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Rambla de les flors
En palabras de Alexandre Cirici Pellicer: "Quintaesencia
de Barcelona, su belleza cambiante es propia de todas
las estaciones del año". Durante el siglo XIX era el
único lugar de Barcelona en el que se vendían flores,
y en las tertulias que se formaban en las paradas en
torno a floristas de gran belleza, el pintor Ramon Casas,
introductor del impresionismo en Cataluña, encontró
su mejor modelo, que más tarde se convertiría en su
mujer.
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Bajando por la rambla de las
Flores
El mercado
de flores está en la actualidad acompañado de grandes
quioscos de libros, revistas y periódicos nacionales
y extranjeros, como los que encontramos por toda la
Rambla, los cuales permanecen abiertos durante las 24
horas. Además, podemos ver algunas personas que se disfrazan
representando personajes pintorescos como el hombre
de hojalata del cuento El Mago de Oz o una figura fantasmal
que bien podría estar sacada de la obra de teatro Don
Juan Tenorio. También se conoce esta parte de la rambla
como rambla de San José, por la proximidad a la plaza
que lleva este nombre. |
Un poco
después de la calle Portaferrissa, casi enfrente de
ella, tenemos el palacio
de la Virreina. Este palacio fue construido por
el que fue Virrey del Perú, Manuel Amat i Junyent, marqués
de Castellbell, que murió prematuramente. El palacio
recibió entonces el nombre de Palacio de la Virreina,
al convertirse en residencia de su viuda.
Las obras del palacio habían comenzado en el año 1772
y al cabo de tres años quedó terminada la obra. Los
planos ya existían en el año 1770, pero no se sabe con
certeza quien los hizo. Se atribuyen a Josep Ribes.
Las obras fueron dirigidas por el arquitecto y escultor
Carles Grau (1717-1798). |
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Al lado del palacio de la Virreina hay una tienda estrecha
y muy antigua: la Casa Beethoven, en la que se puede
encontrar gran cantidad de partituras musicales, antiguas
y modernas. Pasado el palacio de la Virreina nos encontramos
con el centenario mercado conocido como mercado
de la Boqueria aunque su nombre oficial es mercado
de San José. La arquitectura del mercado es armoniosa,
pero queda escondida bajo su construcción de hierro;
ha conservado su tradición de mercado principal de la
ciudad a lo largo de muchas décadas.
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Regresamos
hacia Portaferrissa y entramos en la calle Petritxol,
calle recogida y al mismo tiempo llena de vida. En palabras
del escritor y periodista Josep Maria Huertas, "una
dulce calle", en la que podemos encontrar salas de exposiciones,
como la Sala
Parés, orfebres, librerías, comercios de moda y
las tradicionales chocolaterías típicas que le dan renombre.
Fue abierta en el año 1465 en las fincas de un ciudadano
llamado Petritxol y muchas de sus casas fueron construidas
durante los siglos XVII y XVIII ; conserva numerosos
plafones que recuerdan efemérides sucedidas en ella,
y un recuerdo ciudadano y literario entrañable en la
figura del popular dramaturgo Àngel Guimerà (1846-1924)
que vivió en la casa número 4 de esta calle.
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Al otro lado de la calle, en el número 94, se levanta
el Palau Nou de la Rambla, edificio de alta tecnología
en el que se ha instalado un parking robotizado de
once plantas subterráneas. Este edificio comercial construido
por el equipo de arquitectos Martorell-Bohigas-Mackay-Puigdomènech
y el arquitecto Jordi Frontons, es del año 1992 y su
estructura permite, a través de una abertura de grandes
dimensiones en su fachada, ver el campanario de la iglesia
de Santa Maria del Pi (Santa María del Pino).
Después de este edificio nos sorprende el contraste
de una construcción de estilo oriental, conocida
como la Casa dels Paraigües (Casa de los Paraguas),
en la que encontramos un dragón (imitación del dragón
chino) en la fachada. En su interior, en la planta baja,
ocupada por una oficina bancaria, hay que destacar el
mobiliario modernista que en ella se conserva.
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