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Galicia

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Mondoñedo.Lugo

Cuando uno pasea de noche por las solitarias calles de Mondoñedo le invade la sensación de haber llegado un par de siglos tarde, pues semejante catedral, semejantes edificios, tuvieron que levantarse en una ciudad con un pulso mucho más acelerado que el que en la actualidad tiene esta villa monumental encajada entre montañas que, sin duda, resume como pocas la vida silenciosa y adormilada de la Galicia rural.

Mondoñedo fue una de las siete capitales del reino de Galicia y sede episcopal desde el año 1112. La villa creció en torno a la catedral de Santa María, cuyo estilo original es románico, pero que tiene aportaciones de casi todos los estilos arquitectónicos.

La primera piedra se puso en el siglo XIII. Destaca el rosetón gótico de la fachada principal, el claustro renacentista, el retablo barroco y sus pinturas murales. Es la sede también del Museo Catedralicio y Diocesano, con un importante legado de arte sacro.

Cada tarde, a las siete, los canónigos rezan entonando cánticos sacados de otros tiempos. Otros edificios importantes de la villa son el ayuntamiento, del siglo XVI, y las iglesias de la Virgen de los Remedios y de Santiago.


La Fuente Vieja se levanta frente al Palacio Episcopal, en la Rúa da Fonte, Su original arquitectura data de 1548 en tiempos del Obispo Soto y está formada por dos partes, una exterior y otra interior. La exterior está compuesta por un frontis de arco grande (con dos escudos del Obispo promotor y las armas imperiales de Carlos V como remate) y una escalinata semicircular descendente; y la interior por una cámara abovedada con pilones para recoger las agujas.
Desde la fuente podemos contemplar la casa en que nació el famoso escritor universal Álvaro Cunqueiro Mora (1.911-1981), quien escribió que “si viniera a las San Lucas un perfumista de París, yo lo llevaría a la Fuente Vieja, para que aspirase lentamente el aroma de heno de la hierba recién cortada, y partiendo de él inventase un perfume de otoño”.

fuente vieja:

Para apreciar ese sabor añejo y conventual que preside la vida de Mondoñedo hay que deambular por el puente del Pasatempo, por la fuente vieja, frente a la fachada del hospital de San Pablo y por la plaza del Real Seminario.

Por estas calles forradas de granito y saudades también paseaba el escritor Álvaro Cunqueiro, una de las plumas que mejor retrataron la Galicia rural y provinciana de la primera mitad de siglo XX.

mondonedo

Cunqueiro nació en Mondoñedo en 1911, y en agradecimiento a la vinculación de su obra y su vida con la ciudad, sus paisanos le dedicaron una estatua en un costado de la plaza de España en la que, sentado en un banco, mira de forma ausente hacia la fachada de la catedral.

Los golosos deben dejarse caer por la confitería del Rey de las Tartas, cuya fama traspasó las fronteras de Mondoñedo.

mondonedo

Para los mitómanos es imprescindible una visita al cementerio, uno de esos camposantosmonumento tan habituales en Galicia, con barrocas sepulturas y panteones en los que están enterrados algunos gallegos ilustres, entre ellos, por supuesto, Álvaro Cunqueiro. En su tumba quiso que figurara este epitafio: «Aquí yace alguien que, con su obra, hizo que Galicia durase mil primaveras más».

El Camino de Santiago

La ruta de la estrellas. El primer itinerario cultural europeo. La calzada por la que entraron en la península Ibérica las vanguardias artísticas y culturales de la Europa medieval.

Todo eso es el Camino de Santiago, la más famosa de las vías de peregrinación de todos los tiempos. Y también un viaje al interior de uno mismo tan intenso, tan personal, tan indescriptible que nadie que lo empieza es consciente de que, al menos por unos días, la experiencia le cambiará la forma de ver la vida.

Existen muchos y variados caminos a Santiago, pero el más conocido es el Camino Francés. Las cinco últimas etapas de esta ruta, que atraviesan la provincia lucense, son las más transitadas y famosas de todos los caminos jacobeos.

Empiezan en O Cebreiro, un collado situado a 1.300 metros de altitud, paso histórico entre León y Galicia. Este es un poblado de pallozas de piedra, rodeado de un paisaje misterioso, pues la neblina lo envuelve incluso en días veraniegos.

Desde el pueblo baja una senda hasta Triacastela, la ciudad de los tres castillos, de los cuales, por cierto, no quedan ni ruinas, y de las canteras de cal; los peregrinos medievales solían llevar desde aquí una piedra de cal para contribuir a la construcción de la catedral de Santiago.

A partir de Triacastela el Camino se interna por los parajes más solitarios y recónditos de la Galicia rural, aldeas perdidas y corredoiras tupidas por los carballos centenarios, una Galicia imposible de ver desde el coche.

triacastela

La ruta pasa por el monasterio de Samos, uno de los más antiguos de España, y enseguida llega a Sarria, una localidad próspera y grande, donde el Camino muestra todo su poder comercial y revitalizador: nada menos que ocho albergues esperan a los peregrinos.

Casi todos están en la zona vieja de la ciudad. Sarria fue repoblada por el rey leonés Alfonso IX y acogía a los caminantes en el convento de la Magdalena, cuya fachada plateresca aún puede verse en la parte alta, cerca del castillo feudal de los condes de Sarria.

El Miño se cruza por Portomarín, un pueblo que quedó bajo las aguas del pantano y del que se salvó la grandiosa iglesia-fortaleza de San Nicolás, que se desmontó piedra a piedra para ser reedificada en la plaza central del nuevo asentamiento.

A 153 kilómetros de O Cebreiro, el monte de Gozo anuncia la cercanía de Santiago de Compostela, la meta ansiada, el final de este viaje al interior de uno mismo.

Santiago de Compostela

«Compostela se hace en torno a la campana», decía el literato ferrolano Gonzalo Torrente Ballester. La campana inunda la ciudad de Santiago de Compostela de tonos de bronce, y la piedra de las iglesias, los conventos y los palacios, animada por ese tañer interminable, destila la humedad y la nostalgia de una ciudad sumida en la niebla.

santiago de compostela

No existen sonidos urbanos más evocadores que los de las campanas y los de los tranvías. En Santiago no hay tranvías, pero sí muchas campanas, sones de ultratumba misteriosos que día a día, siglo a siglo, marcan el tempo humano, el ritmo cadencioso de una ciudad de silencios.

Compostela es única. Y a diferencia de otras ciudades famosas, la exclusividad de la capital gallega viene reflejada por lo que esconde, por lo que no es. Compostela no es una ciudad museo, pese a ser Patrimonio de la Humanidad.

No es una explosión de vanguardia, aun siendo sede del Centro Galego de Arte Contemporaneo. Santiago de Compostela es la patria de la contradicción, una ciudad vieja nacida de un camino de peregrinación en la Alta Edad Media, una mezcla de lo más nuevo y lo más arcaico a la que, como dice el escritor compostelano Suso de Toro, «parece que le faltara el siglo XIX y parte del XX».

Para los compostelanos hay dos ciudades, la nueva y la vieja. La nueva es la de vivir a diario, la de barrios como el Ensanche, Pelamios o el Corredor de Morón, adonde no llegan los turistas, pero sí los universitarios y la legión de funcionarios que hace girar el engranaje burocrático de la capital de Galicia.

A la otra, la vieja, si van, es para tomar pulpo o lamprea en la Rúa do Franco o para enseñársela a un familiar llegado del pueblo. El Santiago viejo, el del obispo Gelmírez y la piedra gastada de tanta lluvia y tanta mano posada en el parteluz del Pórtico de la Gloria, es territorio forastero.

La ciudad vieja, cuya planimetría no ha cambiado en 200 años, confluye siempre en la plaza del Obradoiro, el corazón copernicano de Compostela.

Este es un espacio desmedido, pensado más para impresionar al humilde peregrino y mostrar las desmesuras del poder arzobispal que como intercomunicador de los trasiegos urbanos. Desde el centro de la plaza, rodeado por un escenario pétreo pensado para asombrar al viajero, uno siente que, en efecto, Compostela es única.

Islas atlánticas de Galicia

Las islas Cíes son una delicia natural, un precioso archipiélago deshabitado y medio salvaje formado por tres islas: Monteagudo, Faro y San Martiño, situadas a la salida de la desembocadura de la ría de Vigo. Las Cíes son un reducto del ecosistema litoral gallego que ha resistido de puro milagro.

islas cies

En sus dunas, playas y acantilados sobreviven matorrales de toxos, xestas y torviscos. Aquí anida la mayor colonia del mundo de gaviotas de patas amarillas, amén de otro importante número de gaviotas oscuras y cormoranes. También quedan manchas de higueras y rebollos, relictos de la cubierta vegetal original.

Las Cíes fueron declaradas parque nacional en el año 2002, junto con las cercanas islas de Sálvora, Ons y Cortegada (penúltimas de momento de la lista de espacios más protegidos de España): el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia.

Las Ons están en la boca de la ría de Pontevedra, y Sálvora, la más rocosa e inhóspita, en una posición similar pero en la contigua ría de Arousa. Cortegada queda dentro de esta ría, que se halla muy cerca de tierra.

Si exceptuamos esta última, los otros tres archipiélagos (Cíes, Ons y Sálvora) pertenecen a un mismo sistema orográfico, y dada su posición transversal al eje de las rías y su ubicación, a la entrada, cumplen un papel fundamental protegiendo a las rías de los temporales y facilitando la vida y la actividad pesquera en el interior de las islas.

Esto hace también que la cara oeste de las islas, la que da al océano, sea mucho más accidentada y salvaje que la este. Así se observa en las tres islas Cíes, que tienen en común los grandes acantilados que dominan su cara atlántica y playas de ensueño pero de aguas frías en la vertiente que mira a las costas gallegas. Monte Agudo y Faro comparten también la playa de Rodas, que une los dos islotes, una de las playas más bellas del mundo.

Este es un buen lugar para acudir en verano con niños para que correteen a gusto por todo el arenal. A San Martiño, sin embargo, solo se puede llegar en barco privado, y da cobijo a la playa de Figueiras, catalogada como playa nudista.

En las islas Cíes hay otros muchos lugares sensacionales. Si se toma el sendero que nace en esa misma playa de Rodas, se puede subir al Alto do Príncipe. En tres cuartos de hora se alcanza un mirador mágico desde el que se ve la imagen más impactante de estas islas que protegen las Rías Baixas gallegas.

Muralla romana de Lugo

Esta muralla no solo es la mejor conservada de las cercas urbanas de época clásica, sino también un ejemplo de cómo las mismas, que se consideraron obstáculos para el crecimiento urbano y fueron derribadas casi todas sin piedad, pueden llegar a integrarse en el entramado urbano y ser una fuente de recursos en vez de una traba para ello.

muralla romana de lugo

No hay ciudad española con paseo urbano tan original y sugerente como Lugo. Dos kilómetros largos de muro de lajas de pizarra y granito unidas con opus caementicium (hormigón romano), de hasta 7 metros de grosor y entre 8 y 12 metros de altura, envuelven aún esta ciudad, eje de caminos desde la Antigüedad entre el noroeste peninsular, Asturias y la Meseta.

La construyó el ingeniero Vitrubio y en 17 siglos prácticamente no ha sufrido ni reformas ni agresiones, si exceptuamos las cinco puertas abiertas en la era moderna para facilitar el tráfico, que se suman a las cinco originales romanas que aún se conservan.

La muralla fue siempre el emblema de Lugo, la Lucus Augusti de los romanos, y ya en 1549 una ordenanza municipal decía «que ninguna persona de cualquier condición no sea osada de sacar, ni llevar, ni robar piedra ni hierro ni madera de las puertas y murallas de esta ciudad [...] bajo pena de 600 maravedís y 30 días de cárcel...».

El camino de ronda superior se acondicionó y es ahora el gran anillo peatonal de Lugo, la manera más intimista de descubrir la ciudad, ya que rodea todo el perímetro urbano desde un punto de vista elevado.

Por una de sus puertas, la de San Pedro, entró Alfonso II el Casto en el año 829 durante su famoso viaje a lo que luego sería Santiago de Compostela para comprobar si era cierta la aparición de un sepulcro con los restos del apóstol Santiago. Y por ella siguen entrando hoy los peregrinos que van a Santiago por el Camino Primitivo.

muralla romana de lugo

Tal era el tránsito por esta puerta de la muralla que en 1874 un informe municipal imploraba su ampliación, varias veces retrasada, pues «días hay, en especial los de mercado, en que es, no solo difícil, sino casi imposible la entrada por dicha puerta por la aglomeración de personas, caballerías y carros».

Rías Altas

Las profundas rías de la costa norte de Galicia, en las provincias de A Coruña y Lugo, forman uno de los paisajes costeros más interesantes del Cantábrico.

Más expuestas a las tormentas y el mal tiempo y con aguas más frías, han sido menos explotadas turísticamente, por eso su fisonomía y su paisaje han resultado también menos alterados.

Geográficamente, las Rías Altas empiezan en la de Ribadeo, que marca frontera con Asturias. La siguiente es la de Foz, donde hay dos buenas playas, una característica de todo este frente costero: enormes arenales rodeados de algunos de los acantilados más altos de Galicia. En lugar de chalés adosados, prados y bosques llegan a lamer el agua.

Viveiro, en la ría homónima, es una localidad agradable, con murallas renacentistas, fachadas de galerías blancas y acristaladas y un centro histórico con sabor marinero. La ría está encajada entre grandes montes, como el de San Roque, en cuya cima hay una ermita y la mejor vista de la comarca.

viveiro

La carretera LU-862 (que luego pasa a ser la AC-862) bordea todas las Rías Altas y lleva ahora a la de Barqueiro, uno de los rincones más apartados y tranquilos de la costa gallega. En el interior de esta última ría, los puertos de O Viñedo y O Barqueiro ponen una nota de tipismo con sus cascos urbanos estirados sobre la ladera del monte.

La ría de O Barqueiro está cerrada por el oeste, por el cabo de Estaca de Bares, el punto más septentrional de la península Ibérica y el lugar que oficialmente separa el océano Atlántico del mar Cantábrico. Las vistas desde Estaca de Bares son espectaculares; no en vano está en una de las costas más tortuosas y quebradas de Europa.

cabo de estaca de bares

La siguiente ría es la de Ortigueira, la más grande y profunda de todas, encajada entre las dos grandes moles montañosas de Estaca de Bares y el cabo Ortegal.

cabo ortegal

El fondo de la ría es una zona de marismas y de páramos intermareales de gran valor ecológico. Por último, está la ría de Cedeira, una de las más populares de las Rías Altas. En ella se encuentran enormes playas, como la del arenal de Vilarrube, frentes dunares, grandes acantilados y una villa, Cedeira, de típica estampa marinera, famosa por sus calamares y los restaurantes de pescado y buen vino.

San Andrés de Teixido

Tan solo 12 kilómetros por la empinada sierra de A Capelada separan Cedeira del santuario de San Andrés de Teixido.

san andrés de teixido

Por el camino se ven trotar las bestas, caballos salvajes, pequeños y robustos, acostumbrados a cabalgar en estos montes donde el viento vive en guerra con el mar y la tierra. También se divisan aerogeneradores en las cresterías, signo de que la modernidad ha llegado a este remoto confín de Galicia.

Donde no ha llegado la modernidad, ni se le espera, es a este santuario gallego, fundado en las alturas de A Capelada hacia el siglo XII y cuyas paredes blancas con pecas de piedras encierra un retablo barroco donde se veneran las supuestas reliquias de san Andrés, uno de los doce Apóstoles.

San Andrés de Teixido es el segundo lugar de peregrinación más famoso y concurrido de Galicia, por detrás obviamente de Santiago de Compostela.

Cuenta la leyenda que el apóstol san Andrés se despertó triste una mañana. Su templo estaba en un lugar tan inhóspito que no atraía a los peregrinos, quienes preferían visitar la tumba del apóstol Santiago, en Compostela, antes que la suya. Conmovido, Dios le hizo una concesión: «Desde hoy, prometo que nadie ha de entrar en el Reino de los Cielos sin antes haberte visitado.

Y si no lo hiciera en vida, habrá de acudir de muerto». De ahí la tradición: «A San Andrés de Teixido, va de muerto quien no fue de vivo».

Es decir, tu alma vagará sin paz hasta que haya ido a Teixido y además tres veces, en penitencia por no hacerlo una en vida. Por eso, la de San Andrés debe de ser la única romería de ultratumba del mundo.

Una vez allí, hay que respetar varias tradiciones: la primera, comprar figuritas de pan. Luego, hay que entrar en la ermita y rogar la bendición de san Andrés.

Después, se toma rumbo hacia el mar para beber en la fuente del Santo, donde se dice que hay que beber de los tres caños sin apoyar las manos en la pared de la fuente. Tras pedir los deseos hay que arrojar al agua una miga de pan. Si flota, los deseos se harán realidad, pero si se hunde, se cuenta que el peticionario no llegará a fin de año vivo.

Tras mojar los labios en la fuente, hay que bajar hasta la orilla del mar en busca de la herba namoradeira o clavel marino (hierba de enamorar), y los xuncos de ben parir (los juncos del buen parir) y volver al santuario con el ramo.

herba namoradeira

Se dice que para lograr el amor de quien se desee, no hay más que ponerle un pétalo de la herba en el bolso sin que la amada o amado se percate. La pasión está asegurada.

Cruceiros gallegos

Hay cientos, miles de cruceiros, por toda Galicia. A lo largo del Camino de Santiago y en las más humildes y recónditas encrucijadas de caminos.

cruceiros gallegos

Presiden los atrios de pequeñas iglesias rurales de sillares de granito comidos por los líquenes y el musgo o anteceden a cementerios de labrados panteones barrocos. Son solitarias cruces de piedra tallada que invocan a lo sobrenatural y que conectan una tierra mágica con las almas del más allá.

La de los cruceiros es la silueta más peculiar y característica de una Galicia que todavía cree en meigasy en santas compañas.

Los cruceiros gallegos son herencia de los menhires prehistóricos, de los milladoiros romanos (mercuriales) y de las cruces de la Irlanda evangelizada de los siglos VI y VII. Ya en tiempos clásicos se honraba a Mercurio, dios de los negocios y protector de los viajeros, colocando una piedra en lugares estratégicos de los caminos hasta formar milladoiros.

Más adelante, el cristianismo no pudo con esta tradición; solo logró que se cambiaran por cruces.

Sin embargo, no todos los cruceiros protegen encrucijadas de caminos frente a lo que pudiera llegar del más allá. También hay cruceiros de término, que marcan los límites de una parroquia como en tiempos medievales hacían las piedras signatas.

Los de parada presiden los atrios de las iglesias o los caminos por los que pasan las procesiones o entierros. Los devocionales fueron levantados por un particular o por una familia en agradecimiento por un favor concedido o por devoción a las almas del Purgatorio.

Los expiatorios se construyeron como penitencia para expiar un pecado o una culpa. Los altomedievales, decorados con escenas de la Biblia, tenían fines didácticos para el pueblo inculto.

Dicen que el más viejo de todos los cruceiros de Galicia es el de Melide (A Coruña), tallado en el siglo XIV. Uno de los más bellos es el de Lameiros (Ligonde, Lugo), fechado en 1670, en el que los cuatro lados de la base hacen referencia al calvario o a la muerte (martillos, clavos, espinas, calavera), mientras que en la cruz asombra el relieve de la maternidad o la vida.

cruceiro de melide

El de Hio (Cangas, Pontevedra) es una maravilla escultórica tallada en un solo bloque de piedra donde tienen cabida las ánimas del Purgatorio, el Paraíso de Adán y Eva y el Descendimiento.

Ribeira Sacra

El cañón del Sil sirve de hilo conductor para esta ruta por la provincia de Ourense, que toma el nombre de los numerosos cenobios que hubo en las riberas de este río galaicoleonés. Hoy en día se contabilizan en la zona 18 monasterios medievales.

canon del sil

La Ribeira Sacra sirve para descubrir una Galicia rural de paisajes grandiosos y escarpados, en las antípodas del bullicio veraniego de las Rías Baixas.

Por la orilla meridional del Sil y, hasta la confluencia con el Miño, van apareciendo lugares cargados de historia como San Pedro de Rocas, el santuario eremítico más antiguo de Galicia, o el monasterio de Santa María de Montederramo, en cuyo documento fundacional (siglo XII) ya se habla de la Rivoira Sacrata.

Otro monasterio de visita obligada es el de Santa Cristina de Ribas de Sil, uno de los mejores exponentes del románico rural gallego de principios del siglo XIII, donde destaca la decoración escultórica; su campanario, integrado en el claustro, es de especial singularidad.

El monasterio más famoso es el de Santo Estevo de Ribas do Sil, antiguo monasterio benedictino hoy reconvertido en parador de turismo. Las obras de restauración para convertirlo en hotel rescataron uno de los mejores y más grandes conjuntos arquitectónicos de la Ribeira Sacra, cercano a la localidad de Nogueira de Ramuín. Este es un lugar repleto de misterio e historia (Santo Estevo existe desde al menos el siglo X). Tiene tres claustros, uno de ellos renacentista, y tres alturas de galerías porticadas.

santo estevo de ribas do sil

Pero la Ribeira Sacra no es solo un lugar para visitar monasterios y parajes escarpados. Es también el nombre de una denominación de origen donde se hacen magníficos vinos tintos, y sobre todo blancos, con uva mencía.

Las cepas pueblan las terrazas abancaladas del Sil y del Miño desde hace 2.000 años. A sus caldos los romanos los llamaban «oro líquido del Sil». Los bancales ascienden por las cuestas más escarpadas del cañón, en una de las regiones más remotas de vino del mundo, en la que gracias al amparo protector de los cauces tan abruptos y encajados y a la orientación sur, las uvas maduran en la proporción correcta para unos vinos asombrosos en un clima tan septentrional.

Varias empresas organizan paseos en barco por el río y otras actividades fluviales.

Dunas de Corrubedo . A Coruña

Se trata, sin duda, de uno de los paisajes más extraños de toda Galicia. Un mar de dunas que podría haber escapado de un relato sahariano.

Se halla en una península entre la ría de Arousa y la de Muros y Noia, en el municipio de Ribeira, de la provincia de A Coruña.

El parque de Corrubedo comprende la zona de dunas, de unas 9.600 hectáreas de superficie, más las cercanas lagunas de Carregal y Vixán.

lagunas de carregal

La duna más grande, que aún está activa, tiene un kilómetro de longitud por 250 metros de ancho y 20 de alto.

La vegetación incluye especies tan poco frecuentes en Galicia como el cardo marino o la ammofila. Hay un centro de interpretación y una red de senderos y pasarelas de madera que permiten recorrer la zona dunar, las lagunas y las playas cercanas.

Ría de Muros y Noia . A Coruña

Apacible y luminosa, Noia y su entorno ofrecen la imagen perfecta de lo que el viajero espera encontrar en las Rías Baixas: pueblos de rúas estrechas, barcos de pesca meciéndose al son de las mareas, pazos de nobles piedras comidos por la hiedra y suaves colinas que llevan el verde de los pastos hasta la misma orilla del mar.

ria de muros

Una excelente manera de disfrutar de este paisaje tan gallego es recorrer a pie el sendero del monte San Lois, una senda balizada que lleva desde el casco histórico de la villa hasta la cumbre de uno de los cerros más característicos de Noia, desde el que se domina la entrada a la ría y las diversas poblaciones de su costa, como Muros, Portosín o Esteiro.

El recorrido del monte San Lois está señalizado con marcas verdes y blancas.

Fragas do Eume . A Coruña

Una fraga, en lengua gallega, es un espacio montañoso donde crece salvaje la vegetación. Un bosque. Y este de Eume, muy cerca de A Coruña, es uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Galicia.

fragas do eume

Fresnos, castaños, abedules, sauces, arces, avellanos, laureles y carballos (robles) forman una densa pantalla de verdor y misterio, acrecentada por los helechos relictos del Terciario que crecen en las zonas más húmedas.

La magia de la fraga, la cubierta vegetal que cubría Galicia hace algunos millones de años, se ve acrecentada por las ruinas de algunos molinos y presas, por viejas torres defensivas y por el monasterio de Caaveiro.

Estos 80 kilómetros de biodiversidad en las riberas del Eume fueron declarados parque natural en 1997.

Costa da Morte y el cementerio de los Ingleses . A Coruña

El 10 de noviembre 1887 el buque inglés Serpentnaufragó en las traicioneras aguas de la Costa da Morte.

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Murieron 186 personas y solo tres salvaron la vida. Liderados por el párroco, los vecinos de la zona lograron recuperar los cadáveres y los enterraron en un sencillo cementerio que levantaron para la ocasión.

Es el cementerio de los Ingleses, en Camariñas, un lugar sencillo y hasta quizá algo abandonado, pero que puede servir de excusa e inicio de una ruta por la famosa Costa da Morte hasta el cabo Vilán y luego seguir a Laxe y Malpica.

cementerio de los ingleses

El visitante encontrará a su paso acantilados, aguas que rugen, vientos que azotan las piedras, historias de naufragios, paisajes de ensueño.

Esta Galicia marinera está acostumbrada a vivir cara a cara con un mar bravo y traidor.

Acantilado de Vixía de Herbeira . A Coruña

Galicia está repleta de acantilados, sin embargo, ninguno resulta tan espectacular y atrayente como esta enorme pared negra que se eleva a 612 metros de altura sobre las aguas del Atlántico, en el cabo Ortegal, en el límite del municipio coruñés de Cariño.

acantilado de vixia de herbeira

Además de ser uno de los acantilados más elevados de toda la costa atlántica europea, Vixía de Herbeira es también un lugar lleno de magia y misterio que ha atraído a fotógrafos y cineastas, entre ellos al director de cine Roman Polanski, quien filmó aquí parte de La muerte y la doncella.

Los romeros de San Andrés suelen acabar el viaje asomándose al vertiginoso panorama que Vixía de Herbeira ofrece sobre las encrespadas aguas de la Costa da Morte.

Sobrado dos Monxes . A Coruña

Las torres del monasterio cisterciense de Santa María de Sobrado despuntan como mazorcas de piedra en la llanura gallega.

sobrado dos monxes

Santa María es otro de los grandes centros monásticos gallegos. Sus orígenes se remontan al siglo X, pero fue en 1142 cuando los monjes del Císter se hicieron cargo del recinto, favorecidos por los deseos de repoblación de los reyes cristianos.

Desde entonces, Santa María de Sobrado ha estado ocupado por estos monjes austeros de túnica blanca, seguidores de la regla de san Benito, con un paréntesis de 120 años (de 1834 a 1954), cuando tras la Desamortización de Mendizábal fueron obligados a abandonar el monasterio.

El nuevo propietario lo usó como cantera, lo que llevó a su completa ruina.

A principios de la década de 1960, monjes de la abadía de Cóbreces (Cantabria) empezaron las obras de reconstrucción.

Cementerios góticos de Terra Chá .Lugo

Hay cementerios en los que uno se quedaría a pasar un buen rato. Es el caso de los camposantos neogóticos de Goiriz y San Xoan de Alba, en la Terra Chá lucense, con sus pináculos de filigrana formando un conjunto casi fantasmagórico.

cementerios goticos de terra cha

Ambos cementerios están anexos a sendas iglesias rurales por las que pasa el Camino de Santiago del Norte.

La de Santiago de Goiriz fue construida en el siglo XVI, aunque reformada en el XVIII. La iglesia de San Xoan, una pequeña aldea entre Vilalba y Baamonde, es otro excelente ejemplo de la arquitectura rural religiosa lucense.

Las oscuras piedras de granito comidas por el verdín de la humedad forman parte de este paisaje.

Monasterio de San Julián de Samos . Lugo

Este centro monástico es otro de los faros que irradiaron cultura y civilización en tierras gallegas desde la más temprana Edad Media. Fue fundado en el siglo VI y mantiene algunos restos del primitivo edificio mozárabe.

El actual, mezcla de estilos renacentista y barroco, se articula en torno a dos claustros, el de las Nereidas, donde está el refectorio y la que fue una rica biblioteca (la Desamortización y un incendio acabaron con ella), y el de Feijoo, dedicado al escritor y humanista gallego Benito Feijoo, que ingresó en Samos en 1690.

monasterio de samos

Este es el claustro más grande de España, con 60 metros de lado; fue construido entre 1685 y 1689 en estilo herreriano.

Samos fue siempre paso del Camino de Santiago Francés y ha dado cobijo a los peregrinos a Compostela desde hace siglos. Hoy sigue cumpliendo esa función con un albergue en el propio recinto.

Playa de las Catedrales .Lugo

As Catedrais, como se dice en gallego, es una extensión de arena blanca de donde emergen grandes formaciones geológicas que modelan unas arcadas, cavernas, pasillos y espacios cerrados. Para disfrutar al cien por cien de este laberinto de roca hay que acercarse cuando la marea está baja.

as catedrais

Entonces es el mejor momento para pasear bajo estos inmensos túneles esculpidos por las agitadas aguas del mar Cantábrico en los acantilados de la Mariña lucense, entre Foz y Ribadeo.

as catedrais2

Es un hecho habitual encontrarse con autobuses cargados de excursionistas que se acercan hasta esta obra maestra del mar para pasear y de paso mojar sus pies en aguas sagradas. Es parte de su leyenda y hay que cumplir con el ritual.

Dispone de merendero, duchas y un restaurante donde comer, cenar o refugiarse los días de lluvia.

Ría del Eo .Lugo · Asturias

El gran puente de la autopista la ha partido con una cicatriz de cemento pero aun así la ría del Eo, frontera entre Asturias y Galicia, sigue siendo un soberbio espacio abierto donde la naturaleza cantábrica muestra su fuerza y su poder.

ria del eo

Por las tardes una luz dorada envuelve , la ría que se convierte en un escenario de ensueño, salpicado por los barquitos de vela como peces minúsculos sobre la superficie del agua.

Los montes de verdes prados orlan el cauce. Del lado asturiano, se encuentra Castropol, que vista desde el puente es una mancha blanca reluciente sobre la que despunta el campanario de la iglesia.

Del lago gallego, se encuentra Ribadeo. Su barrio pesquero, en franca decadencia, muestra aún la verdadera topografía urbana de la Galicia rural y marítima.

Baiona. Pontevedra

Esta localidad es célebre por su hermoso puerto, por su casco antiguo empedrado y por la silueta del castillo, el icono de la ciudad, reconvertido en parador de turismo.

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Baiona fue marinera y a la vez noble. Sus calles porticadas guardan reminiscencias judías, mientras que el enorme recinto amurallado del castillo de los Condes de Gondomar vigila la bocana de una ría circular que cobija las playas más distinguidas de la zona, como playa América y Panxón, con las islas Cíes como fondo del paisaje.

 pinta

Para mitómanos: Baiona fue el primer lugar de Europa que tuvo noticia del descubrimiento de América, ya que a este punto perdido de Galicia arribó, en 1493, una de las célebres carabelas de la expedición de Cristóbal Colón, La Pinta, con la noticia de la llegada al Nuevo Mundo.

Playa de A Lanzada .Pontevedra

La de A Lanzada es una de las playas más grandes y conocidas de Galicia. Está en una punta de tierra que mira al Atlántico, entre Sanxenxo y O Grove.

Su gran tamaño permite que, pese a su fama, haya hueco para todos incluso en verano. En uno de sus extremos se levantan todavía los restos del castillo de A Lanzada, ordenado construir en el siglo X por el obispo Sinando para proteger su diócesis de los ataques de barcos normandos.

playa de a lanzada

La playa tiene dos kilómetros y medio de largo y forma parte del Complejo Intermareal Umia-O Grove, una zona de especial protección, pues es utilizada por numerosas aves acuáticas migratorias para invernar y criar o como tránsito en su viaje.

En la víspera de San Juan recibe muchas visitas femeninas. Es creencia popular en Galicia que la mujer que se baña esa noche en la Lanzada quedará pronto embarazada.

Casco histórico de Pontevedra

Piedra y silencios. Cuando cae la noche, las calles peatonales de la vieja Pontevedra parecen perfectas para un relato costumbrista de Valle-Inclán.

Pontevedra es hija de la planificación romana del territorio y nació en torno al Pontus Veteri sobre el río Lérez, en el que convergían tres calzadas empedradas.

casco historico de pontevedra

Su casco antiguo es un entramado de deliciosas calles talladas en granito a las que el verdín de la lluvia cubre con una pátina de añoranza.

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Hay escenarios perfectos para el paseo y la tertulia amigable, como la Alameda, los soportales de la praza da Ferrería o las intimidades de la praza das Cinco Ruas, donde vivió el autor de El ruedo ibérico.

En el Museo de Pontevedra puede hacerse un recorrido virtual por toda la intensa vida de esta capital gallega.

Tui . Pontevedra

Vigilante en estas tierras fértiles del Miño y enfrentada siempre a su vecina portuguesa, Valença, Tui fue una ciudad amurallada y de intensa vida fronteriza dada su vecindad con el reino portugués.

Algunas de sus casas de piedra están relucientes, y otras muchas recubiertas de un musgo añejo que delata su edad. Tui ha sido sede episcopal desde el siglo V.

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No es extraño, por tanto, que entre tantas iglesias sobresalga la catedral, un templo con apariencia de fortaleza cuya construcción empezó en 1120 durante el reinado de Alfonso IX.

Su claustro es una de las joyas del arte ojival gallego. Para pasear, lo mejor es dirigirse al decimonónico paseo de A Corredoria, con sus casas rebosantes de galerías acristaladas pintadas en color blanco.

Combarro .Pontevedra

Si hubiera que elegir un pueblo como referencia arquitectónica de las Rías Baixas, sería Combarro.

En torno a la rúa del Mar, calle principal de la localidad, se suceden docenas de hórreos y cruceiros que miran a la ría, algunos construidos sobre la roca viva.

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Una concentración difícil de ver en otra parte de la comunidad antónoma de Galicia y que mereció la declaración de conjunto históricoartístico.

El paseo está repleto de tabernas donde mejillones, navajas y berberechos y demás deliciosos productos del mar saben a gloria.

Cerca, en dirección a la capital provincial, Pontevedra, queda el monasterio de San Xoan de Poio, con un hermoso claustro renacentista (el claustro de las Procesiones) y un delicioso entorno de mar.

Vigo

Tras la imagen de una ciudad grande, industrial y portuaria se esconde una de las urbes más vibrantes y dinámicas de Galicia.

Vigo es una ciudad de excelente arquitectura burguesa, con bellos edificios eclécticos, influyentes galerías de arte —entre ellas el nuevo MARCO, el Museo de Arte Contemporáneo— y una vida nocturna que aún recuerda cuando fue, junto con Madrid, capital de la movida de los 80.

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Su origen se localiza en un pequeño asentamiento prerromano que aún puede verse en las laderas de O Castro.

Pero Vigo es sobre todo el mar, al que debe su historia, su riqueza y su fisonomía. Las calles del casco viejo traen aún añoranzas de aquella villa marinera que fue. En el mercado de la Piedra se venden cada día fresquísimas ostras a precio razonable.

Castro de Santa Tecla .Pontevedra

El río Miño entrega sus aguas al Atlántico en un estuario que hace frontera con Portugal. Este es un lugar estratégico y fértil: a las buenas tierras hay que unir la riqueza de la pesca marítima y fluvial.

No es de extrañar que justo en la punta de la desembocadura, en A Guarda, creciera uno de los más importantes castros galaicorromanos de los que tenemos constancia, el castro de Santa Tecla.

castro de santa tecla

Las excavaciones llevadas a cabo desde 1914 han dejado a la vista numerosas viviendas de planta circular u ovalada hechas con muros de piedra y techumbre de paja.

No tenían más vano que la puerta. El poblado estaba rodeado por una muralla. Se sabe que el monte de Santa Tecla estuvo habitado desde hace 2.000 años a.C. y sigue siendo la posición más privilegiada para contemplar el estuario del Miño, sus marismas y sus islas.

Ribadavia .Ourense

Calles estrechas y porticadas dan forma al barrio de la Magdalena. A ellas se asoman casas de apariencia muy antigua con rellanos y voladizos.

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Es la judería de Ribadavia, la más grande y mejor conservada de Galicia. En este barrio las familias judías encontraron acomodo y prosperaron comerciando con el vino de Ribeiro.

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Ribadavia tiene uno de los cascos urbanos más agradables y monumentales de Galicia. Hay iglesias románicas, casas blasonadas, calles pavimentadas en piedra, conventos, pazos y un llamativo castillo en ruinas, el de los Sarmiento, condes de Ribadavia.

En su interior se puede visitar una interesante necrópolis del siglo IX con enterramientos antropomórficos tallados en la piedra.

Monasterio de Oseira . Ourense

Oseira fue el primer monasterio del Císter en Galicia y el germen de la colonización y desarrollo de toda esta comarca orensana del concellode Cea.

Los orígenes de este enorme y monumental conjunto monástico se remontan al siglo XII y al que se le ha llamado «el Escorial gallego».

monasterio de oseira

Cuenta con una fascinante iglesia románica, tres claustros y una vistosa sala capitular. Dicen que el pulpo llegó al interior de la provincia de Ourense gracias a los monjes de Oseira, quienes cobraban los diezmos a sus feligreses del puerto de Marín en este delicioso producto del mar.

Lo cierto es que una de las Festa do Pulpo más famosas del mundo se celebra en el cercano municipio de O Carballiño.

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