Urola Kosta

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Getaria - Urola Kosta

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Urola Kosta

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Zumaia, Getaria, Zarautz, Aia y Orio, cada una con su propia personalidad, conforman el tramo más intenso y popular de la costa guipuzcoana. La comarca de Urola Kosta tiene en el parque natural de Pagoeta su contrapunto verde.

Entre las desembocaduras del río Urola en Zumaia y del Oria por Orio, Urola Kosta es una comarca intensa en la que cuesta destacar unos atractivos sobre otros. La recomendación sería más bien visitar sus cuatro localidades costeras y elegir la que nos llene más.

Puede que sea Zumaia, con sus dos museos y sus dos playas (la de Itzurun, entre acantilados, acaso sea la más hermosa del litoral guipuzoano). Quizás Getaria, cuna de un navegante, Elkano, y un modisto, Balenciaga, por el encanto de su puerto y el "ratón de Getaria". Seguramente será Zarautz, la gran población turística guipuzcoana, con la playa más extensa del territorio y muchas cosas que ver. O acaso sea Orio, con sus calles empinadas.

Mientras nos decidimos por uno u otro punto, o por todos, sólo queda disfrutar de un buen pescado a la parrilla regado con txakoli de Getaria, o cambiar los paisajes en azul por una inmersión en la naturaleza, en Pagoeta (Aia).

 

Getaria Con sabor a mar.

El marino Juan Sebastián Elkano y el modisto Cristóbal Balenciaga. El original txakoli y los asadores de pescado. Algo pasará para que una población tan pequeña como Getaria sea cuna de tantos estímulos.

El monte San Antón, conocido como el 'ratón de Getaria', se adentra en el mar y mantiene a resguardo un puerto del que ya en la Edad Media partían barcos a la caza de esa ballena que se quedó en el escudo de la villa. Un puerto que a lo largo de los siglos sería pesquero, mercante, de defensa y ahora también deportivo. Una villa tan marinera como Getaria, cuyas calles huelen a tentadores pescados asados a la parrilla, recibe a los visitantes con el monumento dedicado a un insigne marino. Juan Sebastián Elkano, nacido aquí, fue el primero en dar la vuelta al mundo. Otro getariarra ilustre, muy distinto, fue Cristóbal Balenciaga. El hombre que vistió a princesas y estrellas de cine es recordado con una exposición permanente, primer paso para un museo en construcción. El casco medieval está presidido por la iglesia de San Salvador, monumento nacional de alto valor artístico e histórico: en él se fundó en 1397 la Hermandad Guipuzcoana, germen del territorio histórico de Gipuzkoa. Tras callejear y pasear por el puerto, Getaria invita a elegir entre una de sus dos playas, Malkorbe y Gaztetape. O a recorrer los barrios rurales que la rodean, en los que abundan los viñedos con los que se elabora el txakoli, el vino blanco típico de Getaria.

Zumaia

Zumaia

Dos ríos, dos playas, dos museos artísticos,... Rodeada de un espectacular entorno natural, Zumaia ofrece el doble de emociones.

A lo largo de la desembocadura de los ríos Urola y Narrondo, Zumaia es una villa costera plena de encanto. Se puede callejear por su casco histórico, entre palacios y la monumental parroquia de San Pedro (atención al retablo de Juan de Antxieta). Pero el visitante pronto descubrirá que resulta difícil caminar por Zumaia sin llegar a un paisaje abierto y, seguramente, espectacular.

Orio

Orio

Con el azul de la ría y el mar al que se asoma y el amarillo de su playa y su equipo de remo, Orio es una pequeña localidad en la que practicar deporte o degustar pescados.

En su origen, Orio era poco más que un enclave portuario de Donostia-San Sebastián, por cuya parroquia de San Nicolás de Bari pasaban los peregrinos del Camino de Santiago que elegían la ruta de la costa. Pero pronto se hizo independiente y se asentó como población pesquera.

Una localidad volcada hacia el agua como Orio debía desarrollar afición hacia el remo, que aquí es auténtica pasión. Si descubre todos los balcones llenos de banderas y pancartas amarillas, será indicativo de que está en plena temporada de regatas. El amarillo es el color de la trainera local.

Zarautz

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Su larga playa y su amplia oferta hostelera y de servicios hacen de Zarautz un pueblo ideal para pasar el verano... u otra época del año.

Zarautz conserva algo del carácter marinero de aquella villa medieval dedicada a la pesca de ballenas -un cetáceo, un castillo y un león aparecen en su escudo-. Zarautz guarda mucho del esplendor turístico que en el siglo XIX le convirtió en punto de referencia para la aristocracia. La reina Isabel II veraneó aquí.

Zarautz es hoy, con permiso de Donostia-San Sebastián, la localidad más turística de un territorio, el de Gipuzkoa, en el que el turismo no está masificado. Son muchos los visitantes que de forma esporádica o asidua se unen a los propios zarauztarras en el disfrute de un pueblo amable, con una destacada oferta gastronómica, un campo de golf y, sobre todo, la playa.

Aizarnazabal

Aizarnazabal

Tras ser motivo de disputas entre Zumaia y Zestoa a lo largo de muchos años por hacerse con su dominio, Aizarnazabal logró constituirse como ayuntamiento independiente en 1861.

La ermita de San Cristóbal es una de las edificaciones más características de la localidad. Su origen se remonta al siglo XV, hecho que se puede leer en las características de su portada, de acceso en arco apuntado con dovelas de piedra arenisca. Una imagen curiosa de San Cristóbal llevando a Jesús sobre los hombros preside la ermita. Al llegar el 10 de julio, los vecinos de Aizarnazabal celebran el día de San Cristóbal acudiendo en procesión hasta allí.

El núcleo urbano de la localidad se erige la iglesia parroquial de San Miguel, edificada en el siglo XVI y restaurada posteriormente en el siglo XVII. El interior está formado por dos capillas laterales y sus muros son de piedra de sillería. Otro de los elementos a destacar es el retablo barroco con una custodia de plata del siglo XVI.

Los romanos también dejaron su estela en Aizarnazabal y prueba de ello es el puente sito cerca del barrio Etxabe. Es el único en Gipuzkoa que dibuja seis ojos en su estructura, rasgo que lo convierte en característico. Cabe destacar que, antiguamente, era el único camino que existía para acceder desde Zestoa a algunos caseríos de Aizarnazabal.

Aia

Aia

Integrada en una comarca, la de Urola Kosta, que mira hacia el mar, Aia, como entrada al Parque Natural de Pagoeta, pone el contrapunto verde a poblaciones como Orio y Zarautz.

"No hay problemas municipales en Aya", titulaba un periódico local en los años 60 un reportaje dedicado al pueblo. Trataba de expresar así la tranquilidad que caracterizaba y caracteriza esta sucesión de sólidos caseríos, suaves montes, pequeños núcleos de población y viejas ermitas que significa Aia.

Es Aia puerta de acceso al Parque Natural de Pagoeta, calificado como tal en 1982 por la Diputación Foral de Gipuzkoa. Además de sus valores naturalísticos y paisajísticos, el parque forestal situado en torno al monte Pagoeta destaca por su recuperación del patrimonio pre-industrial. Junto a varios molinos hidráulicos, ha vuelto a poner en funcionamiento una vieja ferrería, la de Agorregi. El caserío Iturrarán, del siglo XIV, ha sido convertido en Centro de Interpretación e Información del Parque. Le rodea un jardín botánico.

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