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Aunque el interior de la comarca del Montsià se adentra en el imponente Macizo de los Ports, su relieve se caracteriza por el dominio de las llanuras: las montañas de los Ports, el río Sènia y la sierra del Montsià envuelven una depresión geográfica donde abunda la agricultura de secano. En la parte contraria, al sector oriental encontramos la llanura del Delta donde predomina el cultivo del arroz que llena el paisaje de tonalidades verdosas en primavera y doradas en otoño. El Montsià está situado en el extremo sur de Catalunya. Tiene 65.000 habitantes y está formado por 12 municipios. La capital es Amposta. Al norte, delimita con el Baix Ebre, mientras que al este sigue la costa mediterránea. Desde la desembocadura del Ebro pasa por la bahía de los Alfacs hasta llegar a la playa de Sòl-de-Riu, en Alcanar. En cuanto al turismo, la variedad y riqueza geográfica natural de la comarca: delta, puertos, ríe Ebro, llanura y costa; el incipiente crecimiento del turismo rural y de aventura, junto a la rica y variada oferta gastronómica de los productos de la tierra, es el sector que se perfila como principal dinamizador socioeconómico. Mención a banda tienen que tener los dos parques naturales que están presentes en la comarca: el del Delta del Ebro y el de los Puertos. Esta variedad geográfica se traduce también en una riqueza cultural y de costumbres. Están bastante arraigadas las fiestas mayores y otras celebraciones tradicionales con fuerte participación popular (ferias, quincenales, carnavales, pasión, gigantes, bandas musicales, corales, bailes típicos, romerías a las ermitas, fiestas religiosas y de barrios, fiestas al río y ofrendas al mar. Diferentes pueblos y culturas han dejado su impronta en el Montsià, los cuales configuran el patrimonio histórico cultural. Entre otros atractivos se encuentran las pinturas rupestres prehistóricas de arte levantino y el castillo de Ulldecona, el poblado ibérico de la Moleta de Remei y la iglesia de Santo Miquel de Alcanar, el castillo Hospitaler y la Torre de la Carrova de Amposta y la Torre de la Galera, entre otros. Descubre el Montsià La costa de la comarca del Montsià se extiende larga y lánguida, y ofrece muchas y varias posibilidades de tranquilad a lo largo de sus playas y pueblos encantadores. Cómo si quisiera proteger este lugar de calma, la sierra del Montsià se levanta majestuosa como un gran balcón sobre la mar presidida por la cumbre de La Torreta, a 765 m de altura. Sabiendo que al retorno nos espera la recompensa de un buen baño y una buena mesa, la Sierra nos anima a que la conozcamos de cerca recorriendo sus caminos. Sant Carles de La Ràpita Es un núcleo de origen musulmán como testimonia la palabra Rápita, que deriva de ribat. Siglos más tarde, en tiempos del rey Carles III, fue objeto de un proyecto que lo tenía que convertir en uno de los puertos más importantes para el comercio con América. A pesar de que el plan no se llegó a ejecutar nunca, Sant Carles de la Ràpita mantiene de aquella época buena parte de su estructura urbana y varias muestras de arquitectura neoclásica, así como los restos del antiguo canal de Navegación y de los almacenes auxiliares, transformados posteriormente. Como muestras del proyecto real podemos visitar la plaza de Carles III y la Iglesia Nueva, un edificio inacabado que se encuentra al lado de la carretera que sale de la población en dirección a Alcanar. Antes de marchar, pero, es imprescindible una paseada por el puerto, puesto que es el puerto con mayor número de embarcaciones de pesca de Cataluña, aquí podemos asistir a la subasta de pescado que tiene lugar cada tarde al palco o visitar los astilleros donde hace unos años todavía se construían de forma artesanal, barcos de madera para la pesca. Subida del Mirador de Guardiola Ensartándonos sólo un poco por el regazo de la sierra del Montsià llegamos hasta el mirador de Guardiola. Se accede por el camino que sube por el lado del campo de deportes de Sant Carles de la Ràpita y un vez arriba, obtenemos una magnífica vista de la parte derecha del Delta, del Puerto de los Alfacs, el Trabucador y la Punta del Cuerno. Si subimos a media tarde podemos ver el espectáculo de la entrada de las barcas de pesca a puerto. Las Playas La costa del Montsià ofrece playas de arena fina y también rocosas y de guijarrales, que se extienden a lo largo de todo el litoral. Si queremos hacer de las playas el objetivo principal de nuestra visita, podemos hacer noche en una gran variedad de alojamientos. En las costas del Delta, dentro del Parque Natural, encontramos la playa nudista del Serrallo justo en el sur de la Garganta de Mediodía. A continuación hay la playa de los Eucaliptos y, la Trabucador,y la playa de La Aluet. En Sant Carles de la Ràpita, pasado el puerto, podemos disfrutar de la playa de Garbí y la playa de las Delicias. Y siguiendo al sur tenemos la playa del Cemento y la playa de Maricel, antes de llegar a Las Casas de Alcanar; y pasado este núcleo, la playa de las Casas, la playa de Marjal y la playa del Camaril. Las Casas de Alcanar Este es un barrio pescador que, a pesar de que la comarca entera ha vivido los últimos años un aumento notable de turismo, mantiene su sabor marinero que luce especialmente en el blanco de las casas y en los platos de sus restaurantes. Alcanar Alcanar se sitúa a 3 km de la costa, pero a buen seguro desde época árabe y también desde que fue dada por los hospitaleros en 1238, la actividad principal de sus habitantes ha sido la agricultura, especializada en los cultivos de naranjos y mandarineros. Del qué había sido la muralla que la cerraba sólo queda la Torre de la calle Nueva, cerca de la Iglesia de Santo Miquel, de la cual destaca su portalada renacentista. Podemos observar el aspecto fortificado propio de las poblaciones costeras sometidas a los ataques piratas. En Alcanar, hace falta no olvidarse de visitar la Casa del Marqués de las Atayuelas y la Casa de Oconnor de aires modernistas, esta última que se encuentra al lado del ayuntamiento ha sido rehabilitada para acoger una muestra museística de la historia de Alcanar, así como de exposiciones temporales. Saliendo de Alcanar por la carretera que trae a Ulldecona, encontramos a mano derecha un camino que nos lleva hasta la ermita de Remei. El conjunto del santuario de la Virgen María de Remei, que fue construido entre los siglos XVI y XVII, reúne el templo y una hospedería. Dentro del hospedería podemos contemplar un mosaico que representa la batalla de Naupacto y, al exterior, se disfruta de una excelente panorámica de la costa. Junto a la ermita se encuentra el poblado ibérico de la Moleta de Remei: un importante conjunto arqueológico en el que las excavaciones han descubierto las fortificaciones de la entrada, el trazado de las calles, de las casas y otros edificios singulares. Se encuentra abierto al público y la visita permite descubrir el urbanismo, la economía, la sociedad, la religión, etc. de los ilercavons, tribu ibérica que poblaba el territorio. Els Ports La tierra se vuelve más rojiza a medida que dejamos la llanura y nos acercamos a los Puertos. Y a medida que ganamos altura, si levantamos la cabeza vemos todos los colores del verde en las hojas de los árboles, carrasqueros, pinos, avellanos, hayas, etc. El aire refresca y se afila; y la cabra hispánica silba avisando de nuestra presencia. Els Ports son una joya natural compartida entre Valencia, Aragón y Cataluña. El Parque Natural catalán se reparte entre la Terra Alta, el Baix Ebre y el Montsià. Mas de Barberans Enclavada justo al regazo de los Puertos, esta población constituye uno de los mejores miradores de la comarca. Las calles se disponen siguiendo los relevos de la montaña, escalonados, inclinados sobre el mar de olivos de la llanura. Sus habitantes han vivido, tradicionalmente, de la agricultura, pero por la proximidad a los Puertos, también, han sido importantes la ganadería de cabras y ovejas, y la artesanía de la pauma o palmito, las hojas del cual trenzaban para después modelar en forma de capazos, serones. Todavía hoy podemos comprar este tipo de artesanía, así como otros productos típicos: el aceite y la miel. La Sènia Es conocida como “la ciudad de los muebles”, es ciertamente el municipio industrialmente más activo de la comarca. Aún así, si andamos por la parte antigua de La Sénia y nos perdemos por la trama de sus calles estrechas, podemos evocar el trazado urbano árabe o viajar en el tiempo hasta los siglos XVII y XVIII, que es cuando se levantó la iglesia de Santo Bartomeu. Si nos encontramos en La Sénia el 3 er domingo de septiembre, veremos como la procesión de la patrona desfila por encima de alfombras de serrines de mil colores que han creado los mismos vecinos. La población conserva también numerosos molinos papeleros y harineros al lado del río de la Sénia, de los cuales el molino de la Vieja es un excelente ejemplo, puesto que ha sido rehabilitado. La Plana La llanura interior de la comarca del Montsià es un mar verde de olivos, algarroberos, almendros, y cítricos. Cerca del Delta, sólo separado de la costa por la Sierra del Montsià, la sábana de la llanura se nos presenta zurcido de muros de piedra gris que enmarcan los ocres de la tierra y el verde pálido de los cultivos de secano. El paso del tiempo parece retardarse placenteramente al adentrarse por la llanura, mientras que las poblaciones y cortijos que lo salpican parecen disfrutar de la tranquilidad de las horas y los días de los pueblos agrícolas. Masdenverge A pocos kilómetros de Amposta, hacia el interior, nos encontramos con Masdenverge: un pueblo de origen reciente, datado al s.XVIII, establecido pero, en un área en la que siempre había habido algún tipo de asentamiento por su proximidad a la rambla de la Galera. Esto le proporciona puntos de humedad que crean bosques de ribera y zonas húmedas, como las de La Hoya del Solsó, donde se encuentra un pequeño espacio acondicionado como área de ocio y de interés natural. Santa Bárbara Situado entre olivos, el núcleo de Santa Bárbara también es fuerza reciente. Surgió en el s.XVIII alrededor de la ermita y creció gracias a la producción de aceite, que encara hoy es una de las actividades más importantes, como se puede comprobar en las dos cooperativas de la población. En la plaza del pueblo se levantan la iglesia y el ayuntamiento, dos edificios de principios del siglo XX. La Galera La Galera nace al s.XIV en un punto estratégico de los dominios de Tortosa y Ulldecona, y de paso del antiguo camino real. El año 1340 se empieza a edificar la Torre de La Galera como punto de defensa; es una construcción sólida, de planta rectangular que mantiene el aspecto de fortaleza, a pesar de que el 1684 fue transformada en iglesia parroquial. Saliendo en dirección a Godall encontramos el barrio de los "terrissaires", donde todavía hoy existe un obrador que trabaja con las técnicas antiguas y mantiene las características tradicionales del barro de la zona. Godall Las calles y casas antiquísimos de Godall se arrecieren en uns terrenos elevados de la Sierra del Godall. Al pararnos, hace falta que visitamos la iglesia de Santo Salvador, edificio de un gótico tarde. Sin alejarnos mucho del pueblo por varios caminos aptos para el ciclo turismo, la caminata o el desplazamiento en coche, podemos visitar: ninguno el norte, la fuente de l'Arboç; hacia el este, junto al pueblo, subiendo por la Serra, el área de Medio ambiente y, hacia el sur, la fuente y el mirador de Cabeza de Asens, desde ambas se consiguen unas buenas vistas sobre toda la llanura y, al fondo, els Ports. Ulldecona Esta localidad ha sido siempre de una gran importancia histórica, como demuestra el lozano Castillo de Ulldecona. Situado en un cerro próximo, el emplazamiento del Castillo marca el lugar de los primeros asentamientos iberos, a los que después siguieron árabes y cristianos. El amplio recinto del Castillo está siendo restaurado completamente, pero es siempre abierto y se puede pasear; aconsejamos hacer una visita guiada (Tel. 977 57 33 94) que nos traerá en el interior de la iglesia de Santa Maria de Àngels y nos permitirá subir a la torre cuadrada. El traslado de la población a la Hoya, el emplazamiento actual de la villa, fecha del s.XIII. Su edificio más notable es la iglesia de Santo Lluch, un monumento gótico de dimensiones considerables construido entre 1373 y 1421. Además, en Ulldecona podemos ver otras muestras arquitectónicas interesantes como la fachada gótica de la Casa del Pedido, el antiguo convento y la iglesia de Roser de estilo renacentista, o la iglesia barroca del Convento de los Agustinos... El Corredor de La Hoya de Ulldecona... La carretera que trae de Ulldecona en Freginals sigue el corredor de la Hoya de Ulldecona, donde las aguas de las sierras del Montsià y del Godall se recogen en varias balsas temporales que se pueden visitar. A 4km de Ulldecona vemos, a la izquierda de la carretera, el Santuario de la Piedad. Es un conjunto formado por varios edificios datados entre el s.XIV y lo s.xx que, situado al regazo de la Sierra del Godall presenta una vista magnífica de la Hoya de Ulldecona en primer término, y de la Sierra del Montsià al fondo. Al lado del Santuario podemos visitar el conjunto de pinturas rupestres prehistóricas de arte levantino más importante y mejor conservado de Cataluña (Tel. 977 57 33 94). Las pinturas, que se reparten en once refugios o baumes, que representan escenas de caza y están datadas a 5.000 aC. Descubiertas el 1975, han sido declaradas recientemente Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Freginals Saliendo del pasillo que crean las sierras del Montsià y del Godall, encontramos este pequeño pueblo agrícola emplazado en un pequeño cerro. Las casas se recogen alrededor de la plaza enmarcada por la fachada barroca de la iglesia de Santo Bartomeu, el Ayuntamiento donde se puede ver la que era la casa solariega de Miralles y la exposición “Freginals en el tiempo”. Freginals es un buen punto de salida para hacer paseadas por los alrededores y el interior de la sierra de Montsià. Rio y Delta El último tramo del curso del rio Ebro regala en la comarca del Montsià un paraje, su Delta, incomparable por la flora y la fauna, sobre todo las aves, el cual configura un paisaje atractivo para el visitante: la luz está espectacular, se estira por sobre las huertas y los campos de arroz que verdean a la primavera, y en otoño se convierten en espejos de agua; se escuela entre los pequeños cortijos blancos y las barracas que salpican la llanura; juega a hacer sombras con los grupos de palmeras. Amposta La entrada tradicional en la capital del Montsià se hace cruzando el río, viniendo del norte, por el puente Penjat: símbolo y referencia de la ciudad. Se construyó entre 1915 y 1919, y se considera una gran obra de ingeniería de la época. La ciudad, que ha crecido en población recientemente, siempre ha tenido un gran valor estratégico como punto de confluencia del rio Ebro con la costa mediterránea, y de control del trasiego costero y fluvial. Pasado el puente, a la derecha, enseguida encontramos el castillo de Amposta, que fue el primer asentamiento de este núcleo, donde se encuentran restos ibéricos, árabes y posteriores, puesto que el castillo fue centro de los dominios de la orden del Hospital en Cataluña y Aragón. A continuación, encontraréis enclavado, en el antiguo foso del Castillo, una calle con casas encaladas y plenas de flores, desde donde podéis continuar por el trazado urbano del canal de la Derecha del Ebro, a la entrada un bulevar suspenso que se convierte al final en un paseo arbolado. Dentro del núcleo vale la pena visitar la iglesia arciprestal de la Asunción, el Mercado, con vitrales de la fauna del Delta, y varias casas modernistas. Museo Comarcal del Montsià El Museo tiene su sede en Amposta, en un edificio modernista situado en el parque municipal. Por las colecciones que conserva, las actividades y los servicios que despliega es un equipamiento cultural que hay que visitar. Actualmente, el centro se encuentra abierto al público mientras lleva a cabo un proceso de ampliación para presentar, a través de un museo grafía renovada, la evolución de una región y de una sociedad determinada desde tiempos remotos por su gran riqueza natural, por la diversidad de formas de vida y por su situación estratégica, borde del Ebro y la Mediterránea. Siguiendo el curso del Río... Saliendo de Amposta y siguiendo el canal de la Derecha del Ebro, en dirección a Sant Jaume d'Enveja, nos desviaremos para pasar por el pequeño núcleo de Balada, donde hay una gran adelfa, el arbusto que da nombre al pueblo, catalogado como Árbol Monumental por sus dimensiones. Muy cerca, la isla de Gràcia, la más grande dentro del río, mantiene restos del bosque de ribera, si bien la parte central acoge cultivos de naranjos. Se pueden hacer rutas por el río con barcas que salen tanto de Amposta cómo de Sant Jaume d'Enveja. Sant Jaume d'Enveja La población presenta un poblamiento disperso y diseminado, a lo largo del río, con las casas rodeadas por jardines y huertos. En sus orígenes se estructuró alrededor de un antiguo camino ganadero y creció considerablemente a finales del siglo pasado, a partir de la construcción del canal de la Derecha del Ebro y de la extensión del cultivo del arroz. En Sant Jaume d'Enveja encontramos una Colección Ornitológica (Av. Cataluña, 27. Tel. 977 47 80 24). Podemos cruzar el río en uno de los tres tradicionales transbordadores que conectan con Deltebre, antiguas partidas de Jesús y María, y La Cava, población que mira desde la comarca vecina del Baix Ebre. EL DELTA El Delta contiene una gran cantidad de puntos para visitar, a pesar de que hay algunas zonas que están restringidas para la protección de la flora y la fauna que vive. En estos casos siempre encontraremos un mirador desde el cual se puede observar el paraje. En la parte sur de la isla de Buda (a la que no se puede acceder, si no es con la compañía de guías. Tel. 977 47 80 56) encontramos uno de los brazos del río (ahora inactivo), la Garganta y el mirador de Mediodía, desde donde podemos divisar la isla; también es un buen lugar de pesca. Siguiendo ninguno el sur, hay que pasar por el pequeño núcleo de los Muntells (el nombre del cual alude a las dunas de arena sobre las cuales se levantó, formadas a la orilla del río por donde desembocaba el Ebro en la Edad Media), donde todavía está alguna de las antiguas barracas deltaicas. Desde aquí nos podemos dirigir a las playas y podemos recorrer los 6km de la barra arenosa del "Trabucador", un estrecho pasillo que une el Delta con la reserva biológica de la Punta del Cuerno y separa las mares de fuera y de dentro creando un gran puerto natural, el puerto de los Alfacs. Al final del Trabucador encontramos otro mirador desde donde podemos observar las salinas de la Trinidad. Haciendo atrás por el "Trabucador"y volviendo Delta adentro, nos encontramos primero la balsa de la Cerrada y después la balsa de la Encanyissada. Las dos se pueden observar desde miradores, y entre las dos encontramos el pequeño núcleo del Pueblo Nuevo del Delta fruto de una colonización agrícola del año 1955, hecho de casas blancas con patio, todas iguales. Bien cerca encontraremos también La Casa de Madera, donde se puede visitar la exposición: “Las Balsas del Delta”. Para más información: http://www.montsia.cat/ |