Llanos de Olivenza se ubica al oeste de la provincia, limitando al norte con Tierra de Badajoz, al sur con Sierra Suroeste,
al este con esta misma, con Zafra-Río Bodión y Tierra de Barros, y al oeste con Portugal.
Se trata de una comarca formada por once municipios que han
decidido, libremente, con quien se quieren
agrupar y para qué: Olivenza y Táliga, que pertenecieron hasta 1801 a
Portugal; Alconchel, Cheles y Villanueva del Fresno, términos
fronterizos que muestran grandes afinidades culturales y geográficas;
Higuera de Vargas y Valverde de Leganés, que con los cinco
anteriores constituyen el núcleo histórico de Los Llanos; Almendral y
Torre de Miguel Sesmero, relacionados históricamente con Tierra
de Badajoz y hoy parte del partido judicial de Olivenza; y Barcarrota y
Nogales, que aún vinculados a los partidos judiciales de Jerez
y Almendralejo, respectivamente, han optado por construir el futuro en
Llanos de Olivenza.
La comarca es un hermoso mosaico de paisajes que bullen de vida, a lo
que hay que unir un impresionante panorama histórico artístico
(petroglifos, dólmenes, castillos, baluartes, iglesias, arquitectura
popular -muy unida a la tradición alentejana-), etcétera.
Se trata de una tierra que, protagonista como nunca de su destino, se
afana en el desarrollo de sectores que complementen al importante
elemento agroganadero que históricamente la ha caracterizado.
En Llanos de Olivenza, olvidados los inoperantes localismos, el desarrollo
ha sido más que evidente durante los últimos veinte años
y la mejoría en campos hasta hace poco exiguos (modernización de la red
viaria, crecimiento de diversos sectores industriales, impulso
del turismo interior y cultural, íntimamente relacionado con sus tesoros
naturales y su patrimonio artístico) anuncia un futuro mejor.
También esta parcela extremeña alumbró la vida de Manuel Pacheco, o de
Francisco Vera, y acogió a personajes tan importantes como
Henrique de Coimbra, compañero de Cabral en su viaje de descubrimiento
de Brasil.
Alconchel
Alconchel aparece a mitad de camino entre
Olivenza y Jerez de los Caballeros, sobre un ámbito dominado por las
sierras de las Puercas y la Cobana, ocupando el seno que en ese punto
forma la rivera de Táliga.
El dominio vegetal queda determinado por la presencia de dehesas con manchas de jaras y otros matorrales.
Elemento distintivo de la localidad es el
formidable castillo roquero
de "Coluche" o "Miraflores",
que enclavado sobre la cima del cerro de este mismo nombre, domina con
su imponente presencia todos los territorios del entorno, recortándose
sobre el horizonte en atractiva y majestuosa silueta visible desde todas las lejanías.

De origen árabe, y reconstruido en el siglo XII por el monarca lusitano Alfonso Enríquez, fue consolidado
luego por los templarios, convirtiéndose en uno de los bastiones
más potentes de esta Orden y en punto de importancia estratégica
crucial en el ámbito de la frontera.
Originariamente se componía de triple recinto, reforzado el intermedio con cubos apuntados hacia el sur. Lo preside una poderosa torre de Homenaje,
completando el conjunto un buen patio de armas, aljibes, mazmorras, capilla
y otras dependencias de las que se conservan distintos restos. Recientemente
ha sido restaurado con notable acierto.
La población se asienta al resguardo de la fortificación, ocupando la ladera del cerro en la vertiente de mediodía.
El caserío más antiguo se concentra en la zona alta, en torno a la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Remedios.
En sus inmediaciones se localizan también las viejas fuentes de el Venero,
la Fontana, y el llamado Pozo Ríos, que presenta
la particularidad de enclavarse, la mitad dentro de una casa y la otra
asomando a la calle.
En ese mismo ámbito perduran todavía edificaciones colgadas
sobre el acusado talud de la ladera. Dos largas calles de significativos
nombres, Corredera y Luenga, son arterias principales de
la población, anteriores al siglo XVII por el costado del SW de
la población, en tanto que las del Olivo, Ladera, Castillo,
Mesones y Nueva, lo hacen por el lado de levante.
La iglesia parroquial es realización gótico renacentista
del siglo XVI, edificada sobre una anterior, de la que perduran una escalera
de caracol y otros componentes, y en la que se patentizan las numerosas remodelaciones
experimentadas. La cabecera es de mayor altura que la nave, cubriéndose con bóveda de crucería de notable interés.
La fachada
frontal, hoy encalada, presenta estructura ascendente, con remate de espadaña
de triple campanario erigida en el XIX, sencilla portada adintelada con ancho
recerco y amplia escalinata delantera de agradable configuración, dispuesta
para salvar la acusada pendiente del terreno.
Resulta interesante su actual Plaza Mayor o "Terrero",
donde se ubica el ayuntamiento de la localidad con farolas de gran
vistosidad. De notable valor es el puente medieval que, anejo ya al
extremo sur del caserío, enfila la salida de la población
sobre la rivera de Alconchel hacia el camino viejo de Jerez de los Caballeros.
La puerta de esta localidad en que desembocaba tal camino, se llamó de Jerez. Cuenta este puente con seis arcos de ladrillo de diferentes
proporciones, calzada a doble plano y estribos triangulares.
La obra, ejecutada en mampostería, presenta sucesivas remodelaciones
que no desvirtúan su fisonomía primitiva. El perfil de la
población desde el sur, con el puente en primer término,
la población detrás, y como fondo el cerro que corona el
castillo, resulta de enorme atractivo.
Un segundo puente más modesto, también de origen
y estructura medieval, llamado de San Roque, se sitúa
en el extremo contrario de la población, sobre la rivera de su
nombre, como prolongación de la calle Mesones, enfilando el camino hacia Táliga y Barcarrota.
Cuenta con tres arcos de ladrillo y pizarra de estructura irregular, siendo el cuerpo de aparejo tosco, lo
que indica su mayor antigüedad. Su calzada también es de dos
planos, presentando como contrafuertes dos abultamientos constructivos
sobre el costado de aguas arriba.
Sin haber perdido su fisonomía tradicional, en la que se conservan
sugestivos rincones, Alconchel se presenta en la actualidad como un
centro muy evolucionado respecto a su tradicional naturaleza rural, merced
a las numerosas actuaciones de urbanización y equipamiento abordadas
en los últimos tiempos, siendo patente la atención puesta
en su embellecimiento y cuidado de la arquitectura popular.
PARAJES NATURALES
Para hacer una parada y descansar en un formidable espacio natural, el
turista puede optar por el merendero de "El Gollizo",
situado en las inmediaciones del Castillo. En estas instalaciones se pueden
disfrutar de barbacoas, una gran casa forrada en su exterior de madera,
que le da una visión de auténtica naturaleza, agua potable
y grandes mesas para comer.
Otros parajes dignos de visita son:
"El Molino de Curro".
"El cabezo del Fraile".
"Los Cabriles".
"Cerro de las Herrerías" que es un
paraje arqueológico natural.
Almendral
Junto con la inmediata Torre de Miguel
Sesmero, Almendral señala el límite oriental del ámbito oliventino,
situándose en una encrucijada conectable también con la Tierra de
Badajoz, el Señorío de Feria, al que jurisdiccionalmente pertenecían, y
las sierras del sur, ocupando un terreno crecientemente escabroso.
Los naturales son conocidos popularmente en el partido judicial como
"almendrucos" y también como "pirañas" y "especiales", en atención a su
pretendida distinción.
Como caso poco usual la población cuenta con dos parroquias, ambas
de enormes proporciones, suntuosidad y mérito artístico, y muy próximas entre sí.
La parroquia de San Pedro, más temprana, presenta exterior macizo construido en piedra, con
escasos componentes formales al exterior, salvo sencillas portadas, en ojiva y renacentista respectivamente.

Su interior es de nave única de gran espacialidad con bóvedas de crucería, luciendo buen
retablo mayor barroco de ostentosas columnas salomónicas.
La parroquia de Santa María Magdalena, de mampostería
encalada, resulta de traza menos pesada. Sobre los costados ostenta cinco
arcos de atractiva composición, portada granítica con vistosas
gradas por delante en el lado del Evangelio, y espadaña a los pies,
resaltando el cimborrio de la capilla de San Mauro, en la que se conservan las reliquias del titular.

El interior es de tres naves sobre elegantes columnas y arcos apuntados, con cubiertas abovedadas que anteriormente
fueron de madera. Numerosos retablos de buena factura decoran las naves,
distinguiéndose en particular el mayor, obra del XVIII realizada
por el llerenense Núñez Barrero el Viejo. Sobre el muro
colateral derecho apareció en 1993 un fresco representando una
Virgen bizantinizante, atribuido a Antón de Madrid.
En ambas iglesias se conservan buenas piedras armeras y sepulcrales, entre
las que sobresalen las de Don Juan Brizaño Céspedes y Don Juan
Gracia Xaramillo, en la de San Pedro, donde también se encuentra una
bonita pila de agua bendita en mármol.
De notable interés es la ermita de Finibus Terrae que se
alza en un extremo del caserío. Se trata de obra de origen mudéjar,
luego remodelada mediante su acortamiento, que perteneció al convento
de las agustinas hasta el traslado de esta comunidad a Badajoz en 1779.
Su interior es de tres naves, sobre pilares y arcos apuntados con enmarque de alfiz. Ante el presbiterio se sitúan dos columnas con cimacios
visigodos. Al exterior ostenta magnífica portada ojival del siglo
XV, y sencilla pero airosa torre del XVII. Sobre la cabecera original,
hoy abierta a un patiecillo posterior, se adosa un retablo barroco de
fábrica superpuesto a unas pinturas medievales.
Próximo a la iglesia de la Magdalena estuvo el convento de
la Concepción, ocupando un modesto edificio luego muy modificado,
en el que se conservan numerosas pinturas decorativas domésticas del siglo XIX.
Predominan las de estilo pompeyano, llamando la atención otras de ingenua factura popular que representan las cuatro estaciones.
El edificio se encuentra en muy mal estado, con riesgo de pérdida
de tan interesante contenido. Pieza de interés es el cuartel de
la Guardia Civil, obra de corte racionalista ejecutada en los años
veinte por el pacense Francisco Vaca.
Entre Almendral y Barcarrota, ocupando un paraje de gran hermosura paisajística,
se sitúa el antiguo
convento franciscano de Rocamador, en
el que destacan su recoleto claustro, la galería-solana y la gran
capilla con pinturas murales en la bóveda.
En dirección a Olivenza, sobre otro atractivo paisaje, se alza
el castillo señorial de Los Arcos, erigido en 1474 por Lorenzo
Suárez de Figueroa. Repite el esquema de las fortalezas de Feria
y Nogales, con recinto cuadrangular con cubos en las esquinas y en el centro gran torre del Homenaje.
En sus proximidades, junto al cortijo de Revellado, se aprecian vestigios de una antigua ermita o basílica
con portada gótico mudéjar. No lejos, sobre la rivera de
Curro, se levanta, en otro rincón de sobresaliente interés
paisajístico, el puente medieval de Castillejo -siglo XV
o XVI-, de mampostería de piedra con tres arcos de ladrillo, calzada
a dos planos y estribo central.
Barcarrota
Se sitúa a mitad de camino entre Jerez de los Caballeros y Badajoz, en
el borde del Partido Judicial, ocupando un dominio geográfico de
apretadas dehesas de encinar, alcornoque y monte bajo, sobre el
itinerario histórico de Sevilla.
Fortaleza
Realización principal, dada su crítica situación
en la línea fronteriza, es la fortaleza erigida en el siglo
XIV para defensa, y que hoy aparece rodeada por las edificaciones que
se han ido adosando a sus muros, hasta quedarla encerrada entre el caserío
en pleno centro del pueblo.

Su planta es ochavada, con fuertes lienzos reforzados por torres angulares,
de las cuales la más importante es la torre del Homenaje.
Como en Fregenal, en el patio de armas del castillo se instaló
en el siglo XIX una pintoresca plaza de toros de factura popular, en la
que se programan buenos festejos taurinos muy afamados en el partido judicial.
Plaza de España
Antiguamente llamada Plaza de la Constitución, y antes aún
Plaza Real, ha sido tradicionalmente donde se ha articulado la vida laboral,
mercantil y humana de Barcarrota.

En ella se celebraba el mercado, se contrataban los jornaleros, se efectuaban
las subastas públicas y se bailaba en las ocasiones grandes. Flanqueada
por el Ayuntamiento, edificio del siglo XV antiguamente porticado, ofrece
también la hermosa vista del Casino, de estilo colonial y de la
Torre del Homenaje del Castillo medieval, sobre la cual se alza un airoso
templete con el reloj de la villa, conjunto del siglo XVIII.
Castillo y Plaza de Toros
Casi embutido en las calles que le rodean, se levanta esta enorme fortaleza
medieval en torno a la cual fue creciendo el caserío de Barcarrota
en forma concéntrica. Residencia de los señores feudales
de Barcarrota, pasó a propiedad del pueblo en el siglo XIX, a raíz
de la supresión de los privilegios señorales.

En su inmensa Plaza de Armas, se construyó a mediados del pasado
siglo la actual Plaza de Toros, una de la más antiguas de Extremadura
y de una singular belleza.
Toledillo y Jurumeña
Calles principales de la antigua judería barcarroteña,
conservan el sabor medieval en su trazado y construcciones. Son todavía
visibles los arcos que sustentaban las puertas de acceso al barrio, creado
a partir de la conquista cristiana de Barcarrota, lejos de las primeras
casas, construidas en torno al castillo.

Plaza del Altozano
Uno de los más bellos rincones de Barcarrota, es esta recoleta
plaza que fue escenario, según tradición popular, de una
de las leyendas del acerbo cultural barcarroteño donde el amor
y la tragedia se mezclaron con un resultado inesperado:

Dos jóvenes cuya relación no es bien vista por ambas familias,
se entrevistan a escondidas y la joven se desplaza al lugar de la cita
envuelta en una sábana para no ser reconocida. La imaginación
popular la convierte en fantasma y el alcalde, celoso cumplidor de su
deber, la acecha armado y, una noche le dispara matándola y viendo
que no era otra sino su propia hija.
La cruz colocada sobre la sobria fuente del siglo XVII lo fue en memoria
de este hecho.
Iglesia de la Virgen
Pese a su apariencia externa gris y poco bella, esta iglesia es una joya
del gótico. En su origen fue un pequeño santurario que al
finalizar el siglo XIV se había convertido en una iglesia constituida
por una sola nave gótica de belleza incomparable.

La patrona, la Virgen de Soterraño, ocupa el centro de un espléndido
retablo barroco, que junto con un Cristo Gótico y dos hermosas
pinturas, una de Morales y otra de Covarsí, son lo más notable
desde el punto de vista artístico junto con diversas obras de rejería
local.
La talla de la virgen es de origen incierto, probablemente visigótico.
Iglesia de Santiago
De carácter austero y cuasimonacal, fue construida en el siglo
XIII, recién reconquistado el territorio a los árabes. Construida
dentro del románico de transición, ofrece una hermosa nave
central de medio punto y dos naves laterales, más estrechas de
estilo ojival. Destaca su hermoso retablo policromado del siglo XVIII.
Conserva del románico su orientación al Este y el grosor
de sus muros así como algunas pinturas geométricas. Posee
además una urna cineraria romana y un cuadro de la escuela sevillana
representando a Santa Justa y Rufina de muy hermosa factura.
Ermita de la Soledad
Construida junto al camino antiguo de Jerez, fue concebida como hospital para
caminantes. Consta de una sola nave cerrada con una sobria bóveda de
medio cañón, ofreciendo al exterior una fachada de pantalla que impide divisar su cubierta.

Ofrece algunos restos de antiguas columnas de mármol tanto en la fachada como en el interior, así como restos de unos frescos
florales y de dibujos geométricos en la fachada. Actualmente es sede
de la Hermandad de Nazarenos, albergando parte de las imágenes que desfilan
en la Semana Santa.
Parque de la Constitución
Fue construido al terminar la guerra civil con los fondos enviados por
el gobierno para atender al paro forzoso de los combatientes que regresaban.
Felizmente, estos fondos fueron invertidos en la realización de
este hermoso parque que pronto fue la admiración de propios y extraños.

La variedad de especies autóctonas mezcladas con otras especies más exóticas componen una mezcla original y variada que,
junto con la majestuosa cubierta del quiosco de música, ofrecen
un espectáculo digno de ser apreciado por todos.
Otros lugares de visita
La población está compuesta por calles angostas en las
que abundan las casonas nobiliarias con recias portadas graníticas.
Plazoletas, arcos, pasadizos y rincones insólitos de acusado pintorequismo
y sabor ambiental, proliferan en la población, así como
fuentes y otros hitos, entre los que cabe detacar el monumento a Hernando
de Soto, obra del portugués Fortunato José de Silva,
o la popular "Piedra", concreción rocosa situada en un
extremo del caserío.
Creación muy significada, situada más próxima a
Barcarrota, aunque en término de Almendral, en un paraje de incomparable
belleza, es el viejo
convento franciscano de Rocamador, actualmente
en fase de remodelación.
No menos interesantes son el gran molino de cubo y destacado acueducto,
y el puente medieval que se localizan en sus proximidades en dirección
a Jerez.
DÓLMENES EN BARCARROTA
Según la localización con respecto a Barcarrota se ha establecido cuatro rutas:
Ruta 1: Norte, pro la carretera N-435 dirección Badajoz.
Ruta 2: Oeste y suroeste por las carreteras dirección Valverde de Leganés y Táliga respectivamente.
Ruta 3: Sureste por la carretera dirección Higuera de Vargas.
Ruta 4: Noreste, por el Camino de Nogales.
Cheles
Cheles se enclava en la línea fronteriza del Partido Judicial y el río
Guadiana, que aquí configura uno de los tramos más hermosos de su
recorrido, pleno de rincones de gran atractivo, que además sirven de
hábitat a numerosas especies animales.
Los orígenes de Cheles se pierden allá por la Alta
Edad Media, cuando el pueblo musulmán ocupaba casi la totalidad
de la Península Ibérica. Su primitiva ubicación en
la sierra de San Blas, lugar estratégico desde donde se divisaban
todos los alrededores, y la proximidad al milenario Guadiana, hablan en
favor de que los musulmanes fuesen los fundadores de nuestro primer asentamiento.
Aparecen fortificaciones en toda la línea fronteriza con Portugal
-Alconchel, Higuera de Vargas, Los Arcos, Cheles, Villanueva del Fresno,
Cunco y Almendral.
Palacio Señorial de los Condes de Via-Manuel
En la antigua calle del Conde, hoy Virgen de Guadalupe, se encuentra ubicada
la casa solariega o palacio señorial de los Condes de Via-Manuel. Se
construye en el último tercio del siglo XVII, y en ella apreciamos dos
partes bien diferenciadas. La primera fase se inicia una vez que el Señor
regresa a la villa, después de que Castilla y Portugal firmaran la paz
en el Tratado de Lisboa en 1668, que puso fin a la guerra de Restauración.
Al retornar a Cheles encuentra su castillo destruido. Para su reconstrucción
son necesarios más de 30.000 ducados. Por este motivo D. Francisco Manuel
de Villena, octavo Señor, y su hermano don Cristóbal, deciden
la construcción del palacio dentro de la población y en las proximidades
de la iglesia.

La parte más antigua comprende desde la torre del homenaje hasta el
inicio del arco, con una longitud de 42 varas aproximadamente. Consta de altos
y bajos, estos últimos con gruesos muros, bóvedas de cañón
y arcos de medio punto, donde se ubicaban las bodegas y caballerizas.
La Iglesia de Ntra. Sra. de la Concepción
La iglesia de Ntra. Señora de la Concepción se construye
en el primer tercio del siglo XVI, cuando el pueblo se traslada desde
su antiguo asentamiento en la sierra de San Blas a su actual ubicación,
coincidiendo con la construcción del castillo. La dota don Juan
Manuel de Villena, tercer Señor de la villa en 1532.

La construcción primitiva tiene forma de cruz latina, de estilo
románico, con su presbiterio hacia el naciente y su puerta hacia
poniente. Se compone de Capilla Mayor, rematada por una preciosa bóveda
de crucería de estilo gótico. En ella resalta la nervadura
de ladrillo con perfil octogonal que confluye en la clave, decorada con
una figura de libro abierto. Los nervios forman una vistosa estrella de
cuatro puntas. En el resto se entrecruzan en varios medallones. La bóveda
de crucería se une a las dos naves laterales formando todo un conjunto.
Las Ermitas
Durante los siglos XV y XVI se construyeron en nuestra región gran parte
de sus ermitas y santuarios, a ello contribuyó la gran exaltación
mariana de éste último siglo. Cheles tampoco fue ajeno a este
hecho.
Durante estos dos siglos, la población estuvo sometida al azote de epidemias,
plagas y sequías, destacando la temible peste negra que, ya en el XIV,
había diezmado a la población de toda Europa y ahora surgía
de nuevo, extendiéndose por Andalucía y Extremadura en esta primera
década del siglo XVI. Por todos esos motivos los habitantes de esa época,
ante la falta de medios eficaces para combatirla, recurren a los santos más
milagrosos como salvaguarda de tan terrible enfermedad, erigiéndoles
ermitas y santuarios.
Los lugares elegidos para sus ubicaciones fueron los aledaños de la
población, en unos casos, y lejos de la misma, en otros, siendo algunas
englobadas con el paso del tiempo dentro del casco urbano, como ocurrió
con la Iglesia del Cristo, que hasta mediados del siglo pasado estuvo en las
afueras.
En Cheles se construyeron tres ermitas: San Goldrofe, Los Mártires y
Santa Clara.
La ermita de San Goldrofe se construye por orden real. Estaba situada
al norte del término, pero próxima al Guadiana, en el paraje del
que toma nombre. Después de 45 años de abandono, debido a la guerra
con Portugal, el 7 de noviembre de 1685, el señor obispo da el visto
bueno para que se reconstruya y adorne. Para ello se hacen petitorios o recolectas
en el pueblo. El vecindario contribuye con grano, dinero y materiales. Se veneró
a San Goldrofe. El día fijado para tal evento fue la segunda dominica
de septiembre.
La ermita de los Mártires estaba situada en lo que fue el primer
asentamiento del pueblo, no sabemos si sobre los restos de la antigua iglesia,
en lo alto de la sierra de San Blas. Actualmente se conserva parte de su estructura.
Se reconstruye igual que la anterior en 1685. Se venera a San Sebastián
y San Fabián. Al primero se le consideró salvador de la peste.
Incluso fue obligatorio honrarle por disposición real en todos los pueblos
de España, erigiéndole santuarios. Poco tiempo estaría
la ermita en activo después de su reconstrucción, ya que en la
visita pastoral que hace el señor obispo don Amador Merino Malaguilla
a la villa de Cheles, el 7 de febrero de 1736, decide el cierre de la misma,
por estar alejada y no tener nadie que la cuide. Ante el abandono, manda se
tapie la puerta, para que no sirva de refugio a personas poco temerosas de Dios.
De la ermita de Santa Clara apenas si quedan restos. Estaba situada
en la Coitada, en el paraje del mismo nombre, a lo que hoy se le denomina cerca
de la Salá. Debieron destruirla los portugueses en una de sus múltiples
invasiones, ya que después de firmar la paz con el vecino país,
no aparecen escritos sobre la misma. La imagen estuvo en la iglesia hasta su
destrucción en 1936.
ENTORNO NATURAL
Para los amantes de la naturaleza hay rutas establecidas a
pie, en bicicleta o piragua.
La ruta en piragua tiene su punto de partida en el puente de
Ajuda, y su final en Cheles.
Para los aficionados a la pesca con caña, este tramo de
nuestro río es abundante en una gran variedad de especies, lo que
permite pasar buenos ratos dentro de un paisaje de gran belleza.
Actualmente hay dos establecimientos fijos, que funcionan en primavera
y verano, donde se pueden desgustar los platos típicos que tienen
como base los productos del río: el pisto, el engaspachado
y la sopa de peces.
Desde ambos se puede contemplar la hermosura del río a su paso
por esta parte del término, resltando, en la lejanía, la
silueta del castillo de Monsaraz.
Higuera de Vargas
Ciertas versiones atribuyen su fundación al caballero García
Pérez de Vargas en 1240, en tanto que otras consideran creador
del núcleo, en época posterior, al Señor de Burguillos
del Cerro, Alfonso Pérez de Vargas. Unas terceras estiman, por
su parte, como iniciador del núcleo, a Iván de Vargas, también
en la etapa medieval tardía. Como foco inicial del asentamiento
suele coincidirse en señalar una fuente llamada Santa,
o de la Higuera, a la que la tradición atribuye propiedades
curativas.
Higuera de Vargas se encuentra en el ámbito de transición entre los
Llanos de Olivenza y las sierras del sur, conectando en ciertos aspectos
mejor con Zahínos y Barcarrota que con Alconchel, que son los centros
que, junto con Villanueva del Fresno y Jerez de los Caballeros, todos a
cierta distancia, la rodean.

La organización del enclave queda determinada por el apiñamiento
del caserío en torno al castillo que se sitúa en
su centro, si bien a mediados de siglo pasado, aún existían
grupos de edificaciones alejados del foco principal. Esta fortaleza o
Casa fuerte, como con preferencia la señalan las fuentes históricas,
constituye un recinto cuadrangular realizado en piedra, con torreón
ochavado de sillares en el ángulo SW.

Tras el edificio se mantiene un amplio espacio libre, hoy convertido
en enorme huerta, rodeando la cual se extiende el caserío.
En la fachada delantera del castillo, en el presente encalada, se abre la puerta
principal de vano adintelado, sobre la que se sitúa un cuerpo torreado
con arquerías, ya casi derruido. Por delante se dispone una atractiva
plaza de gran sabor ambiental, hermoseada por palmeras y otros bien cuidados
componentes que originan un grato marco.
Cerca, presidiendo otra plaza igualmente sugestiva, se erige la iglesia
parroquial de la Concepción, que resulta el otro hito que distingue
la localidad. Se trata de edificación de mampostería encalada
originario del siglo XVI, con estructura basilical, hoy muy transformado, con
planta de tres naves de acusado desarrollo longitudinal y notable espacialidad
interior, cubierta de fábrica a dos planos sobre arcos, que sustituye a la original de madera, y cabecera plana con bóveda de crucería.
A los pies se alza una torre de mampostería y esquinas de sillería,
con cuerpo único y remate de chapitel, en la que se evidencia la influencia
de las formas portuguesas, contando con buena portada granítica de arco
conopial. La capilla mayor presenta, en lugar de retablo, hornacina y pinturas
murales de factura moderna.

De interés resulta también la ermita de la Virgen de Loreto,
de atractiva arquitectura encalada de carácter popular, en la que resalta
el atrio delantero y las pinturas murales del interior, y el edificio del Ayuntamiento,
casona del XVIII luego reformada, de grata composición exterior.
Nogales
La población se halla erigida en un enclave estratégico de notable
significación, como avanzada del Señorío de Feria frente a los dominios
de Badajoz y los llanos de Olivenza, que se extienden por
el flanco de la frontera con Portugal.
Desde su privilegiado emplazamiento Nogales domina así una encrucijada
cuyos amplios horizontes se prolongan en todas las direcciones.
La primitiva parroquia del llano quedó convertida en ermita bajo su misma advocación
de San Juan, levantándose una nueva iglesia dedicada a San Cristóbal
en el interior de la fortaleza que coronaba la colina.

Este imponente
castillo, cuya silueta dominando la geografía resulta visible
desde todas las lejanías, fue edificado por Gómez Suárez de Figueroa
cuando el pueblo era ya un núcleo floreciente, constituyendo desde entonces
su hito más representativo. Edificado con fuertes muros de piedra de más de
dos metros de espesor, resulta, según se ha dicho acertadamente, por la regularidad
de su traza, buena construcción y armonía arquitectónica, una de las realizaciones
militares más destacadas de la región.
Próxima también al castillo se halla la iglesia parroquial de San Cristóbal.

Se trata de construcción de reducidas proporciones, originaria del siglo XV, edificada en mampostería, ladrillo y sillares, remodelada posteriormente. Su
morfología resulta de acusado atractivo, llamando la atención principalmente
la portada protogótica delantera y el ábisde semicircular de sillería.. En otra
de las portadas lucen las armas de Lorenzo Suárez y su esposa Doña María Manuel, impulsores de la obra.
El retablo mayor es pieza notable, realizada entre 1675
y 1683. Su arquitectura, de severa y elegante traza clasicista, es debida
a Juan de Vargas, y las pinturas de Tomás Rodríguez.
No lejos de la parroquia se sitúa la ermita de las Santas Justa y Rufina,
de sencilla apariencia.
Además del castillo, iglesia y cementerio, y las hermosas panorámicas que su
emplazamiento ofrece, el pueblo presenta como atractivo sobresaliente el pintoresquismo
de su configuración formal, con calles de acusada cuesta y una trama de arquitectura
popular bien convervada, rica en rincones insólitos.
Dos puentes
de origen medieval sobre el arroyo Nogales en las afueras de la
población. El que se localiza sobre el camino viejo a Santa Marta, en su
tiempo compuesto por tres arcos y un aliviadero, tan sólo se conservan,
y aún así muy modifica dos, los
arranques de los extremos y los tres estribos de ladrillo, sobre los que
hoy se dispone un vado provisional ejecutado con vigas y solera de
cemento, con lacalzada quebrada.

El que se alza en el antiguo itinerario de Feria, se trata de realización datable del siglo XVI, bien conservado. Su fábrica
es de
mampostería sobre seis arcos de ladrillo de diferentes proporciones y
diseños, con estribos por el costado de aguas arriba. Inmediato al
mismo, se sitúa un antiguo molino de rodete.
Olivenza
Olivenza está situada a 24 Km. al sur de Badajoz capital. Dista de
Madrid 428 Km. por la N-V (E-90) y de Lisboa 274 Km. por Badajoz-Elvas.
Desde Sevilla a Olivenza, subiendo por las carreteras nacional 630 y
432, hay 215 Km.
La ciudad de Olivenza, está situada junto al cruce de las carreteras
comarcales 436 Badajoz-Villanueva y 423 Olivenza-Don Benito.
Se encuentra construido un puente sobre el río Guadiana, junto al
derruido Puente de Ajuda, que permite prolongar el partido judicial 423
hasta la frontera portuguesa. Este paso conecta Portugal y España 40 Km.
por debajo de la frontera de Caia, haciendo innecesario el rodeo por
Badajoz.
El origen de Olivenza está ligado a la definitiva reconquista
de Badajoz por el rey de León, Alfonso IX, la primavera del año
1230. Para recompensar la participación que los Templarios a su
servicio tuvieron en esa campaña, Alfonso IX les concedió
los enclaves de Burgillos y Alconchel.
Ciudadela Medieval y Alcázar
El Casco antiguo de Olivenza reproduce la estructura original de las
bastides, un cuadrilátero con cuatro puertas cortado por dos calles
perpendiculares que se cruzan en el centro. Todo el conjunto, en sentido
E/O, se proyecta emblemáticamente contra la frontera.

La primera piedra la puso Pero Lourenço de Rego en 1306. A partir
de 1309 la Orden de Avis dio a las obras el impulso definitivo con las
rentas de la iglesia de Santa María. Con muros de 3 m. de ancho
y 12 de altura, el conjunto tenía un total de 14 torres, albarrana
la del ángulo más expuesto. En cada cortina se abría
una puerta, fortificada con torreones macizos. Se conservan dos de ellas:
Alconchel y Los Ángeles.
En 1334 el rey D. Alfonso IV inicia la construcción de ese elemento
característico del urbanismo musulmán que es la alcazaba,
recinto amurallado dentro de las murallas. El ángulo E de la ciudadela
se cerró interiormente con dos cortinas. En la intersección
de las mismas se levantó una torre.
Pero será D. João II, en 1488, quien otorgue una nueva
fisonomía al conjunto. A pesar de los pactos de desarme suscritos
con los Reyes Católicos, el Príncipe Perfeito alza
en Olivenza la más alta torre de toda la frontera: 37 m. de altura.
Construida en mamposteria reforzada por sillares en los ángulos,
se accede a la terraza del
Homenaje a través de 17 rampas. Una
barbacana, a cuyo pie se abría un foso inundable, rodeaba por completo
la alcazaba oliventina. De ella nos dejó en 1509 cumplido testimonio
gráfico el tracista Duarte d'Armas en su famoso Livro das Fortalezas.
En el interior del alcázar, y en la anexa Panadería del rey (s. XVIII) se encuentra el Museo Etnográfico.
Plaza de la Constitución
La torre del reloj es de finales del siglo XV. En la fachada de las
Casas Consistoriales destaca el portal Manuelino. Reposición
moderna es el "pelouriño" (rollo, picota).

La Magdalena
Impulsó su construcción a principios del XVI el primer
Obispo de Ceuta con residencia en Olivenza, Fray Henrique de Coimbra,
compañero de Cabral en el descubirimiento del Brasil. El templo,
auténtica obra prima del estilo manuelino, supera en belleza
y monumentalidad a los modelos en que se inspiró: el Convento
de Jesús de Setúbal y la Seo de Elvas.

En su exterior destacan las falsas almenas, pináculos, gárgolas,
puertas laterales y la principal -un añadido renacentista-, atribuida
a N. Canterenne.
Pero lo que más sobrecoge al visitante es su vasto interior, a un tiempo
robusto y sensual, dividido en tres naves por ocho formidables columnas
torsas que parecen evocar el cardamen de un navío. El francés Boytac,
tal vez Diego o Francisco de Arruda, fueron los creadores de este espacio
mágico donde el espíritu se siente envuelto por un movimiento que es también
reposo.
La Misericordia
La Hermandad se creó el 20 de noviembre de 1501. Diez años
después recibía la cuantiosa herencia del Padre Fernando
Alffonso, quien dispuso en testamento la creación de un hospital
para "dar de comer a los pobres y huérmanos y viudas, y administrar
a los dolientes y enfermos las cosas de su necesidad". A partir de
esta fechas, las donaciones se sucedieron sin interrupción. La
Misericordia se convirtió en la primera propietaria de fincas,
tanto rústicas como urbanas, del término.

La Hermandad al principio no tuvo local propio. En 1520 el Rey ordenó
su tralado a la Ermita del Espíritu Santo, frente a la puerta de
Los Angeles. Aunque las primeras obras se inician en 1548, y continúan
a lo largo del mismo siglo, la iglesia alcanza su fisonomía actual
sólo en 1732. La capilla, de una sola nave, está toda ella
recubierta en su interior por azulejos barrocos de Manuel dos Santos,
representando las obras de Misericordia.
Importantes obras de reforma afectaron a las dependencias propiamente hospitalarias
en el siglo XIX y nuestros días. En la actualidad, la Misericordia se
mantiene como asilo de ancianos atendido por las Hijas de San Vicente de Paúl.
Convento de Clarisas o San Juan de Dios
El convento de clarisas se situó al NO. Su construcción
demoró casi un siglo (1556-1631). Con motivo de la Guerra de Restauración,
las monjas abandonaron el monasterio, destinado entonces a Hospital Militar
atendido por los Hermanos de San Juan de Dios (1641-1801). Los carabineros
y la Guardia Civil ocuparon el efificio hasta nuestros días, en
que ha sido rehabilitado como centro cultural y Escuela de Teatro y Danza.
Santa María del Castillo
En la capilla del Evangelio, puede admirarse el más sorprendente
retablo de Olivenza, de los pocos conservados en su género. En
madera tallada y policromada se representa un árbol con 15 m. de
altura. Bajo sus raíces descansa Jessé, el padre de David.

De él, parte un tronco robusto con seis ramas sobre las que aparecen las figuras de los doce reyes de su Casa. El árbol se remata con
una mandorla que encierra la imagen de María y el Niño.
Fortificaciones Abaluartas
Con la Guerra de Restauración como agitado telón de fondo (1640-1668),
fue su construcción lenta e intermitente. Aunque M. de Alburquerque trazó
el ambicioso diseño de su línea magistral -con nueve baluartes
y dos puertas- participaron también en otras fases Nicolau de Langres,
Jean Gillot y el jesuita Jan Ciermans (Cosmander). En líneas generales,
las fortificaciones oliventinas se corresponden con el pirmero de los sitemas
formulados por Vauban.
En el siglo XVIII, ingenieros portugueses introducen una serie de reformas
y mejoras, como el desaparecido fuerte de San Juan, al SE, un baluarte
a caballero sobre el del Calvario, la ornamentación de aquellas
puertas con mármoles almohadillados y apertura de las llamadas Nuevas al NE, consstrucción de revellines y plazas de armas, etc.
A finales de siglo, sin embargo, la situación era de franco abandono,
propiciando la rendición incondicional de 1801. Muy damnificadas
por los sitios sufridos furante la Guerra de la Independencia (1811),
murallas y fosos fueron enajenados en subasta pública en 1869.
A partir de ese momento entraron en un proceso de abandono y ruina que
sólo las intervenciones acuales han logrado parcialmente frenar.
Entorno de Puente Ayuda
Paraje natural en el que se encuentra el puente manuelino de Ayuda.
Cuenta con una naturaleza agreste y de gran riqueza faunística arropada
por una densa vegetación de ribera.

El río Guadiana configura un
enclave ideal para la observación de especies vegetales de ribera o
animales en peligro de extinción como la nutria, la cigüeña negra, garza
imperial, fraile, jarabugo…
Flora y fauna típica Oliventina
Las
zonas de mayor interés se encuentran en la sierra de San amaro e
inmediaciones, al igual que en el enclave de la Sierra de Luz y arroyo
Friegamuñoz, con presencia de coscojas, madroños, majuelos, adelfas, la
rosa de Alejandría, y Rosales silvestres.
Todo ello contando con nuestra dehesa, de encinas y alcornoques.
Fauna típica
La
Fauna típica del bosque mediterráneo que puede sorprendernos en
cualquier momento del recorrido, conejos, cigüeñas negras, grullas,
águilas culebreras alcaravanes pardillos rabilargos, alcaudones.
En
arroyos y riberas en cuyos márgenes y aguas podemos ver una rica
variedad de anfibios: ranita meridional, sapo común, tritón jaspeado…
La Charca de Olivenza
Como podremos comprobar, Olivenza tiene un paraje natural esplendido,
por sus grandes dehesas, pantanos, ríos, y como no por su conocida charca.En
ella se puede disfrutar de un día al aire libre para practicar
cualquier deporte ya que nos ofrece varias alternativas como son. Tiro
al plato, con unas amplias instalaciones dentro del paraje, pesca,
largos paseos por su entorno, o como no practicar un reconstituyente
picnic, en sus rústicos merenderos, ya que el paisaje invita.
Tenemos
un esplendido paisaje donde poder disfrutar mayores y pequeños, ya que
cuenta con zona habilitada de parque infantil para los más pequeños.
Todo ello implica no pasar de lejos y conocer su bonito y bello entorno.
Táliga
De reducidas proporciones y naturaleza estrictamente rural, se asienta
en el borde de transición entre los llanos oliventinos y terrenos
más accidentado cubierto de dehesas, que se desarrolla a partir
de Barcarrota conectando ya con las sierras del sur.
Al igual que Olivenza, de la que dependió como aldea, estuvo integrada
en Portugal hasta su incorporación a España en 1801.
Dada su situación en el ámbito más afectado por las
luchas fronterizas hispano-lusitanas, sufrió continuos arrasamientos
a los largo de la historia.
Su origen se estima templario, habiendo presentado siempre escasa
dimensión demográfica. A mediados del siglo pasado contaba
con 450 habitantes. En 1930, época de su mayor expansión
sumaba, junto con los caseríos próximos de El Bonito, La
Coitada, Pallares y Soplabollos, en total de 1.300.
Torre de Miguel Sesmero
Llamado en el pasado Torre de Almendral, por depender de
este centro, y en la actualidad, sólo como La Torre
a nivel familiar.
En sus inmediaciones, en un hermoso medio paisajístico, se encuentran
las charcas conocidas como Laguna Grande y
del Carril, muy ensalzadas desde la antigüedad como lugar
de pesca, abrevadero para el ganado y lugar de recreo.
Sus naturales reciben el apelativo jocoso de "cigüeños".
Versiones legendarias tratan de establecer sus antecedentes en
un mítico enclave celta denominado Saluxtogi, sobre
el que luego se consolidaría otro romano de nombre Turrilux.
Otros atribuyen su repoblación en la etapa medieval, al hallazgo
de un tesoro en ese lugar por parte de un sesmero o repartidor de tierras
llamado Miguel Pico, que habría nominado el núcleo.
En el terreno constructivo se distingue la iglesia parroquial de Ntra.
Sra. de la Candelaria, edificación de gran cuerpo erigida en
el siglo XVI, quizá sobre otra anterior de origen templario, con la que también se conecta la vieja fortaleza.

Al exterior presenta estructura de cajón con sencillas portadas y pesada espadaña
sobre la remodelada fachada frontal. El interior es de nave única
de enorme espacialidad con bóvedas de crucería. Testimonio
de la remodelación del templo sobre otro anterior, son las dos
viejas portadas de piedra, hoy cegadas, que perduran bajo los estribos
de ladrillo levantados en el XIV.
Próxima a la parroquia se alza la ermita del Santísimo
Cristo de la Misericordia, de sencilla fachada y sugestivo interior,
en el que los arcos de ojiva y la cubierta de madera revelan su origen mudéjar.

La cabecera es cupulada, con airosa cubierta de teja al exterior.
Otra ermita es la de San Isidro, de factura moderna,
levantada sobre la anterior del Espíritu Santo, de la que se conserva su gran portada de arco apuntado.

También se considera una vieja
ermita la construcción con cubierta abovedada que aparece en
el borde de la carretera de Entrín, y que más bien
puede tratarse de la fábrica de jabón que notician las crónicas
antiguas.
Hito de particular interés es el que se sitúa al borde de la
carretera de Nogales en el interior de la población. De ordinario se
confunde, debido a su estructura y origen, con un convento, aunque no es tal,
sino un gran molino aceitero, erigido a comienzos del siglo XVIII por
el Obispo Merino Malaguilla para el convento de beatas carmelitas de Badajoz.
Se trata de edificación de gran cuerpo, con planta rectangular
y numerosos componentes formales, como vanos de ornamentales recercos,
balcones, cornisas, chimeneas y otros, entre los que, denotando su naturaleza, se distingue el peculiar torreón de la viga del molino.
Al interior se distribuyen los almacenes, trojes, lagares, alfanges, calderas y demás
instalaciones propias de esta actividad, situándose en el piso
alto algunas dependencias vivideras. En la puerta principal se sitúa
el blasón de los Chaves y la fecha de su ejecución: 1757.
Las remodelaciones del siglo pasado quedan indicadas en la zona del torreón, en la inscripción que las señala como realizadas por el
alarife Antonio Núñez, en 1884. A nivel popular el edificio
es conocido en la localidad como Molino o Convento de las Claras.
La Torre es cuna de Bartolomé Torres Naharro, nacido
a fines del siglo XV, uno de los dramaturgos más tempranos de Extremadura
y de los más afamados en la España del XVI, autor entre
otras obras de la Propalladia. El pueblo le tiene dedicado un modesto
monumento. También es hijo de esta localidad el insigne pintor
Juan Barjola, nacido en 1919 y una de las figuras más sobresalientes
en el panorama artístico contemporáneo.
Valverde de Leganés
Valverde de Leganés se localiza entre Olivenza y Almendral, cerca
del pantano de Piedra Aguda, en el ámbito más cercano
a la influencia de la frontera. El siglo pasado aún aparece nombrada
como Valverde de Badajoz, jurisdicción a la que perteneció
inicialmente desde su fundación en el siglo XIII. Más tarde
pasó a integrarse en las casas de Leganés y Altamira,
teniendo a su vez como anejos, hasta su desaparición en el XVII,
a las aldeas de Valdesevilla y Los Arcos.
El aspecto actual de la población data de época moderna,
como consecuencia de las múltiples reconstrucciones experimentadas,
presentando, por tal causa, estructura de vocación regular, con
calles amplias y rectas.
Su hito más destacado es la iglesia parroquial de San Bartolomé,
realización ciertamente singular que no deja de llamar la atención por sus particulares características.

La obra se inició en 1569 bajo planteamientos colosales, no concluyéndose hasta 200
años después de manera mucho más modesta que la inicialmente
concebida.
Del proyecto originario se levantaron tan sólo los enormes
muros perimetrales de una gran nave y su ábside semicircular,
que quedaron inconclusos. Atravesada sobre esta estructura de manera
muy extraña, es decir, girada 90 grados, con la cabecera
sobre su costado del Evangelio y los pies en el opuesto, teniendo
como largo el ancho de la anterior, se encajó una nueva iglesia
de proporciones mucho más reducidas.
A las afueras del pueblo en dirección a Olivenza, ocupando un
hermoso paraje correspondiente a la finca La China, por cuyo apelativo
resulta conocido más comúnmente, se encuentra el antiguo
convento franciscano de Madre de Dios, fundado en 1540 y hoy en ruinas.
El complejo se articulaba en torno a un recoleto claustro al que se anejan la capilla, de cabecera cuadrangular con bóveda estrellada y cúpula contigua rematada en cimborrio, y otras dependencias.
Por sus características y perfecta integración con el medio paisajístico, el viejo
monasterio constituye un centro de interés sobresaliente que junto
con los de Rocamador de Almendral, Moncarche, Loriana,
San Onofre de La Lapa, Santa Elena y otros muchos, siempre
ocupando enclaves de insuperable encanto natural, testimonian la importancia
de estas realizaciones en la región.
En el interior de Valverde se conservan las ermitas del Rosario
y San Antonio.

La primera, de acusado sabor popular, presenta atractivo atrio porticado delantero y cabecera cupulada sobre trompas. La segunda,
originaria del siglo XVII, ofrece fachada con arco de medio punto y potentes
estribos laterales con pináculos y espadaña de atractiva
silueta.
Villanueva del Fresno
Se asienta al sur de Alconchel, entre Cheles y Valencia del Mombuey, como éstas
en la línea misma de la frontera, contando con un paso frente a la localidad
portuguesa de Mourao.
Sobre antecedentes más remotos que quedan patentizados por los
restos prehistóricos y romanos aflorados en la zona, las
noticias sobre su origen concreto resultan escasas, tratándose
según la tradición de una fundación templaria
establecida en el siglo XIII, e integrada más tarde con categoría
de aldea, como posesión real, en la demarcación de Alconchel.
Tiene Villanueva calles amplias y rectas de traza regular, dispuestas
en torno a una anchurosa Plaza Central presidida por la iglesia
parroquial y el Ayuntamiento. Un autor local del siglo XVIII,
la describe con justo orgullo como, "maior que la Plaza Maior
de la Corte".
En la actualidad, hermoseada y bien cuidada, con frondoso arbolado, templete
de la música en el centro, y en su entorno edificaciones perfectamente
integradas en el ambiente, dicha plaza constituye un marco acogedor y
atractivo, y una de las realizaciones de su especie más espaciosas
y gratas de la región.
Presidiendo uno de sus lados se alza la iglesia parroquial de la Inmaculada
Concepción.

Reconstruida sobre otra anterior en el siglo XVIII, es obra neoclásica de notables proporciones, con interior de tres
naves, triple cabecera plana y cúpula sobre el crucero a la que
flanquean dos menores correspondientes a sendas capillas laterales.
El exterior es de mampostería encalada con fachada frontal de traza severa.
Frente a ella se encuentra la ermita del Cristo de la Expiración, muy remodelada, con sencilla fachada de gran vano adintelado, piedra armera
y espadaña de remate. el interior es de nave única y cabecera
cupulada, llamando la atención el retablo mayor, obra de fábrica
con columnas corintias y ostentoso ático.

A las afueras de la población, en un bonito paraje, se halla la
campera de San Ginés, reconstruida el siglo pasado sobre
otra precedente. Se trata de realización sencilla de carácter
popular, con atractivo atrio delantero de gran arco y terraza, y pequeña
espadaña.
Particular mención requiere el edificio del Ayuntamiento,
uno de los más representativos, sin duda, de la región, que preside otro de los costados de la plaza.

Remodelado en los años treinta, presenta diseño armónico con galería porticada
inferior, ajustada secuencia de vanos encima, elegante cornisamento y
ostentoso cuerpo sobreelevado enfatizando la zona central.
Pieza de interés etnográfico es la Fuente de
los Caballos, que se localiza a las afueras del caserío, junto
al puentecillo existente sobre el llamado Arroyito. Está
compuesta por abrevadero y recinto acotado. En una inscripción
consta que fue realizada en 1860 por el albañil portugués
Antonio María Galhordas.
Un hermoso puente de mayores proporciones se erige sobre el río
Friegamuñoz, encontrándose restos de otro castillo,
varias aceñas y rincones de insuperable hermosura natural, en el
paraje de Cuncos, así como dólmenes y yacimientos
con gran riqueza de restos en otros puntos del entorno.

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