Catalunya Catalonia

Ceuta y Melilla

Immobiliere CalpeRegresar

Centro histórico de Melilla

A Melilla se suele arribar con las primeras luces del alba, a bordo del barco que la une con Málaga o Almería. Y lo primero que el viajero ve es una fachada blanca y luminosa similar a las que se acaban de dejar en la Península.

almacenes-de-las-penuelas

Para decepción de turistas impacientes, la primera impresión que ofrece Melilla no es de africanidad, sino la de un trozo de Andalucía trasladado a la otra orilla del Mare Nostrum, con su plaza de toros, su pescaíto frito, sus bares de tapeo, sus vírgenes, sus casas encaladas de blanco hiriente y sus casetas de feria, donde, al llegar las fiestas patronales de septiembre, se bailan sevillanas y se bebe fino y manzanilla de Sanlúcar hasta la extenuación. Sin embargo, esta es una visión fugaz.

Melilla es una ciudad viva y mestiza en la que conviven cuatro religiones y cuatro lenguas.

El monumento más representativo de la urbe es la ciudadela o ciudad vieja, un conjunto fortificado que, además de ser uno de los más sólidos y mejor conservados del Mediterráneo, ofrece la particularidad de estar aún habitado.

Abundan las historias de marinos y asedios, truhanes y barraganas, plagas y tesoros en este mundo cuartelario formado en realidad por cuatro recintos concéntricos, que se fueron ampliando según crecía la importancia de la plaza.

Los sorprendentes aljibes árabes se construyeron en piedra en 1571 en lo que hoy se conoce como la plaza de las Peñuelas. Una obra monumental, la Puerta de Santiago, que siempre fue entrada principal de la ciudad, cierra el conjunto.

puerta de santiago

En medio, entre el puerto y la frontera con Marruecos, queda la ciudad moderna y modernista, gracias a la obra de Enrique Nieto un joven arquitecto, discípulo de Antoni Gaudí, que convirtió la ciudad norteafricana en un voluptuoso arrebato de arquitectura art noveau, que si ya destacaría en la Península, al otro lado del estrecho de Gibraltar acentúa aún más el carácter único del enclave melillense.

El arquitecto planteó la plaza de España como eje de la nueva urbe y de allí desplegó avenidas enormes y rectilíneas, parques románticos y barrios racionales de calles anchas y perpendiculares, como mandaba la época, en contrapunto con la retorcida y sinuosa traza de la Melilla intramuros del siglo XVI.

De su firma son los edificios de la Cámara de Comercio, el Ayuntamiento, la casa de la Reconquista y calles como la del Ejército Español.

Murallas de Ceuta

Las murallas de Ceuta, de los siglos XVI y XVIII, son uno de los complejos defensivos más bien conservados de esta parte del Mediterráneo.

murallas_reales

Y también de los más originales: las dos líneas de muros están separadas por un foso inundado donde se unen el Atlántico y el Mediterráneo.

La parte más antigua de la fortaleza, la que da a la plaza de África, fue construida por los portugueses.

Más tarde la corona española levantaría la que está orientada a la ciudad moderna extramuros.

Una de estas construcciones españolas, el revellín de San Ignacio, alberga ahora el museo de la ciudad. La Virgen de África, patrona de la urbe, vigila desde la muralla vieja el paso de los barcos que surcan el foso.

Regresar