La fachada lateral de la iglesia da al lado de la
Rambla. En su interior encontramos una única nave,
espaciosa, con capillas laterales: es la tradicional
del gótico catalán. Antes de 1936 estaba decorada
con marqueterías de mármoles de colores y estucados
italianos bruñidos al fuego, un retablo y unas grandes
celosías en las tribunas, enriquecidas con figuras
de talla policromada y dorada; las bóvedas estaban
pintadas usando diversas tonalidades de gris. Todo
ello quedó destruido por el incendio que se originó
el año 1936. La estructura del templo también quedó
afectada, pero la iglesia ha sido reconstruida siguiendo
su forma original. Actualmente esta iglesia dispone
de una sala para exposiciones.
Antes de llegar a la iglesia de Betlem y en el lado
izquierdo de la Rambla, la calle Canuda nos lleva
hasta la plaza de la Vila de Madrid, en la que encontramos
un jardín en un plano inferior de terreno, donde podemos
visitar una necrópolis romana, puesta al descubierto
por una bomba de la Guerra Civil (1936).
Al lado izquierdo de la Rambla, esquina con la calle
Portaferrissa, encontramos el palacio Moja, conocido
también como palacio del Marqués de Comillas, título
que le fue concedido a su último propietario, Antonio
López i López, creador de la Compañía Transatlántica,
del Banco Hispano Colonial y de la Compañía General
de Tabacos de Filipinas. Cuando en el año 1702 Pere
de Cartellà construyó este edificio, las murallas
de la Rambla aún se conservaban, y este palacio, que
estaba adosado a ellas, fue uno de los primeros edificios
que obtuvo autorización para poder abrir ventanas.
La fachada de la Rambla fue modificada en el año 1934,
y se abrieron entonces los pórticos de la planta baja
para ensanchar la acera. Desde 1981 acoge dependencias
de la Conselleria de Cultura de la Generalitat de
Catalunya; en el piso superior se conserva la habitación
de Mossèn Cinto Verdaguer, tal como era cuando trabajaba
como limosnero del marqués de Comillas, bajo el mecenazgo
del cual escribió el gran poema L'Atlàntida.
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