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Comarca situada en los valles de Benasque, entre los macizos graníticos de Posets y la Madaleta, con la silueta del Aneto recortándose al fondo. Estas tierras son atravesadas por los ríos Ésera y Noguera Ribagorzana. Al sur limita con las sierras exteriores de Cadorrilla y Mongay y al este con la provincia de Lérida. La localidad de Graus quizá sea una de las más conocidas de la zona debido a que allí tuvo lugar el nacimiento y la muerte de Joaquín Costa. El proyecto del embalse de Campo al que se opusieron tajantemente sus habitantes, es otra de las noticias más difundidas de esta comarca. No obstante, en ella se puede disfrutar del magnífico valle de Benasque, donde se pueden realizar multitud de deportes. También debemos tener en consideración el dolmen y bosque de Cornudella de Baliera, el espectacular paraje del macizo del Turbón. Existen además construcciones legendarias como el castillo de Benabarre, el espléndido y semiderruido conjunto histórico-artístico de Montaña; edificios religiosos como la catedral de Roda de Isábena, los monasterios de Obarra, Alaón y Pano, y las fortalezas de Fantoba, Luzás, o Perarrúa, sin dejar a un lado los pintorescos municipios de Laspaúles, Bonansa, Montanuy y Lascarrue.
Los orígenes de esta tierra se remontan a la alta Edad Media; a principios del siglo IX el territorio estaba ocupado por los árabes de Lérida. En un principio les fue arrebatado por los carolingios e incorporado al Condado de Toulouse, reino de Aquitania. Los francos mantuvieron casi olvidadas sus posesiones al otro lado del Pirineo y la comarca fue tomada por Ramón I. Tras pasar por unos truculentos períodos de transiciones y abdicaciones de monarcas, el territorio pasó a manos de Ramiro I, primer rey de Aragón. Actualmente la economía gira en torno a la agricultura y a la ganadería. Los núcleos industriales se localizan en Graus y Benabarre, y, finalmente, la reactivación del turismo ha constituido un fuerte impulso para el desarrollo de la comarca. Atendiendo a sus ecosistemas, en la margen derecha del río Noguera, se erigen las Sierras de Mongay y de Abinós. El terreno está salpicado de caseríos y pequeñas aldeas, en su mayor parte despobladas a consecuencia de la construcción del embalse de Canelles. Las montañas están repletas de encinares y robles. Hay un gran humeral localizado en las lagunas de Estaña, reivindicada para ser declarada como Parque Natural. Por supuesto, no podemos olvidar los fantásticos paisajes de la cordillera del pico del Aneto, donde algunas montañas llegan a superar los 2.500 m. El eje Pirenaico, al norte, es auténtica alta montaña. En los Macizos de Posets y Maladetas de esta cadena montañosa se encuentran las cumbres más altas de todo el Pirineo, en un paisaje modela- do durante millones de años por los glaciares conformando afiladas crestas, ibones y morrenas. La Ribagorza es un país de montañas, no sólo por la presencia del Pirineo, sino por un buen conjunto de sierras, llamadas Sierras Interiores, con rasgos geológicos y medioambientales de alto valor que conforman interesantes espacios naturales protegidos. Al oeste de la comarca, dejando atrás el Valle de Benasque, a la altura de las localidades de Seira y Campo, emergen la Sierra de Chía, el Pico Cotiella domina el impresionante Circo de Armeña y el Pico Ferrera, la sierra del mismo nombre. Al este, emerge la Sierra de Sis, unos impresionantes mallos que conectan las cuencas de los ríos Isábena y Noguera Ribagorzana En el sur, la Sierra Carrodilla sirve de frontera natural entre el Somontano y La Ribagorza. Una sierra que marca el inicio del Pirineo, al igual que la Sierra del Castillo de Laguarres, que además cierra el Valle del Isábena. Esta formación geológica está declarada Lugar de Importancia Comunitaria (L.I.C) por el valor de sus bosques de matorrales mediterráneos de carrasca, enebro y romero, que en su cara norte dan paso a pinares y quejigos. La Ribagorza es el techo de Aragón y del Pirineo. Hasta un total de cuarenta y cinco picos, de más de tres mil metros, se concentran en la cabecera del Valle de Benasque convirtiendo a esta comarca en la comarca de las montañas por excelencia. El techo de Aragón y de los Pirineos es el Aneto (3.404 m.), una montaña mítica para los montañeros, que domina el macizo de Maladetas junto a la cima del mismo nombre que alcanza los 3.308 metros de altura. Al otro lado del río Ésera, junto a la frontera y rodeado del Pico de Oro, el Ixeya, Literola o Sacroux, se alza el pico Perdiguero (3.221 m) a cuyo amparo se encuentran lo más representativo de los glaciares pirenaicos y el Posets (3.371 metros), que comparte laderas con la vecina comarca de Sobrarbe.
El protagonista de las denominadas Sierras Interiores es la alta cima del Cotiella (2.912 m.). Esta montaña domina el espectacular Circo de Armeña, un lugar declarado de Interés Comunitario por ser refugio de aves protegidas como el quebrantahuesos, águila real, alimoche o el buitre. En el sur la altura de las montañas descienden, pero no su belleza, diferente y singular en la zona del Montsec,cuya cima principal es el Montsec de Éstall (1.331 m.). Esta montaña forma parte de esta compleja alineación montañosa cuyas paredes de roca son el refugio de una singular vegetación y de numerosas aves rapaces. Los valles principales de La Ribagorza, que reciben los nombres de sus tres ríos: Ésera, Isábena y Noguera Ribagorzana,se abren paso, de norte a sur, entre las paredes de las sierras y montañas. A lo largo de estos valles se disponen la mayor parte de las localidades conformando un paisaje natural enriquecido por la actividad tradicional del hombre. El Valle de Benasque domina el Valle del Ésera al norte, atravesado por otros valles secundarios de pura belleza pirenaica como el de Estós, Literola, Remuñe, o el de Vallibierna. Este valle principal, a la altura de Castejón de Sos, recibe dos valles más: el de Laspaúles por el este y el de Chía, por el oeste. El recorrido del Ésera hacia el sur conduce al Valle de Bardají, encabezado por la localidad de Campo, desde el cual se puede acceder al Valle del Isábena a través del único valle transversal de la comarca: el Valle de Lierp. Este valle, formado por las poblaciones de Padarniu, Egea, Serrate, Pueyo y Sala y vigilado desde lo alto por el Turbón, une el Ésera con el Isábena conduciendo al verdadero corazón de la comarca, un territorio distinto, desconocido para muchos, con una gran variedad de paisajes. Al este de la comarca, el Valle del Noguera Ribagorzana se extiende desde el Pirineo, donde se ubica el Valle de Barrabés, hasta la mediterránea Sierra del Montsec conformando una verdadera frontera natural entre Aragón y Cataluña. Los Congostos Desde hace miles de años, hasta hoy, los congostos han sido el paso natural de comunicación entre las diferentes zonas de La Ribagorza. Los ríos, en una lucha constante ante la roca caliza, fueron erosionando sus paredes hasta lograr abrir estrechos desfiladeros, profundas pozas y peculiares modelados. El conocido Congosto de Ventamillo, es el desfiladero por el que discurre el río Ésera a su paso entre el Run y Seira, formando el paso natural hacia el Pirineo. Sus verticales paredes albergan especies de flora endémica como el clavel de roca Petrocoptis pseudoviscosa y aves rapaces como el quebrantahuesos. Aguas abajo, ya pasado el embalse de Barasona, el Ésera sigue firme su paso hacia el Somontano a través del Congosto de Olvena. La buena conservación de este tramo del río y su rica flora y fauna asociada al curso fluvial de montaña le valió la declaración como L.I.C. (Lugar de Interés Comunitario) En la zona de frontera, a la altura de Sopeira, el río Noguera Ribagorzana forma el Congosto de Escales, cerca de la presa del mismo nombre. En sus paredes habita la flor Borderea chouardii, una especie de la que sólo se conoce a nivel mundial la población existente en Aragón. El mismo río, ya en el sur, dibuja el congosto de Montrebei, en el Montsec. El margen derecho de este cañón es Aragón, el izquierdo: Cataluña. El agua Tres ríos nacen en el norte y vertebran el paisaje natural y humano en su camino al sur. El Ésera; proviene del Valle de Benasque. En éste desagua el Isábena que nace en Laspaúles, mientras que el Noguera Ribagorzana sirve de frontera natural a lo largo de todo el flanco oriental. Los ríos de La Ribagorza, de caudal abundante en primavera debido al deshielo, son cursos de agua que presentan una alta calidad biológica a pesar de que, salvo el Isábena, han sido intervenidos por el hombre para asegurar el abastecimiento y su aprovechamiento hidroeléctrico. Hoy en día, las láminas de agua de los embalses están integradas plenamente en el paisaje de la comarca y son un recurso turístico de gran relevancia, al ser el escenario de numerosos deportes náuticos en verano. En el río Ésera encontramos el embalse de Barasona o Joaquín Costa y los de Paso Nuevo y Linsoles; en el Noguera Ribagorzana los de Canelles, Escales, Baserca y Llauset. El agua surge y se mueve de forma salvaje en cada rincón de La Ribagorza. Un buen número de senderos conducen a algunas de las cascadas más impresionantes de la comarca como las Gorgas del Alba, de camino a los Llanos del Hospital, la espectacular cascada Espigantosa de Eriste o el rincón más bonito de Cerler: la cascada de Ardonés. Igualmente destacables son el recorrido denominado “Las doce cascadas de Liri”, sin duda, el mejor para la práctica del barranquismo, y el curioso fenómeno kárstico del Forau de Aigualluts. En este lugar las aguas de los glaciares del Maladeta y Aneto desembocan en una gran cascada y sima, desde donde, por un canal bajo tierra, vuelve a aparecer el agua a varios kilómetros al este, ya en el Valle de Arán. Los manantiales como el de Aguascaldas, las aguas termales de los Balnearios de Vilas del Turbón y los Baños de Benasque, o las aguas salinas de Juseu y Aguilaniu son unos fenómenos únicos y singulares, al igual que las Balsas de Estaña, en la zona del Montsec, al sur de Benabarre, que son las únicas lagunas naturales de la comarca. La Flora De norte a sur, la flora de La Ribagorza conforma un paisaje de contrastes. La variedad de la altitud, de la geología y del clima se traduce en una belleza cambiante de los árboles, plantas y flores que se adaptan a cada ecosistema para dar color a cada una de las zonas de La Ribagorza. Las condiciones extremas de las cumbres más altas del Pirineo por encima de los 2.700 metros hacen que el paisaje carezca de árboles. Sólo algunas gramíneas y plantas adaptadas a vivir en esas condiciones sobreviven pegadas a la rocas, como la Silene acaulis. Al descender la altura hace su presencia el pino negro que perfila el paisaje de los bosques pirenaicos. Los hayedos ocupan las laderas frescas y húmedas del Valle de Estós y se convierten en un auténtico espectáculo cuando llega el otoño al Valle de Salenques, cubriendo de colores pardos el recorrido del río del mismo nombre El haya se extiende también en la zona de Selvaplana y Sierra Ferrera, cadena montañosa declarada Lugar de Interés Comunitario, donde comparte territorio junto al pino silvestre y los abetos. El abeto puebla las laderas del Turbón y el pico Cotiella, pero, sin duda, el abetal de Vallibierna destaca por la abundancia de sus bosques que aportan vida a este pico y el entorno de su ibón. En el robledal de Cornudella los centenarios robles dan sombra a milenarios dólmenes que se han mantenido en pie durante miles de años. Al sur, el clima continental da paso al mediterráneo y con ellos a toda una serie de especies propias de este paisaje: pinos laricios, pinos silvestres, jaras y brezos que en la zona del Montsec, sobre todo en el paso natural del congosto de Montrebei comparten paredes rocosas con madroños y plantas aromáticas como el tomillo y la lavanda. La Fauna La biodiversidad de La Ribagorza propicia una singular fauna que puebla cada ecosistema de este territorio gracias al equilibrio entre el hombre y la naturaleza. En las zonas de alta montaña, la dureza del medio dificulta la vida, que requiere un alto nivel de adaptación para sobrevivir. Son especies singulares, como la perdiz nival, que al mudar su plumaje a blanco se camufla fácilmente. En estas altitudes convive con la perdiz pardilla, el acentor alpino o el hermoso treparriscos junto a mamíferos como el armiño y reptiles como la lagartija pirenaica y la víbora aspid. Al perder altura, la vida explota en los bosques húmedos donde se concentra la rica biodiversidad de La Ribagorza. Las laderas de las montañas están dominadas por rebaños de sarrios así como zorros, tejones, jabalíes o marmotas. Entre las aves destacan por su interés biológico la chova piquigualda, el pito negro, la lechuza de Tengmalm, y, sobre todo, el Urogallo, en peligro de extinción. En cuanto a anfibios y reptiles destaca el tritón pirenaico y algunas especies más comunes como sapo partero, el sapillo moteado o la rana bermeja. Los bosques mediterráneos del sur albergan un gran número de mamíferos como los zorros, garduñas, corzos, ginetas, jabalíes, gato montés y ardilla. Estos ecosistemas presentan también una gran riqueza de aves: petirrojos, mirlos, aga- teador común y trepador azul, así como pito real. En las zonas más yermas encontramos alondra común, cogujada montesina y común, y totovía; y los pedregales las collalbas negra y rubia y los roqueros rojo y solitario. LOS MONUMENTOS NATURALES DE LOS GLACIARES PIRENAICOS A más de 2.000 metros de altitud aparecen, encajados entre montañas, los fenómenos glaciares más bellos: los ibones. En Aragón, reciben este nombre los lagos de alta montaña que ocupan las cubetas excavadas por la acción de los glaciares. Contemplar sus espectaculares ubicaciones y el colorido de sus láminas de agua en verano, es sencillo gracias a la multitud de senderos que conducen hasta ellos: al ibón de Cregüeña el más grande de todo el Pirineo , a los ibones de Batiselles, Perramó y Escarpinosa en el Valle de Estós, a los ibones de la zona de Llauset y Anglios en el oriental Valle de Barrabés,… y así hasta un centenar de ibones e ibonets que salpican el Pirineo de La Ribagorza. Cada ibon es un ecosistema único, un patrimonio natural frágil y vulnerable, extremadamente sensible a los cambios ambientales y claves para el estudio y predicción del cambio climático. Todo ello los convierten en unos recursos científicos de gran valor, a los que se suman su interés turístico, dada la belleza de sus enclaves y de sus láminas de agua. EL PARQUE NATURAL POSETS - MALADETA Este territorio, que abarca todo el norte de La Ribagorza, de este a oeste, es pura naturaleza pirenaica. Una reserva natural única en Europa; una reserva única para visitar y preservar. Las cumbres más altas de todo el Pirineo dominan este espacio natural. Entre ellas destacan los techos de Aragón y de la cordillera: el Aneto (3.404. metros), el Posets (3.371 metros) y el pico Maladeta (3.308 metros) que emergen entre una concentración de más de cuarenta y cinco picos que superan los tres mil metros, dando lugar a un tramo del Pirineo excepcional. Sus cimas se alzan como afiladas crestas o como formas más pesadas consecuencia de la erosión glaciar. El ecosistema de alta montaña, difícilmente accesibles, ha permitido la pervivencia de treces glaciares únicos, declarados Monumentos Naturales, dada su importancia geológica. El desplazamiento y deshielo de estas masas de hielo permanentes durante miles de años ha modelado un paisaje de singular belleza y alto valor científico. Este paisaje de matices grises y blancos está salpicado por el colorido de los ibones: los acuíferos naturales de alta montaña. En primavera y verano se deshielan dando lugar a bellas láminas de agua de tonos verdes y azules. Consejos para realizar las excursiones con seguridad y de manera sostenible. El senderismo se realiza en un entorno natural privilegiado, que hay que respetar y conservar para que mantenga su pureza y hacer que ésta sea sostenible en el tiempo. • Cuida las fuentes y corrientes de agua, la flora, no molestes a la fauna y no abandones basura. • Respeta los senderos marcados y su señali- zación, son los caminos idóneos para disfrutar de la naturaleza. • Si vas a recorrer los senderos que se proponen, es básico informarse muy bien del recorrido a realizar mediante mapas más específicos, consultar la meteorología, llevar indumentaria y equipo técnico adecuados y, sobre todo, no olvides llevar agua y protec- ción solar. • La compañía de un guía profesional y especializado, de cualquiera de las empresas de aventura de la comarca, hará que la experiencia sea más completa y segura. · Espacio Pirineos. Centro de cultura, investigación y ocio del Pirineo (Graus) Situado en la antigua iglesia de la Compañía de Graus, merecedora de una visita por sí misma, el centro ofrece un recorrido virtual por la riqueza natural y cultural del Pirineo a partir de audiovisuales y recreaciones. Un gran mapa de los Pirineos y el llamado Mural de la Biodiversidad explican de forma impresionante los principales valores naturales de la comarca. • Cada sendero requiere disponer de un determinado nivel físico y conocimientos técnicos. • Para cualquier Emergencia, no dudes en llamar al 112. Deporte y aventura La Comarca de La Ribagorza es un territorio de referencia para la práctica de deportes de aventura. Sus ríos, valles, montañas, embalses, sierras o barrancos son el escenario, en todas las estaciones del año, de multitud de disciplinas deportivas que atraen a miles de turistas conocedores de la variedad de sus recorridos, su belleza y la calidad de sus infraestructuras de turismo activo. El Pirineo es el protagonista del paisaje ribagorzano. Los macizos de Posets, Perdiguero, Cotiella o las Maladetas, con el Aneto como la cumbre más alta de todo el Pirineo, son el lugar ideal para la práctica del montañismo, el senderismo, el esquí de travesía o las raquetas. En los Llanos del Hospital de Benasque se concentran los recorridos de esquí de fondo, mientras que la estación de esquí de Cerler posee algunas de las mejores pistas de esquí alpino del Pirineo. Durante el verano, el deshielo de la nieve da paso a actividades acuá- ticas como el descenso de barrancos, rafting, hidrospeed o kayak en los ríos Èsera, Isábena y Noguera Ribagorzana, o el piraguismo, la pesca o el windsurf en las aguas tranquilas de sus embalses. Para los más aventureros, están las paredes de roca caliza para ascender por varias vías ferratas e infinidad de vías de escalada deportiva y clásica o bien acudir a Castejón de Sos, una de las zonas de vuelo de parapente más conocidas de toda Europa, para sobrevolar el Pirineo con ayuda de un parapente o a bordo de un ultraligero Esquí alpino Esta modalidad de esquí es la más extendida en la actualidad. Se practica en las estaciones, donde la ascensión a las laderas de las montañas se realiza por medio de remontes y el descenso por pistas balizadas y acondicionadas. Esquí nórdico El esquí de fondo se comenzó a usar como medio de desplazamiento en los países nórdicos durante los meses de invierno, siendo hoy una disciplina deportiva altamente saludable que requiere una buena preparación física y depurada técnica para su práctica. Raquetas Esta disciplina hace posible adentrarse en las sierras y montañas en pleno invierno gracias a las raquetas de nieve, compuestas por piezas de plástico y metal, que se acoplan a las botas de montaña y permiten desplazarse por terrenos nevados sin hundirse. Speed riding Esta modalidad combina esquí, paracaidismo y parapente para realizar descensos de montañas nevadas a velocidades de vértigo. Este deporte nació hace pocos años en los Alpes y ha experimentado una gran evolución desde entonces, consiguiendo numerosos adeptos en toda Europa. En la estación de Cerler se ha creado la primera escuela de Speed Riding de España, gracias a la combinación de las excelentes pistas de esquí y la cercanía a Castejón de Sos, una de las zonas de vuelo de parapente más famosas del sur de Europa. La estación ha habilitado una pista cerrada para la práctica y enseñanza de este deporte, que es pisada por las máquinas y está balizada adecuadamente para evitar accidentes y no interactuar con el resto del dominio esquiable. Para iniciarse con este deporte tan sólo es necesario un nivel medio de esquí alpino, mientras que si se quiere progresar en él se recomienda ha- ber realizado previamente un curso de parapente. Esquí de travesía A medio camino entre el esquí y el alpinismo, su práctica tiene como objetivo la ascensión, travesía y descenso de montañas en pleno invierno. No requiere caminos preparados o balizados, pero exige una excelente preparación técnica y conocimientos sobre aludes y orientación. Montañismo Este deporte de aventura persigue coronar las cumbres de media y alta montaña, tanto a pie como con técnicas de escalada, hielo o nieve, lo que exige un nivel de preparación superior, dados los importantes desniveles y fuertes pendientes que se deben superar. Escalada Esta disciplina engloba todas las ascensiones a montañas o paredes con fuerte pendiente que requieren el apoyo de los brazos para progresar. La escalada deportiva es su versión más técnica y segura, y en la que se alcanzan mayores niveles de dificultad. Las vías ferratas son ascensiones en roca equipadas con escaleras, clavijas y cables metálico. Y todo un mundo lo puede conseguir en La Ribagorza. |