóctonas -barbo
común, carpa, boga, carpín- como otras especies
foráneas como el black-bass y lucio.
Guareña
Se trata de una población de llano de
considerable entidad y carácter predominantemente agrícola que ocupa el
extremo más occidental del ámbito dombenitense.
En su economía, de tradición secularmente campesina destaca la
producción de vino, aceite y cereales. Sus naturales son conocidos por
el apelativo familiar de piporros.

Los antecedentes del asentamiento parecen remontarse a época prehistórica,
contándose con testimonios que evidencian su existencia en las
etapas romana, visigoda y árabe. Algunas fuentes la consignan ya
en el siglo XIII bajo la denominación actual.
En el XV los Reyes
Católicos le otorgaron la consideración de "Leal",
eximiéndola de la Orden de Santiago a la que pertenecía.
Más tarde pasó a integrarse en el Condado de Medellín
bajo el Señorío del Conde de Santisteban y finalmente, ya
en el XVIII, en el Ducado de Medinacelli. En lo administrativo se hallaba
incluida en la provincia de Trujillo, dependiendo en lo eclesiástico
de la Diócesis de Plasencia.
En lo morfológico y en su naturaleza general, sin dejar de presentar
importantes aspectos evolutivos que evidencian su transformación en época
moderna. Guareña continúa distinguiéndose como un núcleo
fundamentalmente campesino, resultando uno de los centros más representativos
de la región en no pocos aspectos y testimonio particularmente expresivo
de múltiples facetas de la personalidad secular más característica
de Extremadura.
En el aspecto urbanístico el núcleo más antiguo
se focaliza en torno a la iglesia parroquial y el Ayuntamiento,
hitos que, según fórmula no habitual, aunque próximos, presiden plazas diferentes.

En esa zona se sitúan calles
pintorescas de nombres significativos, como Cuesta, Santa María,
Derecha, Cuatro Esquinas, y hasta una llamada Castillejos,
que parece indicar la existencia pretérita en ese ámbito
de algún elemento fortificado del que hoy no se tiene constancia.
Otros hitos religiosos de interés, aunque de presencia más modesta,
son el antiguo convento de monjas dominicas situado en la Plaza Vieja,
con preciosa portada granítica a la que sirve de timbre un gran blasón
episcopal; y la ermita de San Gregorio, de recoleto atrio porticado sostenido por columnas con capiteles visigóticos.
En la misma plaza donde se halla esta ermita se alza el monumento que Guareña dedicó en 1.977 a
Don Juan Durán Palomar, pequeño busto en bronce sobre pedestal
de granito.

y de Luís Chamizo

Entre los edificios institucionales resalta la Casa Consistorial,
obra originaria del siglo XVIII a la que en 1.925 se añadió el piso superior.
Su fachada, de elegante traza clasicista, presenta arquería granítica, balconada, potente cornisamento y ostentoso ático.
Su arquitectura, de severo gusto herreriano, hace del edificio una de
las muestras de su especie más señaladas de la región.
Por delante de ella se abre una hermosa plaza, recientemente remodelada
con dudoso gusto, en la que resulta especialmente detonante por su desconexión
ambiental la fuente moderna instalada en sustitución de la del
siglo XVII que allí existió en otro tiempo.
La Haba
Se halla entre Don Benito, Villanueva y Magacela, sobre un ámbito
típicamente representativo del Partido Judicial, compuesto por dehesas y
pastizales.
El núcleo, fundado
a principios del siglo XIV con el nombre de Aldehuela,
por el Maestre Gonzalo Pérez Gallego, perteneció a la Orden
de Alcántara como aldea de Magacela, alcanzando en 1660 su
autonomía como Villa. La localidad es llamada popularmente en el entorno,
"El Jaba", y sus naturales "jabeños".
Monumentos
Morfológicamente ofrece la fisonomía característica
de laspoblaciones de la Serena, con calles amplias y edificaciones
de una sola planta y doblado, fachada encalada, elementos de granito y
blasones que testimonian su hidalguía. Muestras valiosas de esta arquitectura
son las mansiones de los Condes de los Campos de Orellana y otras
que proliferan en las calles de este título y en las de la Peña,
Cilla, Plaza Baja y otras.
El hito constructivo más señalado es la iglesia
parroquial de San Juan Bautista, obra de gran cuerpo sobre terraza,
con planta de cruz latina, portadas laterales de diseño clasicista entre contrafuertes y torre cupulada.

Al interior destaca la cabecera, de mayor elevación que la nave, con cúpula sobre pechinas que exteriormente se
significa por el cuerpo cuadrangular que la envuelve. Entre sus contenidos
merece citarse una buena talla del XVI de la Virgen de Valvanera.
A seis kilómetros se sitúa la ermita de Ntra. Sra.
De la Antigua, en la que se celebran concurridas romerías. La construcción,
originaria del siglo XV y de acusado sabor popular, cuenta con un elemento poco
habitual en este tipo de realizaciones, una torre separada del cuerpo principal,
edificada en piedra y sillares.

Otros testimonios que patentizan la existencia en ese
lugar de asentamientos remotos, son el ara romana utilizada como pila de agua
bendita en la ermita, y las numerosas tumbas antropomorfas excavadas en la roca
que proliferan en las inmediaciones. Próximo también, sobre el río Ortigas,
se encuentra un valioso puente medieval. La obra, de presumible origen
romano y rehecha en la Edad Media, está edificada en piedra y sillería, contando
con seis arcos.

Podemos incluir La Haba en una interesante ruta
que recorra los llanos de la Serena la cual nos permitirá admirar el
fuerte contraste que se produce entre la fértil Vega y la austera comarca de
La Serena. Es un contraste de costumbres, gastronomía y arte, lleno de riqueza
y singularidad.
Los Guadalperales
En el extremo oriental del Partido Judicial de las Vegas Altas del Guadiana, en
el municipio de Acedera, en la zona de regadío que surgió con el Plan Badajoz,
el núcleo urbano esta situado justo debajo de donde se encontraba la "Casa
del Pasarón", por lo cual todavía la localidad es conocida sobre todo por
las personas de localidades cercanas, como "El Pasarón" nombre de una
finca.
Las parcelas de regadío, con una extensión media de cinco hectáreas, se establecieron
sobre fincas que ya existían, como la antes mencionadas del "Pasarón",
"El Guadalperal", "Mariamore", "El Merino", etc.

Los Guadalperales limita con las localidades de Madrigalejo, Orellana la Vieja,
Navalvillar de Pela, Gargaligas (Don Benito), Valdivia (Villanueva de la Serena),
Vegas Altas (Navalvillar de Pela).
Debido a su juventud
el pueblo no dispone de monumentos arquitectónicos, se dispone de una iglesia
consagrada a San Fulgencio, que tiene un campanario que es el punto más
alto de la localidad.
Manchita
Situado entre Guareña y Oliva de Mérida.
Según la leyenda que repite la de Guadalupe, en 1.450 la Virgen se le
apareció a un vaquero sobre un olivo en este lugar, erigiéndose en el
mismo con tal motivo una iglesia bajo la advocación de María Santísima
de la Mancha. Más tarde esta dedicación se cambió por la de Ntra. Sra.
de la Natividad o de la Asunción.
Algunas fuentes mencionan el núcleo como existente ya en el XIII, lo
que parece cierto, siendo lo más probable que la leyenda de la aparición
de la Virgen se refiera a la reconstrucción de una nueva iglesia sobre
otra anterior.
Monumentos
La iglesia de Nuestra Señora de la Natividad o Asunción,
resulta el hito monumental más destacado del lugar. Se trata de edificio
gótico renacentista del siglo XVI, con variada composición volumétrica,
ejecutado en mampostería y sillares, cuyas características de
dimensión e interés artístico no dejan de llamar la atención
en localidad tan reducida. Su cuerpo es de nave única, sin ábside
y con cabecera de mayor altura más antigua. Como particularidad, no habitual,
la somera torre del templo se sitúa en la parte posterior.

A las afueras del pueblo se sitúa la ermita de Santo Domingo
que en otro tiempo gozó de gran veneración.
Manchita es especialmente conocida por los aficionados a la caza, por la
abundancia y variedad de especies que pueden encontrarse en su entorno.
Medellín
Medellín es una de las poblaciones extremeñas con mayor renombre y
arraigo histórico. Se sitúa entre Don Benito y Mérida en la orilla
izquierda del Guadiana, al pie de un cerro que emerge en la planicie
dominando el entorno. En ese mismo punto se incorpora al Guadiana su
afluente Ortigas, originando ambos cauces un amplio seno a cuyo propicio
cobijo se acoge.
La naturaleza crítica del asentamiento queda de manifiesto en la existencia
en el mismo desde los tiempos más remotos de ocupantes de todo signo
según atestiguan los abundantes restos celtas, tartesios, romanos,
visigodos, árabes, etc., que proliferan en sus alrededores.

Elementos consustanciales a Medellín, y por los que la localidad resulta
caracterizada en particular, son el castillo y el puente. Junto
con su calidad de patria de Hernán Cortés y su naturaleza
como uno de los municipios romanos más tempranos y desarrollados de la
Península, tales hitos constituyen los componentes esenciales del señero centro
Otros aspectos, como el haber sido uno de los dominios del Señorío más acusado protagonismo y fuerte personalidad de sus titulares, en especial
la aguerrida Condesa Doña Beatriz Pacheco, se suman a sus restantes contenidos
históricos y artísticos para hacer de Medellín uno de los
enclaves más significados y representativos de Extremadura.
Cabe afirmar así que por su pasado, sus personajes, su papel en los
acontecimientos regionales y nacionales y en la gesta americana, y también
por los vestigios y creaciones materiales que patentizan su existencia y auge
bajo los más variados ocupantes y culturas a partir de la época
prehistórica, Medellín constituye uno de los pilares fundamentales
de la región extremeña y lugar en el que se enraizan y encarnan
sus peculiaridades más distintivas en todos los órdenes.
En todo caso se trata de una de las colonias más tempranas de Extremadura
y centro de gran esplendor, a la que su situación sobre las calzadas
hacia Toledo conferían particular importancia. Fundamental a tal efecto
era el puente erigido en ese punto para el servicio de los itinerarios imperiales.
El suntuoso teatro emplazado en la falda del cerro y las potentes
murallas que rodeaban la población, son las otras dos grandes realizaciones romanas de Medellín.
La cerca defensiva fue remodelada posteriormente por árabes y cristianos, no quedando hoy de ella más que un torreón
muy remodelado junto a la Puerta Coelli. La huella de la etapa
visigoda queda patente, entre otros vestigios, en el rico ajuar funerario de
la tumba del Turuñuelo, correspondiente al siglo VI.
En 1243 Medellín fue ocupado a los musulmanes por el Maestre santiaguista
Pedro Yáñez, quedando incluido en la jurisdicción
de esta Orden. A mediados del siglo XIV la Villa aparece ya como cabeza
de un importante Señorío en el que se incluían
Don Benito, Guareña y otra decena de poblaciones; y a mediados
del XV fue erigido en Condado en favor de Rodrigo de Portocarrero, casado
con Doña Beatriz Pacheco, hija del Marqués de Villena, la
cual asumió el poder a la muerte de su marido, tras encarcelar a su propio hijo, que era el heredero legítimo.
De esta época data su participación como partidaria de la Beltraneja contra Isabel
de Castilla, su derrota en la batalla de la Albuera de Mérida,
y los posteriores arrasamientos y vicisitudes de la Villa.
A partir del siglo XVI el núcleo inició un periodo de recuperación
y engrandecimiento al que corresponde la mayor parte de las realizaciones que
hoy conocemos. En la Guerra de la Independencia la población fue
escenario de otra importante batalla, en la que los franceses culminaron la
victoria ya alcanzada en Almaraz contra los españoles, aniquilando al
general Cuesta.
Monumentos
El
castillo que domina el enclave fue ya en época árabe
un destacado bastión, desde el que los musulmanes hostigaban a
los cristianos. Esta fortificación primitiva fue destruida a mediados
del siglo XIV por Pedro I el Cruel, y reedificada poco después
por el titular del Señorío, Infante Don Sancho de Castilla,
al que se debe la formidable obra en piedra cuyos restos son los que hoy
perduran.

Consta de doble perímetro amurallado con numerosos cubos y torreones
de refuerzo, hermosas portadas y patio de armas de dos ámbitos.
Su soberbia silueta almenada coronando el cerro, resulta visible desde
la lejanía sobre todos los horizontes, ofreciendo una imagen evocadora del antiguo esplendor y poderío del lugar.
La población, en otro tiempo asentada sobre la falda de la colina, llegó a contar
en el siglo XVI con cuatro parroquias. La más antigua, dedicada
a Santa María del castillo, hoy desaparecida, se situaba en
el interior de la fortaleza. Las otras tres, bajo distintas transformaciones,
se erigen sobre la pendiente manteniéndose como hitos representativos
del pasado de la Villa.
Próximas al castillo, cubriendo parte del viejo teatro romano se alzan las de Santiago y San Martín.

La primera, casi destruida durante la Guerra de la Independencia, es obra originaria del
siglo XIII, edificada en piedra, con torre a los pies.
En sus proximidades se encuentra la de
San Martín, de estructura semejante
y también originaria del XIII, presentando adosada como adición
de época barroca la enorme capilla del Cristo de la Misericordia, erigida en el XVII por el presbítero Miguel Fernández.
Su fábrica de sillares presenta asimismo ábside semicircular y hermosa portada gótica.
Presidía su interior un magnífico retablo destruido en 1936, atribuido a la escuela de Luis de Morales o al foco placentino.
También desapareció en la misma época el Crucifijo medieval de gran valor, del que hoy se
ofrece una buena réplica realizada en época actual por el artista
madrileño Julián Cristóbal. En su sacristía se conserva
la recia pila granítica en la que el 15 de Noviembre de 1494 recibió en bautismo el Conquistador de Méjico, Hernán Cortés.
La iglesia, de tan acusada dimensión histórica, fue restaurada
hace unos años. En atención a sus características ha sido
declarada Monumento de Interés Histórico Artístico
por la Junta de Extremadura en 1990.
Más tardía es la de Santa Cecilia, que se sitúa
en zona más baja , cuya ejecución data del siglo XVI. Iniciada
con pretensiones monumentales, la obra se detuvo cuando solamente se había
ejecutado la cabecera, añadiéndose posteriormente a la misma una
nave de proporciones mucho menores y una pequeña torre separada del cuerpo principal, cuya altura no alcanza la de la cabecera.
De tal manera el edificio presenta una zona posterior enorme a la que se aneja un cuerpo delantero muy
reducido. En la actualidad y dada su ubicación más próxima
a las áreas de crecimiento de la población, es la única
parroquia en culto.
Tres grandes conventos llegaron a existir en Medellín. Uno,
de frailes franciscanos, se situaba a las afueras del pueblo , junto al
camino de Don Benito. Fue erigido en 1508 por Juan de Portocarrero, y en él
mandó construir Hernán Cortés una capilla para su enterramiento,
de la que procede el escudo con sus armas que hoy luce en la plaza de la localidad.
Este convento fue demolido a fines del siglo pasado. El de monjas de la Concepción,
de mediados del XVI, también desaparecido, se localizaba en las proximidades de la Puerta de la Villa de la antigua fortificación.
Del de Agustinas
recoletas, levantado sobre una fundación anterior en 1626 por el
vicario placentino Luis Vázquez, únicamente se conserva, aunque
muy maltrecha, la capilla, obra de dos pisos hoy utilizada como almacén.
Al exterior presenta portada entre estribos bajo arco, con frontón partido
y el blasón del fundador.
Componente destacado de la población es su amplia plaza,
abierta el siglo pasado sobre un tejido de viejas edificaciones, en las
proximidades de la Puerta Coelli.
Como vestigio de ésta se conserva un torreón cuadrangular, hoy recubierto de un placado
moderno, al que corona una somera espadaña que acoge la campana
del reloj de la Villa, por lo que es conocida bajo tal apelativo. Preside
la hermosa plaza la Casa Consistorial.
El edificio, levantado al tiempo que ella y remodelado luego en varias
ocasiones, es de buena arquitectura según el modelo más
característico de ese tipo de realizaciones. De porte herreriano
presenta triple arquería al frente sobre pilares graníticos,
balconada central y remate de cornisa con ático en el que luce
el escudo de la población.
En el centro de la plaza se yergue el
monumento a Hernán Cortés,
obra en bronce de Eduardo Barrón, erigido en 1890. Representa al Conquistador
en actitud arrogante, sujetando un estandarte y con diversas figuraciones simbólicas a los pies.

No lejos se sitúa otro grupo escultórico dedicado a los Caídos. Realizado también en bronce por el villanovense
García Lozano en 1985, representa una figura femenina con un moribundo
en brazos.
Aunque los tejidos tradicionales presentan fuertes cambios, aún se conservan
algunos testimonios de las casas populares y mansiones solariegas de antaño.
Atención especial, dadas sus características constructivas
y crítica situación estratégica, requiere el
puente sobre el Guadiana, obra por la que se canaliza obligadamente, aún hoy, el paso sobre el río en todos los itinerarios.

Todavía en la actualidad el punto principal de paso sobre el Guadiana desde los
ámbitos de Badajoz, Mérida y demás puntos de la mitad
occidental de Extremadura y Portugal, hacia la Serena y la Siberia, entre
Santa Amalia y Cabeza del Buey, y su conexión con todas las localidades
del entorno, se conducen de forma obligada por el cuello de botella del puente de Medellín.
De tal manera esta obra centenaria, erigida para atender necesidades muy distintas, debe cubrir hoy un volumen de
tráfico que muy difícilmente puede soportar, los que origina
permanentes estrangulamientos y dificultades cada vez más acusadas.
Conscientes ya los romanos, hace dos mil años, de la importancia de
disponer de un buen paso sobre el Guadiana en este punto, erigieron en Medellín una de sus mejores realizaciones peninsulares de esta especie.
Su longitud
se estima en unos 400 metros, con un total de 28 arcos de entre 10 y 12
de luz y sólidos estribos, siendo toda su fábrica de sillares
regulares. La obra quedó destruida durante la etapa medieval,
aprovechándose sus materiales para el levantado en su sustitución.
Parte de sus cimientos originales son apreciables todavía junto al actual,
sobre la orilla izquierda del Guadiana.
La nueva reconstrucción del puente de Medellín se
acometió en y se concluyó en 1630, siendo su ejecutor principal
Pedro Sánchez de Estrada, autor también de la torre de la iglesia parroquial de Villanueva de la Serena.
La obra, que es la misma que aún perdura, tiene 430 metros de longitud y 20 arcos
de enormes proporciones con sólidos contrafuertes regulares por
los dos costados, siendo toda su estructura de sillares regulares de cantería.
La calzada es de dos planos, con una anchura de 5,5 varas (poco menos de 5 metros) proporción hoy muy angosta, pero muy amplia para la
época de su construcción.En la zona central se abren remansos
espaciales, en uno de los cuales se alza un templete en el que
lucen el escudo de los Austria tres pequeñas hornacinas
conteniendo las imágenes de San José, San Antonio y San
Francisco, y una inscripción alusiva a la conclusión de
la obra en 1630 bajo el reinado de Felipe IV.
Otros dos puentes menores, de origen también romano, rehechos
en épocas posteriores, se sitúan en las cercanías;
sobre el arroyo Cagánchez uno, y sobre el río
Ortigas el otro.
Mengabril
Se trata de un pequeño núcleo campesino, situado junto a la orilla izquierda del río Ortigas, entre Medellín y Don Benito, en el límite de las fértiles tierras de las Vegas Altas del Guadiana.
Hasta 1.737 en que obtuvo su autonomía como Villa exenta perteneció
con categoría de aldea al Condado de Medellín. Según
refiere Ortiz de Thovar, antiguamente era conocida en el entorno como la
villa de los ajos, por la abundante producción de ellos en sus
huertas, apelativo que aún se recuerda en el partido judicial.

Monumentos
Urbanísticamente presenta estructura cuadrangular, con un pequeño apéndice en el ángulo NW.
Sus calles son amplias y regulares, compuestas por casas de tipo campesino, hoy en fase de transformación.
Apartada del caserío se sitúa la
iglesia parroquial de Santa Margarita, pequeño templo de modelo rural originario
del siglo XV, edificado en mampostería y sillares, en el que destaca su potente torre.

Particular atención requiere la portada del
Perdón, de buena traza gótica con sutil conopio, cuyo
diseño se relaciona con la del Evangelio de la de San Martín
de Medellín. Sobre su cabecera se aneja el pequeño cementerio
de la localidad.
Navalvillar de Pela
Enclavada en un asentamiento llano, al otro
extremo que Talarrubias, acogiéndose al abrigo de la Sierra de Pela,
constituye la puerta de la Siberia por el itinerario procedente de
Villanueva de la Serena.
Como otras del entorno, en los tiempos pasados la población
perteneció jurisdiccionalmente a la ciudad de Trujillo, y en lo
religioso, a la Diócesis de Plasencia, en cuyo seno continúa. En el
ámbito comarcal, la localidad es conocida familiarmente como Pela, y sus
naturales como "peleños".
Navalvillar de Pela, en su emplazamiento actual y con esta denominación
, nace en 1418 cuando un grupo de vecinos pide permiso al Ayuntamiento de Trujillo
para deslindar y amojonar el término. Pero el hecho fundacional de la
población en el siglo XV no se debe entender como algo absoluto. Con
anterioridad, estos parajes contaban con ocupación humana que iría
variando con el paso de los tiempos.
En la Edad Antigua, el término municipal pertenecía a los dominios
de los vettones, pueblo ibérico prerromano. Los legados
de este pueblo son representaciones en bronce de exvotos animales y humanas
a caballo.
El poblamiento de estas sierras, desde tiempos prehistóricos está
atestiguado por la presencia de pinturas rupestres esquemáticas en la
zona.
Enclavada en un asentamiento llano, al otro extremo que Talarrubias,
acogiéndose al abrigo de la Sierra de Pela, constituye la puerta
de la Siberia por el itinerario procedente de Villanueva de
la Serena.
En sus cercanías floreció el asentamiento romano de Lacipea, habiéndose
encontrado también en sus alrededores, en otro tiempo, los núcleos de
Villavieja y San Isidro, este último perteneciente al monasterio
de Guadalupe.
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Entre los parajes naturales cercanos a Navalvillar se encuentra la Sierra
de Pela, catalogada como Zona Especial de Protección de
Aves (ZEPA).

Otros lugares llenos de encanto son el Valle Postrero, el Arroyo
de la Sierra, el Chorrero, las Tres Cruces y las Cuevas
de Villavieja.

Por otra parte, la localidad está rodeada por ocho pantanos:
García Sola, La Serena, Orellana, Sierra Brava, Zújar,
Ruecas, Gargáligas y Cubilar. Por ello, la población
se encuentra en un lugar estratégico para practicar la pesca.
Orellana de la Sierra
Junto a Orellana de la Sierra, ubicada en el
partido judicial de la Siberia extremeña, se localiza el embalse de
Orellana, que posee la más completa infraestructura para el
aprovechamiento turístico de las aguas.
El embalse abastece a los regadíos de Las Vegas, y además, permite realizar numerosos deportes: vela, pesca, playa, etc.
Parece probado que este asentamiento ya existía como núcleo poblado en tiempos de los árabes.
Los primeros testimonios documentados datan de 1.180, cuando Alfonso VII, tras conquistar Trujillo, ocupó
diversos territorios entre los que se encontraba Orellana la Vieja.
En 1.196 el lugar fue tomado de nuevo por los musulmanes hasta que,
bajo Fernando III, resultó ganado definitivamente para los cristianos
por Fernán Ruiz.
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Sancho IV erigió la
fortaleza-palacio hoy abandonada, que
domina el extremo más elevado del pueblo, y la pequeña iglesia parroquial
del Espíritu Santo, que se asienta en sus proximidades, también sobre
la zona alta del asentamiento, y cuya variada morfología y adaptación
a las irregularidades del terreno, componen una atractiva estampa.

Estas dos obras, junto con el apiñamiento de las casas tradicionales,
que se adaptan de manera inverosímil a la difícil topografía, originando
un conjunto de gran pintoresquismo y sabor popular, constituyen
los componentes más destacables de la reducida localidad.
PARAJES NATURALES
Se trata de una zona óptima para el turismo rural.
La abundancia de pesca y la navegación a vela que encuentra
aquí sus mejores condiciones, unido a la hermosura de los parajes circundantes,
entre los que se encuentran la isla de Carneril, Cogolludo
y otros, asegura al entorno un lugar perfecto para el turismo al aire
libre.
Palazuelo
Limita con Villar de Rena, Puebla de Alcollarín y El Torviscal. Está
situado a 500 metros del límite con la provincia de Cáceres. Por ello es
conocido como "pueblo fronterizo".
Su situación es próxima al área comercial de Don Benito-Villanueva de la Serena de la que apenas lo separan unos 20 kms.
Palazuelo, pueblo fundado en 1964. Asentó en él a colonos venidos de diversas partes de la propia Extremadura e incluso de
Andalucía.
Aquellos primeros colonos que a él llegaron hoy son los abuelos que cuentan ésta
historia a sus nietos. Gracias a ellos Palazuelo, se convirtió en un pueblo
próspero que con el tiempo ha sufrido cambios en su estructura tanto física
como política, pero todos con el fin de llegar a un estatus de vida mejor
para sus habitantes.
Es un pueblo de colonización, mayoritariamente agrario, fundado en
los años 60 y creado expresamente para el asentamiento de colonos, como
consecuencia de la transformación agraria del plan Badajoz.

En el año 1.952, se creó el "Plan Badajoz", a manos del
Instituto Nacional de Colonización. Este plan habría de regular
el cauce del río Guadiana y trasformar en regadío 130.000 hectáreas
que eran de secano.
El término presenta un relieve llano. La inmensa mayoría del
terreno se encuentra por debajo de la cuota de los 300 m. Baña este término
el curso de agua del río Ruecas. El canal de irrigación procede
del Pantano de Orellana.
El clima, de tipo mediterráneo aparece principalmente caracterizado
por la escasez de precipitaciones, así como por el claro contraste térmico
estacional. La temperatura media es de 17,9º C. Las precipitaciones alcanzan
una media anual de 450 mm
Destaca el proyecto denominado "Vía verde", consistente en
la rehabilitación de la antigua línea de ferrocarril que unía
Villanueva de la Serena y Guadalupe. En uno de sus puntos destaca, cercana
al pueblo, una antigua estación de tren. Se va rehabilitar para convertirla
en un lugar de alojamiento turístico, deporte y ocio.
En la flora que podemos encontrar en el territorio de esta Entidad, están
representados algunos los biotipos característicos del mediterráneo
(amapolas, margarita, flores silvestres....).
Las especies más representativas del bosque y matorral mediterráneo
que se encuentran en ella son la encina, quejigos, ahulagas, cantuesos, etc.
En cuanto a la fauna lo más representativo es el milano real, ratoneros,
etc. La aplicación de sistemas agresivos agrícolas han diezmado
las poblaciones de rapaces, insectívoros y mamíferos. Son muy
destacables los asentamientos de cigüeñas.
Rena
Se halla próxima a su antiguo anejo de Villar de Rena, configurando un enclave estrictamente rural.
Sobre su remoto origen circulan pintorescas leyendas, constando su existencia en época romana como punto conectado
quizá con la antigua Rodacis. El asientamiento resurgió en el XII bajo
el impulso de los templarios.
Sobre su remoto origen circulan pintorescas leyendas, constando su existencia
en época romana como punto conectado quizá con la antigua Rodacis.
El asentamiento resurgió en el siglo XII bajo el impulso de los templarios.
La tradición menciona la presencia en sus inmediaciones de un castillo
del que en la actualidad no existe constancia.
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Su caserío configura una trama de pequeñas edificaciones
campesinas establecidas de manera irregular en torno a la iglesia parroquial
de Ntra. Sra. de los Ángeles, que se sitúa al borde
de la carretera a Villar de Rena.

El templo, que constituye la realización más señalada
del lugar, es obra modesta del siglo XV muy remodelada posteriormente,
a la que se anejan diversas dependencias de disposición moderna.
Su componente más atractivo es la fachada frontal, consistente en un muro encalado con sencilla portada granítica y elemental
espadaña. Sobre el lado de la Epístola se eleva una torre
de sillares de acusado aspecto militar con campanarios de gran presencia,
remate almenado y chapitel que tal vez se relacione con el castillo del
que habla la tradición.
A las afueras de la población llama la atención un edificio
de mampostería y sillares levantado en el siglo XIX sobre el cerro
Gallinero, imitando una fortaleza antigua. Su componente principal
es un potente torreón almenado con ostentosa portada de medio punto,
de sillares bien labrados, coronada por un blasón antiguo y cubos
en otros lugares.
Santa Amalia
Se localiza en plena vega del Guadiana, entre los arroyos Búrdalo y
Cagánchez, ocupando un terreno de tierras feraces que son el origen de
su existencia. Exceptuando los modernos poblados de colonización, se
trata de la última población fundada en la región.
Su creación fue autorizada en 1827 por Fernando VII a petición
de un grupo de labradores de Don Benito, Medellín y Montánchez,
que encabezados por el dombenitense Antonio López, reclamaron al rey tierras para su cultivo.

El nombre del nuevo asentamiento se aplicó en honor de la tercera esposa del monarca, María Amalia de Sajonia,
muerta en 1819.

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Como edificio más representativo se levantó, presidiendo
la plaza, la iglesia parroquial, dedicada naturalmente a Santa
Amalia.

Se trata de construcción de mampostería encalada, de sabor
neoclásico, que al interés de resultar una de las escasas
realizaciones de este estilo en la región, une el de ser la última
levantada en este territorio según los cánones de la arquitectura
clásica tradicional, si se exceptúa la más tardía,
aunque también de digna resolución, de Peraleda del Zaucejo,
erigida en 1.945.
Una segunda iglesia de traza modernista descontextualizada del
medio ambiental, dedicada a San Antonio, se levantó en un
extremo del pueblo en época actual, pretendiéndose, tras
su inauguración en 1.982, derribar el noble templo anterior, despropósito
que con buen criterio fue finalmente impedido.
Valdetorres
Pequeño núcleo agrícola situado entre Medellín y Guareña sobre la orilla
izquierda del Guadiana. Localizado en el borde meridional de las Vegas
Altas, lindero ya con el ámbito emeritense, su agricultura fue
tradicionalmente de secano. Hoy, por sus proximidades discurre el Canal
del Zújar que va a desembocar en el pantano de Alange.
Morfológicamente constituye un centro de tipo rural, con estructura
abierta compuesta por edificaciones campesinas de una o dos plantas, hoy en
acusada fase de transformación respecto a su fisonomía secular.
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El hito constructivo más señalado es la iglesia parroquial
de Ntra. Sra. De la Asunción, que se sitúa en las afueras del poblado, entre sus últimos edificios y el río.

Constructivamente constituye un conjunto heterogéneo en el que se distinguen tres
zonas. La de mayor antigüedad es la cabecera, cuerpo de enorme volumen
ejecutado en sillares y con cubierta de crucería, originario del siglo XVI.
A ella se aneja una nave más tardía de reducidas proporciones. Por delante de ésta se alza una torre achaparrada
obra del XVII.
Al interior destaca el retablo mayor de gusto barroco. Crónicas
antiguas mencionan la existencia en el lugar de dos ermitas dedicadas
a San Pablo y los Mártires San Fabián y San Sebastián.
Entre las realizaciones civiles merece atención el sencillo pero
representativo edificio del Ayuntamiento tradicional, hoy sustituido
por otro de nueva planta.
Junto al Guadiana existe una zona utilizada para
acampada libre.
En el Río Guadamez se encuentra la zona
conocida como El Pico, un lugar preparado y usado habitualmente
para los baños.
Vuelo en Ala-Delta con
motor.: Por la situación de la localidad, ésta ofrece
unos maravillosos espacios abiertos, con unas excelentes
condiciones climatológicas, que por lo general, a lo largo del año
disfruta nuestro entorno, pudiendo ver realizadas sus delicias aquellos
entusiastas del vuelo aéreo.
Senderismo: A
través de varias opciones: Ruta a Caballo, Ruta a Pié, Ruta en
Bicicleta, por las variadas pistas asfaltadas que rodean el término
municipal, así como a través de los diferentes y numerosos caminos
vecinales, veredas etc.
Villanueva de la Serena
La población se sitúa en el borde occidental del Partido Judicial, en el
ámbito donde se solapan las vegas del Guadiana y las llanuras de
terreno seco y duro que se extienden hacia levante.
La presencia de pobladores desde los tiempos más remotos, queda
testimoniada por los hallazgos ,de época prehistórica, aparecidos
en el asentamiento celta de "Los Ranchos",
situado a orillas del Guadiana.
El núcleo ostentó sucesivamente los nombres de Aldea
de los Freyres, Aldeanueva de Magaela, Villanueva de Lares y, ya en
el sigloXVI, el definitivo de Villanueva de la Serena.
A finales del siglo XVI y comienzos del XVII, cuando , con una población
aproximada de 3.500 habitantes, se convirtió en el pueblo más
importante de la comunidad de Villa y Tierra de Magacela; y en la cabeza
de los 18 pueblos enclavados en el territorio de la Real Dehesa de
la Serena.
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Su importancia histórica y su abolengo quedan de manifiesto en las numerosas
realizaciones monumentales y religiosas, casas solariegas, etc., que la
ennoblecen. Entre ellas cabe recordar el convento franciscano de San
Bartolomé, fundado en 1575 a las afueras del núcleo, junto a la vieja
ermita de Santa Ana.
El
Ayuntamiento fue concluido en su estructura principal en 1583
y ampliado en 1.595 con la adición de la Cárcel del Partido. Se trata
de uno de los edificios de su especie más señalados de la región. En su
fachada luce airoso pórtico y balconada, coronándose con el escudo de
la población, en el que luce la emblemática sirena. La obra fue rehecha
en 1701.
También del XVI es la casa de la Tercia, situada en la calle Judería,
hoy en ruinas, y que durante algún tiempo sirvió como Ayuntamiento y como sede
para las reuniones de las Órdenes Militares y la Mesta.
De 1.604 databa el convento de la Concepción, que se erigía en el lugar
donde hoy se abre el Parque de la Constitución. Resultó demolido en 1.926 para
construir en su lugar la plaza, trasladándose entonces la comunidad al edificio que actualmente ocupa.
Este había sido en el siglo XV monasterio de los Freyres o de San Benito, y poco después sede del Priorato de Alcántara, tras su traslado
desde magacela. En 1.626 el palacio fue reconstruido, siendo reedificado de
nuevo en 1.788, en tiempos de Carlos III, datando de esa época su actual aspecto.
En el interior se conserva una excelente tabla de Luis de Morales representando
una Virgen con el Niño Jesús y San Juanito.
Adyacente al convento se halla la pequeña ermita del Cristo del Santo
Sepulcro. Otras fundaciones religiosas de interés son las ermitas
de Santiago y Jesús Nazareno, hoy conectada a una vivienda particular.
Numerosas casonas solariegas de los siglos XVI al XVIII correspondientes
a los linajes históricos más significados proliferaban en la ciudad, luciendo en sus fachadas los blasones de sus armas.
Muy significativos del crecimiento experimentado por la localidad en el siglo XIX, son los palacetes
de estilo ecléctico y modernista que aparecen en el entorno de la Plaza
de la Constitución, entre los que resaltan el llamado "de los
Bolos", o el de los González-Haba, hoy sede de un interesante
museo.

En la Plaza de España, ámbito de gran sabor perimetrado por arquerías porticadas, se sitúa el Ayuntamiento en unos de sus costados.

En ella se alza el monumento de Pedro de Valdivia, obra en bronce realizada en 1927 por Gabino Amaya.
Preside la plaza la
iglesia parroquial de Ntra. Sra. De la Asunción,
obra de grandes proporciones y suntuosa arquitectura de severo estilo
herreriano, ejecutada con sillares, es sin duda la realización arquitectónica más significada de la ciudad.

Fue erigida en el siglo XVI sobre otra anterior del XIV, y en ella destacan su hermosa torre, levantada en el XVII por
Pedro Sánchez de Estrada, y las tres magníficas portadas de elegante diseño
clasicista.
A unos 8 km. por la carretera de Valdivia se encuentra el Castillo de Castelnovo o de La Encomienda.

Construido sobre las ruinas del castillo musulmán de Mojáfar, fue residencia de los Comendadores de la
Orden de Alcántara y resulta impresionante por las dimensiones del recinto,
el estado de conservación, así como la perfecta armonía que guarda con
el río Guadiana.
Villar de Rena
Junto con Rena es uno de los dos únicos centros históricos del ámbito dombenitense que se sitúan sobre la orilla derecha del Guadiana.
No obstante la proximidad de los dos enclaves entre sí, en la
actualidad pertenecen a jurisdicciones administrativas diferentes: Rena a Don Benito y Villar de Rena a Villanueva de la Serena.
En el pasado, igual que Rena, se integraba en el Condado
de Medellín, independizándose la última de tal demarcación como
Villa exenta, en 1735, al tiempo que Don Benito.
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En el presente constituye un centro exclusivamente agrario, bien integrado
en el paisaje, apacible y cuidado, en el que no faltan signos de evolución.
Urbanísticamente compone una estructura compacta de la que se proyecta
un largo apéndice en dirección a poniente configurado por las calles
Reyes Huertas y Virgen de Guadalupe.
Su hito monumental más destacado es la iglesia parroquial de Santiago
Apóstol, que se sitúa en el borde oriental del caserío, lindando con la carretera a Campolugar.

Constituye realización tardogótica de reducidas proporciones originaria del siglo XV, edificada en mampostería
y piedra según el modelo de templo rural propio del ámbito emeritense.
Consta de gran cabecera con cubierta de crucería estrellada, nave única, coro a los pies, y torre rematada en chapitel bajo la que se aloja el
baptisterio. Éste se cubre con bóveda de piedra, figurando en uno de los
sillares el año 1560 como fecha de ejecución. En la fachada frontal se
abre una sencilla portada granítica, existiendo otra, hoy cegada, en el
costado de la Epístola.
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